Notas de Opinión

Trump ahora se compara a sí mismo con Richard Nixon

Por Peter Baker (Especial para New York Times). - El presidente Donald Trump dijo el mes pasado que había "aprendido mucho de Richard Nixon", y muchas personas interpretaron su respuesta de mano dura a las protestas de los últimos días como un homenaje mediocre a la campaña de 1968. La cuenta de Twitter del presidente se ha llenado de frases famosas del repertorio de Nixon como "Ley y Orden" e incluso "Mayoría Silenciosa".

Pero, en cualquier caso, parece que Trump camina más bien por el sendero político que recorrió ese año George Wallace, el ex gobernador segregacionista de Alabama que contendió como candidato de un tercer partido a la derecha de Nixon. Aunque no comparte las posturas extremas de Wallace, el actual primer mandatario estadounidense promueve con fuerza una plataforma combativa a favor de la policía y en contra de las protestas, que apela a los disgustados por los disturbios en las calles.

Las diatribas de Trump acerca de "dispararles" a los saqueadores, su denuncia belicosa de "malhechores" y "terroristas", sus amenazas de desatar a "perros salvajes" y "armas peligrosas" y su promesa de desplegar a los soldados para que controlen las calles, evocan el discurso incendiario de Wallace más que el de Nixon durante aquel año. Trump no ha dado muchas muestras de empatía con los objetivos de los manifestantes pacíficos contra la injusticia racial y, en cambio, ha destacado los saqueos y la violencia esporádicos e incluso ha pretendido deslegitimar a las víctimas de la brutalidad policial.

Desde la seguridad de su amurallada Casa Blanca, retuiteó la publicación de un analista que dice "me repugna" sugerir que George Floyd, el hombre negro que murió hace dos semanas bajo la rodilla de un policía blanco en Mineápolis provocando manifestaciones en todo el mundo, sea considerado un mártir. Y el martes, le dio difusión a una teoría de conspiración transmitida por una radiodifusora que ha hecho trabajo independiente para una unidad de propaganda rusa que insinuó, sin sustento alguno, que la agresión de un policía hacia un manifestante desarmado en Búfalo de alguna manera fue un montaje.

Ese tipo de enfoque va mucho más allá de la campaña de 1968, cuando, de hecho, Nixon estaba en medio de Wallace, a la derecha, y el vicepresidente Hubert Humphrey, el candidato demócrata, a la izquierda. Aunque Nixon se pronunciaba mucho a favor de la ley y el orden, también abogaba por los derechos civiles y predicaba la necesidad de unión con el lema de su campaña "Trabajemos juntos".

Aunque condenaba los disturbios y a los estudiantes que se manifestaban, marchó en el funeral de Martin Luther King Jr. y sermoneaba a la población suburbana sobre la obligación de ayudar a los desposeídos.

"Nixon, un estratega político en verdad astuto, creía que el camino a la victoria era mediante los suburbios, donde la retórica burda y a menudo violenta de Wallace alejaba a los republicanos moderados", señaló Dan T. Carter, profesor emérito de la Universidad de Carolina del Sur y biógrafo de Wallace.

"Buscaba equilibrar cuidadosamente su retórica entre apoyar la ley y el orden y condenar las manifestaciones violentas y los disturbios, mientras expresaba preocupación por las condiciones de los afroestadounidenses y respaldaba las manifestaciones pacíficas", agregó Carter.

Las lecciones de 1968 se han convertido en el centro de un gran debate desde que el asesinato de George Floyd provocó una dolorosa conversación sobre la raza en Estados Unidos, que muchas personas han comparado con ese año traumático de hace medio siglo.

De manera muy similar a ese entonces, hay una campaña presidencial en medio de la conmoción racial y la rabia en las calles, exacerbadas en este caso por una pandemia y un derrumbe económico globales, no por los asesinatos de gran repercusión mediática y la guerra de Vietnam cada vez más impopular que en ese año contribuyeron a la sensación de desmoronamiento nacional.

Trump, a diferencia de Nixon, no estaba contendiendo como titular sino como el ex vicepresidente de un gobierno anterior encabezado por el presidente Dwight Eisenhower, que había aprobado una ley sobre los derechos civiles e impuesto el fin de la segregación en las escuelas del sur.

Pero los disturbios que siguieron al asesinato de Luther King, el alboroto del movimiento contra la guerra y la violencia en la convención de los demócratas generaron una sensación de inquietud en el país que Nixon quiso aprovechar.

"La ley y el orden fue el tema nacional más importante durante la campaña, incluso más que Vietnam en la mayoría de las encuestas antes de noviembre", afirmó Luke A. Nichter, historiador de la Universidad de Texas A&M, quien junto con Douglas Brinkley ha publicado dos libros sobre las conversaciones grabadas de Nixon.

"Ni siquiera un candidato para perrero de condado podía contender en 1968 sin tener una postura al respecto. Incluso Hubert Humphrey estaba hablando de la ley y el orden hacia el final de la campaña", se recuerda.

Patrick J. Buchanan, quien luego se convirtió en un columnista famoso, comentarista de televisión y candidato a la presidencia en tres ocasiones, escribió la mayor parte de las declaraciones de Nixon sobre la ley y el orden durante la campaña de 1968, y dijo que ninguna de ellas fue demasiado controvertida en ese momento.

En el que quizás fue su anuncio más famoso, Nixon mostró imágenes de manifestantes gritando y quemando edificios mientras declaraba: "Así que les prometo que tendremos orden en Estados Unidos".

Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web