¡Nosotros, que hoy somos viejos, hemos crecido en un caldo de olores, melodías, nombres y colores que hicieron la Argentina de los años 50/60, el antes y el después...!
Cualquiera sea nuestra clase social, nuestro origen étnico y nuestras señas particulares, todos sabemos de qué se trata cuando mencionamos ciertas consignas: "Felipe (Luis Sandrini)... Mesié Canesú (Fidel Pintos)... El Ñato Desiderio (Mario Fortuna)... Tomás Simari el hombre de las mil voces... La Familia Rampullet... Tarzán... Fernando Ochoa... Jorge Lanza... Alfredo de Angelis... Alberto Margal... Argentino Ledesma... Abel Fleury y sus cincuenta guitarras..., los valses vieneses de Radio del Estado en la orquesta dirigida por Dajos Vela..., la lapicera con pluma cucharita..., La Revista Dislocada..., Los Chalchaleros..., Pinky... Fito Salinas..., El Negro Brizuela Méndez..., Mendy..., El circo de los niños con Ernesto Lerchundi..., Blackie..., El Gato Félix..., Doña Petrona..., Perón..., Labruna..., Gatica..., Prada..., Tucho Méndez..., Mario Boyé..., Ernesto Grillo..., el Glostora Tango Club..., Los Pérez García..., los rompeportones..., las figuritas Starosta..., el trompo de madera..., la pelota Pulpo..., las bolitas y bolones..., las chicas que juegan al elástico..., la licuadora IME..., la Remington..., la heladera Siam..., el Kaiser Carabela..., el carnet del abono del tren..., caja de ahorros..., el almirante Rojas..., Radio Carve de Montevideo..., el noticiero de Radio Colonia por Ariel Delgado..., los telegramas..., el cartero..., el mensajero..., la Gilerita..., el policía en la garita dirigiendo el tránsito..., Bidu-Cola..., el billar...
"Cada una de estas palabras nos trae imágenes de nuestra juventud. Claro, después tuvimos hijos a los que les ocultamos prolijamente todo lo que acontecía a nuestro alrededor, del mismo modo que nuestros abuelos o bisabuelos prefirieron no explicar qué tal se estaba en la tercera clase del barco que los trajo de Europa, y mucho menos por qué se vinieron. Ellos corrieron un denso manto de olvido sobre lo que pasaba en su patria.
Nosotros corrimos otro similar, disimulando las alternativas de nuestra época joven. Luego vinieron tres éxodos: el de 1976, en general de origen político, el de 1984, debido a la inflación, y el de 2001, causado por el corralito.
Sin darnos cuenta, hemos entrado en otro planeta. Perviven algunos hábitos de la prehistoria: por ejemplo, concurrir personalmente a una cancha de fútbol para mirar un partido, o aplaudir personalmente a figuras tan jurásicas como Eric Clapton! Tal vez todo eso desaparezca en el futuro, en la medida en que vayamos desapareciendo nosotros.Y nuestros hijos/as, sobrinos, ahijados/as, nietos etc, ya no sabrán qué significan ciertas palabras, ni provocará ninguna emoción en su espíritu la aparición de sonidos u olores: Cabral, soldado heroico..., la Marcha Aurora..., el himno a Sarmiento..., matinée, vermut y noche... Corrientes y Bouchard... los petiteros... la mokini... John Wayne... Odol Pregunta... las chatitas... los vaqueros Far West... los mocasines... los sweaters de Ban-lon... puntear y rasguear en la guitarra... el Pelente... el rotaprint... el mimeógrafo... el Gran Amadeo... el flaco Frondizi en su departamento de la calle Berutti... Hay que pasar el invierno... el gran viaje de Gato y Mancha... el Capitán Piluso... Carlitos Bala... Tato: vermut con papas fritas y good show, El muñeco maldito... ¡Ni hablemos de Jorge Newbery, el Coronel "Toro" Villegas o la Mistinguette! Somos prehistoria. Dinosaurios vivientes.
Sin embargo, les propongo reconfortarnos con una frase original:¡"Viejo es el viento y todavía sopla!".