

El Hospital Dr. Jaime Ferré de Rafaela se ha convertido, con el paso de los años, en un centro de salud pública importante y muy reconocido en la ciudad y una amplia región del centro, oeste y norte de la Provincia de Santa Fe. Entre las áreas de salud que abarca, está la de Tocoginecología, que atiende a mujeres embarazadas, y a pacientes ginecológicas con diferentes situaciones y patologías.
Diario LA OPINIÓN se acercó al centro de salud donde mantuvo un diálogo la Dra. Flavia Rodaro, integrante del Servicio de Tocoginecología del Hospital e instructora de residentes, y con la Lic. Cintia Riberi, jefa del Enfermería de dicha área de salud para conocer el funcionamiento del área.
El encuentro tuvo lugar en la sala de preparto, y comenzó con Rodaro, quien trabaja en el servicio desde 2014, y como instructora de residentes desde hace cuatro años. “Nosotros venimos manteniendo el número en cuanto a los nacimientos, pero ha ido bajando con respeto a años anteriores. También la estadística general disminuyó”, dijo en relación a datos nacionales y al brindado por el Registro Civil de la Provincia, que da cuenta que en Santa Fe se registraron en 2024 alrededor de 4000 nacimientos menos con respecto al 2023.
En Rafaela, los nacimientos registrados en el Hospital durante el 2024 fueron 896, mientras que, en el 2023, fueron 880, lo que refleja un leve aumento.
En cuanto al embarazo de adolescentes, considerado hasta los 19 años), el número local coincide con el registrado a nivel nacional, que ronda en un 15% del total de mujeres. Y en relación a los casos en general, Rodaro indicó que “durante los últimos años disminuyó el número de embarazos y hay un montón de causas, como por ejemplo el control de la natalidad y la planificación familiar". "Toda paciente que viene acá a tener su bebé se va con un método anticonceptivo que intentamos que sea de larga duración; puede ser un DIU (dispositivo intrauterino), un implante anticonceptivo, o la ligadura tubaria. Todas las pacientes se van con un método anticonceptivo que elijan. Nosotros en el Hospital tenemos anticonceptivos orales, inyectables, el DIU, el implante y la ligadura tubaria. Igual, hay muchas pacientes que vienen a consultar en forma ambulatoria para hacerse una ligadura tubaria o elegir un método anticonceptivo. Eso también hace que disminuya mucho la natalidad”, explicó.
Al estar adheridos a la Ley de Parto Respetado, en el Hospital se trabaja por tener siempre el equipamiento adecuado para que las pacientes puedan realizar un trabajo adecuado. Una señal de eso es que la sala de preparto cuenta con elementos necesarios para que la futura mamá esté cómoda, bien atendida y acompañada. “En cuanto a equipamientos, tenemos los necesarios. En la sala de Tocoginecología contamos con 18 camas (dos por habitación), en la que internamos a pacientes obstetras (embarazadas o que ya tuvieron su parto) y ginecológicas, que presentan alguna patología”, comentó la profesional.
Al sumarse a la conversación la jefa de Enfermería, Cintia Riberi, también comentó que la sala de Tocoginecología está bien organizada, equipada, y cuenta con los recursos humanos necesarios. Su equipo de trabajo cuenta con 17 enfermeros que rotan en tres turnos diarios atendiendo a las pacientes internadas. Las mujeres internadas por dar a luz tanto por parto natural o cesárea, son dadas de alta a las 48 horas.
“Por día tenemos un médico de guardia, una partera y un residente que acompaña”, agregó la doctora Rodaro, que en su caso va todas las mañanas al igual que el jefe del Servicio, el doctor Julio Epelbaum.
“Nuestra sala no es solo maternidad y obstetricia, tenemos muchas pacientes ginecológicas también, entonces por ahí las camas colapsan”, admitió Riberi.
Los viernes se opera a pacientes ginecológicas, mientras que todos los días se realizan cesáreas. En cuanto a la posibilidad de tener un bebé por parto natural o cesárea, la doctora informó: “La Ley de Parto Respetado permite que una paciente pueda decidir cuál es la vía de finalización. Eso está charlado; nosotros tenemos un curso de preparto a partir de las 28 semanas en el cual se habla con las pacientes y se les explica las condiciones y las formas de trabajo que tiene el servicio, y ellas pueden decidir ir a parto o cesárea, excepto que sea por una indicación médica”.
Al contarnos su experiencia trabajando en el área, Riberi comentó: “Hace muchos años que hacemos esto…Yo hace 20 años que estoy en la sala, antes era enfermera, concursé y quedé como jefa hace dos años. El amor por la sala es inmenso, me gusta este tipo de pacientes, uno en realidad se aboca a lo que le gusta. En enfermería tenés un montón de lugares para ir a trabajar y dedicarte, pero cuando podés trabajar con el tipo de pacientes que te gusta, está bueno, uno viene a trabajar con ganas, es diferente a cuando haces algo que no te gusta. A pesar de algunas trabas, uno siempre sigue adelante por las pacientes y se genera empatía. Acá tenemos situaciones hermosas como es un nacimiento, y también situaciones muy feas como por ejemplo un diagnóstico de cáncer, o de una mamá que perdió a su bebé, entonces estamos entre la vida y la muerte todo el tiempo. A veces vienen ya con el feto muerto y hay que dar el diagnóstico. Estamos acostumbrados a eso, todo el tiempo lidiamos con esas situaciones”.
Por su parte, Rodaro expresó que “tanto los médicos de planta, las parteras y los residentes que son personas en formación, estamos haciendo lo que elegimos". "Yo soy instructora de residentes y acá tenemos formación de especialistas. Son médicos que se reciben y eligen hacer la especialidad, eligen la ciudad y el Hospital para formarse. Tenemos casuística de pacientes (número de partos, cirugías, registro y estudios de enfermedades), y por eso también eligen la formación en este Hospital. La idea es que se puedan formar y volcar sus conocimientos en sectores de la provincia donde hay escasez de recursos", sostuvo.
"Estoy hace casi 11 años en el Hospital y elegí trabajar aquí porque me gusta la salud pública. Estoy contenta, haciendo todo lo que podemos. El trabajo es el contacto con la paciente todo el tiempo. Es un momento muy particular de la paciente y de la familia, uno acompaña ese momento y trata de hacer lo mejor posible con los recursos que tiene. Nosotros estamos conectados con el parto, con el nacimiento, con las pacientes ginecológicas. Es un servicio que abarca las dos especialidades, y se nos presentan todo tipo de situaciones”, subrayó Rodaro.
De esta manera relataron su experiencia las dos profesionales, que, a simple vista, reflejaron un fuerte trabajo en equipo. Una vez terminada la entrevista, siguieron su rutina en la sala, atendiendo situaciones médicas que iban surgiendo. Adrenalina pura.