Los trabajadores de la fábrica de cosechadoras Vassalli, ubicada en la localidad santafesina de Firmat, llevan a cabo jornadas de protesta para reclamar por el pago de los salarios y aguinaldo. Según se conoció, los 280 empleados no han cobrado julio y parte de junio.
La medida de fuerza contempló por estas horas cortes de rutas intermitentes y protestas frente a la planta fabril. En principio, el lunes habrá una audiencia en Rosario con el Ministerio de Trabajo de la provincia de Santa Fe, para intentar destrabar la situación.
Diego Romero, de la UOM Firmat explicó que “hubo una asamblea y los patrones ofrecieron $300.000 para la semana que viene. La gente tiene hambre ya”. Según trascendió, la situación empezó a dificultarse en septiembre de 2024, cuando la empresa comenzó a pagar los sueldos en cuotas. Hace dos meses y medio, dejó de hacerlo.
Desde Vassalli, y siempre contemplando la versión de la parte trabajadora, aparentemente explicaron que deben terminar algunas cosechadoras que están produciendo para poder juntar dinero y hacer frente a los salarios adeudados.
UN “TANQUE” QUE CAMBIÓ DE DUEÑOS
Fundada en 1949 por Roque Vassalli, la compañía fue emblema nacional de la maquinaria agrícola con sus marcas Don Roque y Vassalli. En su mejor época llegó a producir más de 1.000 cosechadoras anuales, pero desde hace más de una década atraviesa un proceso de reestructuración que incluyó cierres, reaperturas y sucesivos cambios de propietarios.
En 2020 pasó a manos de Esteban Eskenazi, hijo mayor de Enrique, titular del Grupo Petersen, y Matías Carballo, quienes administraron la firma a través de un fideicomiso. Si bien lograron recomponer parcialmente la producción, la crisis macroeconómica y la sequía de 2023 los llevaron a ponerla en venta.
En enero de 2024, el control pasó a Eduardo Marsó, empresario entrerriano, exdueño de la avícola Las Camelias y actual titular de la metalúrgica Albace, proveedora de equipos para frigoríficos e insumos petroleros. La operación se cerró por unos u$s8 millones, con un pago inicial inferior al 10% y el resto a cinco años. Marsó había anunciado una inversión inicial de u$s4 millones para reactivar la planta y “devolverle protagonismo” en el mercado local.