Notas de Opinión

Un tembladeral

Aunque el tiempo vaya consumiéndose vertiginosamente, dando la sensación que la muerte del fiscal Nisman ocurrió mucho más de las siete semanas que se cumplen justamente este domingo, igualmente el caso que significó un verdadero tembladeral institucional, judicial y político del cual todavía no se vislumbra una salida, continúa sumando nuevos elementos y muchos de ellos muy significativos. Es que después del virulento discurso de la presidenta Fernández ante la asamblea legislativa el domingo pasado -donde el apasionamiento del final le hizo olvidar dejar inaugurado el ciclo de sesiones ordinarias-, y la fuerte respuesta que el martes dio el presidente de la Corte Suprema, el rafaelino Lorenzetti, en ocasión de la apertura del año judicial, se suponía que se mantendrían como las dos instancias de mayor relieve.

En realidad lo fueron, pues difícilmente pueda plantearse desde lo institucional un roce de esta naturaleza entre los titulares de dos poderes, dejando en claro que la confrontación entre el gobierno y la justicia ocupará la agenda estos meses por venir, aunque aquí nunca se sabe, siempre está latente la posibilidad de un nuevo conflicto. Sin embargo, aún con el relieve de lo referido, en lo judicial se produjeron dos cimbronazos que pasaron a ocupar el centro de la escena. Que no fueron inesperados, pero que en cambio aportaron elementos muy fuertes para las dos causas, tanto la investigación de la muerte de Nisman como la denuncia que este elaboró pero que al no poder llevar adelante fue sucedido por el fiscal Pollicita, respecto a la imputación de la Presidenta y el Canciller por el encubrimiento de los iraníes en el atentado de la AMIA.

El domingo pasado titulamos esta columna "Justicia veloz", aludiendo al fallo del juez Rafecas quien en sólo 13 días había desestimado la investigación de la denuncia sobre encubrimiento, sin tomar ninguna de las más de 40 medidas de prueba reclamadas, ni tampoco considerando las escuchas telefónicas. Dicen que para escucharlas completas demandaría 41 días continuos, sin ninguna otra clase de actividad, por cierto imposible de cumplir. Rafecas aceleró todo el trámite, yendo lisa y llanamente a la eliminación, según se dice, al mejor estilo Oyarbide cuando se tocan intereses del gobierno.

Justamente en su pedido de apelación -que ahora deberá resolver la Cámara Federal Sala I- Pollicita, entre otras cuestiones que considera bastante extrañas, hace mención justamente a la velocidad con la cual procedió Rafecas, además de aludir que por el solo hecho de argumentar exactamente todo lo contrario que en el escrito de Nisman lo convierte en un episodio investigable. Llama también la atención los elogios que formula el juez hacia el gobierno, y en especial a la presidenta,  llegando a una personalización bastante llamativa, sin olvidar que en uno de los puntos escritos se reclama la "habilitación de la feria judicial", cuando en realidad la misma había concluido el 31 de enero. No por esa razón habría que suponer entonces que el escrito no fue elaborado por el juez, tal como se argumentó sobre la denuncia de Nisman.

En cuanto a la otra causa, el informe que difundió la jueza Arroyo Salgado sobre las conclusiones que hicieron sus propios peritos, tuvieron el efecto de un misil para todos aquellos que estaban tratando de consolidar que se trataba de un suicidio, y que además buscaban instalar el mayor desprestigio, profesional y personal, del fiscal desaparecido. El resultado de estas pericias, a cargo de profesionales reconocidos, fue contundente: Nisman fue asesinado. Y con otros agregados, como que el cuerpo de la víctima fue movido y que el procedimiento adoleció de serias deficiencias.

La fiscal Fein, a cargo de una investigación que hasta ahora recibió más cuestionamientos que respaldos, prestamente ensayó defenderse recordando que ella había manifestado que no podía dar garantías de la preservación del escenario del crimen en las 3 horas previas a su llegada al lugar, que ocurrió a la 1:20 de la madrugada de ese lunes 19 de enero. Lo cual, tal vez sirva para explicar el porqué no había huellas dactilares en la pistola Bersa hallada al lado del cuerpo de Nisman, sencillamente porque pudo haber sido limpiada.

Mientras todo esto sigue sumando capítulos y las confrontaciones suben de tono, al compás de la cercanía de las elecciones, la economía da repetidas señales del tembladeral en que se encuentra, con una recesión de más de un año y una inflación que aunque experimentó un leve repliegue sigue siendo muy alta. Kicillof, el responsable, recibe elogios de la Presidenta, en tanto que otros le adjudican una suma de fracasos. Como vemos, en todos los ámbitos las dos Argentina, cuya convivencia se torna cada vez más tensa.

Autor: Roberto Actis

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