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Vecinalismo a la rafaelina

RAFAEL BARREIRO. Actual presidente de la Federación de Entidades Vecinales.
Crédito: FOTO ARCHIVO

Por Rafael Barreiro *

Periódicamente, el Vecinalismo nos entrega situaciones polémicas que parecen aisladas pero que deben ser analizadas con perspectiva para comprenderlas cabalmente. Las dificultades se prolongan en el tiempo, y no debemos permitir que sean estructurales. Para entender lo que ocurre, hay que hacer un poco de historia y reflexionar objetivamente.

Corría el año 2022 y la Federación de Vecinales funcionaba con muy poca actividad. La conducción de Javier Grande delegó directamente en el Municipio los últimos meses de actividad y el control de las elecciones de una nueva Comisión Directiva. Después de algunas postergaciones se celebró la Asamblea Eleccionaria en el Salón Verde del Palacio Municipal el 18 de abril. Fue larga y tumultuosa, hubo una sola lista presentada pero un grupo de vecinalistas encabezado por Quique Méndez, quien aspiraba a ser Presidente, rechazó la elección y finalmente se retiró. Todo quedó registrado en las crónicas periodísticas, por ejemplo de LT28 Radio Rafaela, en donde no faltaron términos como “fulero, fulero lo que fue la noche de hoy”, “noche complicada”, “pasaron un muy mal momento”, y “bueno, esto es así” (SIC). Todo se escuchó de boca de periodistas y autoridades electas.

También se lee en las crónicas de la época (ej. Rafaela Noticias 5/1/22 ): “Lo que se intentó hacer con esta modificación aprobada por el Concejo fue que la política partidaria no "meta la cola" y desvirtúe el sentido de las votaciones barriales”. Pero claro está, que no hay que pecar de ingenuo, siempre el Departamento Ejecutivo Municipal intentó proponer candidatos a presidentes cercanos y la oposición hizo lo mismo cada vez que pudo.

Hay que ver, con el correr de los meses, si esto de "despolitizar" la elección barrial funciona como se esperaba. “Más allá de los esfuerzos posteriores de la Comisión Directiva elegida democrática y correctamente, el quiebre en el vecinalismo nunca se superó. “No nos representan” adujo un gran grupo de dirigentes vecinales. Y Valeria Gutiérrez, legítima Presidente de la Federación y muy respetada en su propio barrio no pudo terminar su mandato. Quedaron para la anécdota los enfrentamientos de Valeria con funcionarios del gobierno y concejales como Vanesa Macagno y Lisandro Mársico por discordancia de opiniones, y las reuniones de Comisión Directiva en soledad porque el grueso no concurría. Valeria, Carlos Alvarez, Marisa Botto y quien escribe.

Todo terminó antes de tiempo en una confusa situación que el gobierno del intendente Viotti calificó de acefalía, y se convocó a elecciones de nueva Comisión Directiva de la Federación de Entidades Vecinales (FEV) para el 19 de mayo de 2024. En esa ocasión el problema fue más complejo: había cinco candidaturas pero posibilidades matemáticas de formar sólo dos.

Muy trabajosamente el número bajó a dos, pero uno -una- de los candidatos no pudo formar lista y apareció otra alternativa, la de Carlos Alvarez que proponía una sola lista de unidad. Daniel D’Eramo no aceptó formar una sola lista y se hizo la elección entre dos propuestas. Esta vez la Asamblea fue correcta, no hubo objeciones, concurrieron todos los barrios y el voto fue secreto, lo que garantizaba ausencia de presiones. Pero otra vez, inmediatamente de conocido el resultado, la lista perdedora se abstuvo de aceptar el ofrecimiento de integrarse en minoría y declaró “No nos representan” .

Curiosa o sugestivamente, en la lista ganadora otra vez estaban Carlos Alvarez, Rafael Barreiro, Valeria Gutiérrez y Miguel Gómez, como en la lista ganadora del 2022, y en la oposición que rechazaba la elección, Quique Méndez, que integraba la lista de Daniel D´Eramo.

Mientras los perdedores acusaban a los ganadores encabezados por Alvarez de ser la lista “oficialista”, el gobierno por lo bajo acusaba a la lista perdedora encabezada por D´Eramo de “opositores peronistas”. Por su parte la lista ganadora de Álvarez presentaba una plataforma electoral que aún hoy respeta, y que a poco de andar los convirtió en “traidores” a los ojos del gobierno. Un desquicio. Pero en resumen, otra vez un vecinalismo profundamente dividido que objeta personas y no habla ni discute de proyectos.

Carlos Álvarez acaba de renunciar. Tercer presidente que no termina su mandato. ¿Ahora, cómo se explican estas divisiones irreconciliables? Tomo el ejemplo del gobierno nacional que habla de un sector de la vida política del país al que llama “la casta”, que se resiste por conveniencias personales a los cambios necesarios. Creo que lingüísticamente no es una acepción correcta. Una casta es un sistema de estratificación social en el que la pertenencia a un grupo se determina por nacimiento y es rígida, con poca o ninguna movilidad social. Las castas se caracterizan por la endogamia (matrimonios o alianzas dentro del grupo) y la ocupación de roles sociales específicos, a menudo transmitidos de unos a otros protagonistas basándose en diversos factores como la raza, la religión, la etnia o el origen social. Aún así, la idea se entiende.

