Las características del trazado de Monza hacían prever que las falencias del motor Renault que impulsa a los coches de Alpine se sentirían más que en cualquier otra fecha de la temporada.
Pero una cosa es saberlo y otra vivirlo en carne propia, como le sucedió a Franco Colapinto a lo largo del fin de semana en el Gran Premio de Italia.
Después de clasificar 18° el sábado -con el aspecto positivo de haber superado a su compañero de equipo, Pierre Gasly- el argentino arrancó desde el 17° lugar el domingo, gracias a que Isack Hadjar salió desde el pit lane.
Ya en la carrera, Colapinto perdió un lugar ante el otro Racing Bulls, el de Liam Lawson, aunque ganó uno cuando el Sauber de Nico Hulkenberg se retiró por un problema técnico en la vuelta de formación.
El piloto argentino se encontró detrás del Aston Martin en las vueltas iniciales, pero no pudo seguir el ritmo del piloto canadiense, mientras empezaba a sentir la presión de Hadjar, quien traía un ritmo muy sólido, como lo demostró su décima posición final.
El piloto francés finalmente adelantó a Colapinto, quien desde entonces tuvo detrás a Gasly, que también había arrancado desde el pit lane y con neumáticos duros, a diferencia de los medios de su compañero de equipo.
Ambos pilotos de Alpine fueron avanzando en el clasificador a medida que otros se detenían en los pits, con Gasly acercándose poco a poco a Colapinto, quien batallaba con un calambre y con el desgaste de sus neumáticos, lo que finalmente derivó en un adelantamiento del francés, tras el pedido realizado por el equipo.
Consultado sobre lo frustrante que resulta competir sin herramientas para contrarrestar la falta de potencia del motor, Colapinto recordó su debut en la F1 en esta misma pista el año pasado, cuando el Williams -equipado con el potente motor Mercedes- le permitió completar una buena carrera hasta el 12° lugar.
"En la temporada anterior tuve una experiencia diferente aquí con el Williams. Este fin de semana fue simplemente complicado. Tenemos que mejorar para Bakú", sentenció.