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Deportes Lunes 23 de Junio de 2025

¿Cómo se tomó en el Mundo Boca el regreso de Miguel Ángel Russo? ¿Qué le depara el futuro al Xeneize?

Miguel Ángel Russo vuelve a Boca en un momento de tensión y expectativas cruzadas. Con un equipo que viene de temporadas irregulares y una dirigencia que apuesta a la experiencia en medio de un clima político cargado, su regreso no pasa des

Miguel Ángel Russo vuelve a Boca en un momento de tensión y expectativas cruzadas. Con un equipo que viene de temporadas irregulares y una dirigencia que apuesta a la experiencia en medio de un clima político cargado, su regreso no pasa desapercibido. La designación fue recibida con cierto alivio en buena parte del mundo Boca, que aún recuerda la última vez que Russo fue campeón de América con el club.

La figura del DT se inscribe en un contexto donde el hincha necesita certezas y noticias de Boca urgentemente. La economía golpea fuerte y el fútbol no escapa a ese clima. La vuelta de un técnico con pasado ganador responde también a esa necesidad de reencontrarse con una identidad que parece haberse diluido en los últimos años. El ciclo de Diego Martínez no alcanzó para consolidar un rumbo, y ahora todo queda en manos de un viejo conocido.

Mientras tanto, la reestructuración del plantel y la necesidad de resultados inmediatos agregan presión. Boca tiene por delante un calendario apretado y la obligación de pelear todos los frentes. La vara está alta, y la paciencia no es precisamente un bien abundante en Brandsen 805.

Un DT que dejó huella en el club

Miguel Ángel Russo ya fue campeón en Boca. Ganó la Copa Libertadores en 2007 y volvió a sumar títulos en su segunda etapa, con la Superliga 2019/20 y la Copa Diego Maradona 2020. Con tres títulos oficiales en su haber como técnico del Xeneize, su nombre quedó marcado en la historia reciente del club.

Su estilo sereno, su manejo sobrio de los conflictos internos y la capacidad de ordenar vestuarios complejos son cualidades que pesan en un club donde el vestuario muchas veces marca el pulso del ciclo. Además, su vínculo estrecho con Juan Román Riquelme, construido desde la época en que juntos ganaron la Copa Libertadores 2007, refuerza la lógica de su regreso. En un escenario donde el margen de error es mínimo, tener una relación fluida entre DT y Consejo de Fútbol resulta clave.

A diferencia de su salida en 2021, que estuvo marcada por la falta de resultados y tensiones internas, Russo vuelve ahora con un respaldo político mucho más sólido. Su consagración con Rosario Central en la Copa de la Liga 2023 fue una señal de que su método sigue vigente. Logró potenciar a un plantel modesto, fue competitivo durante todo el torneo y se impuso con autoridad en los momentos decisivos. Ese título, inesperado para muchos, lo volvió a posicionar como una figura relevante en el fútbol argentino y terminó de convencer a la dirigencia de Boca de que era el indicado para asumir este nuevo desafío.

 

La actualidad del plantel

Boca cuenta con jugadores de jerarquía, pero también con varios puntos de incertidumbre. Marcos Rojo, Edinson Cavani, Cristian Medina y Pol Fernández son nombres que conviven con rendimientos irregulares. A eso se le suma la necesidad de reforzar puestos clave como el lateral derecho y el volante central.

La dirigencia evalúa incorporar entre tres y cuatro jugadores. Entre los apuntados figuran un arquero suplente, un mediocampista de contención y un delantero por afuera. También se baraja la posibilidad de repatriar a futbolistas surgidos del club que militan en el exterior. En ese contexto, noticias de Boca sobre posibles llegadas o salidas circulan a diario, alimentando la expectativa del mercado.

 

Un calendario exigente y sin margen de error

El primer gran desafío de Russo será el inicio del Torneo Clausura, donde Boca debe mejorar el flojo rendimiento del Apertura. Quedó eliminado en cuartos de final y mostró fallas defensivas evidentes. Ahora deberá encontrar solidez y volumen de juego en muy poco tiempo.

Después llegará el turno de la Copa Argentina, donde el Xeneize enfrenta una llave compleja con equipos del ascenso envalentonados. Pero lo más esperado, sin duda, será su participación en el nuevo formato del Mundial de Clubes 2025, donde enfrentará a rivales como Benfica y Bayern Múnich. El debut está previsto para junio y será el primer torneo internacional de esta nueva etapa.

Boca integrará el Grupo C del Mundial de Clubes junto a:

Bayern Múnich (Alemania)

Benfica (Portugal)

Auckland City (Nueva Zelanda)

La participación en este torneo es una oportunidad histórica, pero también implica una exigencia extra para un plantel que viene golpeado en lo físico y lo anímico.

Lo que se espera del ciclo Russo

El objetivo está claro: Boca debe volver a competir con jerarquía y recuperar la mística. El hincha pide orden, identidad y títulos. Russo tendrá que equilibrar la presión de los resultados con la necesidad de reconstruir un equipo sólido. Su experiencia puede ser una ventaja, pero también estará bajo la lupa desde el primer partido.

La relación con Riquelme será clave. Ambos se conocen desde hace años y comparten una mirada sobre el fútbol, pero el contexto actual exige decisiones rápidas y eficaces. Si el equipo no responde en las primeras fechas, la paciencia puede agotarse rápido. Y Boca, con un clima político siempre tenso, no da segundas oportunidades con facilidad.

Un Boca que no puede fallar

Miguel Ángel Russo asume en un momento bisagra. Boca necesita volver a ganar, a jugar bien y a recuperar el respeto internacional. La presión no es nueva para él, pero ahora llega con un entorno más complejo. Si logra encontrar respuestas rápidas, puede volver a escribir páginas doradas. De lo contrario, el margen de error será mínimo.

El futuro de Boca atraviesa un punto de inflexión y todo indica que el nuevo ciclo de Miguel Ángel Russo será determinante para marcar el rumbo del club en los próximos años. Con un plantel que necesita reconfigurarse, una hinchada exigente y la presión de volver a ser protagonista tanto a nivel local como internacional, el DT carga con la responsabilidad de reconstruir una identidad futbolística que se fue desdibujando en el último tiempo. No se trata solo de ganar partidos: se espera que devuelva al Xeneize esa competitividad que supo tener en sus mejores épocas, en un contexto donde los márgenes para el error son cada vez más estrechos.

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