Pero es más apropiado hablar de “Establishment”. ¿Qué es eso, y qué tiene que ver con el vecinalismo? Establishment es un término que popularizó en los años cincuenta un periodista que se llamaba Henry Fairlie. Es inglés, y en español significa “establecimiento”. Establecimiento es el resultado de la acción de establecer, y lo establecido es algo que ha sido fijado, reconocido, aceptado por un período prolongado y muchas veces se convierte en costumbre. Crea una sensación de orden, permanencia, reconocimiento. “Una regla establecida”, por ejemplo. Por analogía, en sociología y ciencias políticas el término "establishment" describe a un grupo dominante que controla con distintos métodos y acciones una organización, o una institución, y ejerce todo el control sociopolítico.

Es un error querer entender al vecinalismo en Rafaela como un grupo de Asociaciones Vecinales conducidas por vecinos que se relacionan tomando como guía las ordenanzas correspondientes, en todo y especialmente en normas de convivencia y objetivos. Altruista, y en beneficio de los vecinos y la comunidad. ¿Qué es lo que en realidad ocurre?

El vecinalismo degeneró con el tiempo y muchas veces es un sector de poder, un grupo de opinión política. Actúan como un establishment que está formado por parte de la política partidaria, algunos punteros políticos y algunos vecinalistas que se benefician de la situación en forma personal. Sueldo para sí mismos o para sus familias en el Estado municipal, compras a proveedores, beneficios políticos de cargos o influencias...

En muchas vecinales, con la mejor intención y sin participar de estas especulaciones, los vecinalistas son arrastrados a tener que convivir con esto. Callarse y recibir lo poco que les den para su función social, su gente, su barrio. Otros -cada vez más- se cansan y renuncian. Y las comisiones no funcionan o funcionan como pueden con muy pocos miembros activos.

El “establishment vecinal”, así entendido, controla enormes cantidades de dinero, recursos humanos e influencia política. Pero ahora aparece en el vecinalismo una iniciativa del, para y por el vecinalismo que es esta conducción de Federación de Vecinales. Y Vecinales que apoyaron y apoyan en silencio para no sufrir consecuencias. El establishment ve amenazado su negocio, sus privilegios, “su orden establecido”, y ataca a la Federación de Vecinales.

Por eso el ataque viene a la vez desde la política, desde parte del gobierno, desde algunos vecinalistas y desde algún periodismo -minoritario- que depende de la pauta o es propiedad del poder.

Y está apurado por anular a Federación porque se queda sin tiempo: en pocos meses el Concejo Municipal cambia y los distintos bloques políticos pueden producir cambios beneficiosos para el vecinalismo verdadero y perjudiciales a los intereses del establishment: manejo de partidas presupuestarias hecho público, equidad entre todas las vecinales sin importar color ni favores políticos, leyes (ordenanzas) modernas, actualizadas y en beneficio de la autonomía vecinal. Vecinalistas consejeros del Estado en cuanto a obras en los barrios, y verdaderos efectores de acción social en el territorio.

Una de las principales defensas del vecinalismo ante este ataque es la esperanza que el periodismo trate e investigue objetivamente todo esto. Y la más importante es que se respeten las ordenanzas, los reglamentos, la institucionalidad. No se deciden estas cosas desde cartas sin firma que en lugar de ideas y hechos combate a las personas e instituciones basándose en frases de libros de autoayuda.

“No nos representan” vuelve a decir el coro opositor, sin importar de qué se habla y en qué se trabaja. Se debe participar de la institución, reglamentariamente, creando un ambiente donde los vecinalistas puedan expresarse sin presiones, miedos ni intereses particulares. Es allí donde se pide explicaciones como corresponde a la Comisión Directiva, y se definen las conductas esperadas por la mayoría. Donde es esperable que las preocupaciones de los dirigentes sean las de los vecinos y no otras. Y apoyando al gobierno de turno para tratar de que haga las cosas bien, en beneficio de la gente. Respetando las ordenanzas y los objetivos declarados en ellas. y con un diálogo público de los vecinalistas y el gobierno, formal y constructivo.

“No nos representan” es la única excusa. Las vecinales sí que están representadas por la conducción de la Federación. Porque es una conducción legítima, aunque algunos dirigentes que no comprenden o no quieren comprender lo que es la representatividad en democracia lo nieguen. Igual que el Intendente nos representa, aunque en alguna elección más de dos de cada tres vecinos no lo voten. Es el gobierno legítimo. Igual que algunas comisiones vecinales que sólo presentaron 40 firmas de vecinos como aval: son representativas porque son legítimas. Si no nos gusta el Intendente, vamos a las urnas, no a destituirlo. Si no les gusta la Comisión Vecinal, los vecinos deben concurrir a la Vecinal a arreglarlo, no abandonar la Vecinal. Si no les gusta algo de Federación, los Vecinalistas deben concurrir a las reuniones de Federación, no conspirar desde los diarios y radios. Si el Gobierno no está conforme con la Federación, debe convocarla al diálogo y construir consensos con transparencia y publicidad, no intentar desconocerla o, peor todavía, intentar anularla si esas fueran sus intenciones.

La Comisión Directiva de la FEV recibió un mandato el día de la elección para hacer lo que había propuesto en su plataforma electoral, y es lo que ha hecho desde entonces. Y tiene la obligación de sostener la institucionalidad, y eso hará hasta que termine normalmente su mandato. Eso incluye llamar en consulta a las Vecinales como se ha hecho siempre, y estar atento a sus opiniones y exigencias. Lo hace todos los días de manera informal, y lo ha hecho por primera vez en la historia de la FEV de manera formal ocho veces desde el inicio de actividades. Y lo hará otra vez el día 8 de agosto. Y de todo eso existen las debidas constancias públicas documentadas.

Todo lo demás es ruido y operaciones políticas de este establishment alrededor del vecinalismo. Una costumbre lacra de las instituciones que debería dejar de hacer daño.

(*) Presidente de la Federación de Entidades Vecinales de Rafaela (FEV)

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