Dirigentes del Partido Justicialista y del movimiento obrero de Rafaela realizaron este sábado un homenaje a Eva Duarte de Perón al conmemorarse un nuevo aniversario de su muerte, que ocurrió el 26 de julio de 1952. Además, colocaron una ofrenda floral al pie del busto que recuerda a una de las mujeres más importantes de la historia argentina ubicado en la plaza que lleva su nombre en barrio Central Córdoba.
En la ceremonia estuvieron presentes entre otras autoridades el secretario General del Partido Justicialista Andrés Brarda, el secretario General de la CGT Delegación Rafaela, Roberto Oesquer, el concejal electo del PJ, Maximiliano Postovit, el secretario General de Principios y Valores, Joel Bernasconi y el titular del Sindicato de la Industria del Vestido (SOIVA), Marcelo Lombardo entre otros.
Eva Duarte nació en Los Toldos, Provincia de Buenos Aires, un 7 de mayo de 1919. Hija de Juan Duarte, un estanciero y político conservador de Chivilcoy, y Juana Ibarguren, hija de un carrero y una puestera criolla.
En 1935, migró hacia Buenos Aires. A poco de llegar, empezó a trabajar como actriz en una de las principales compañías teatrales de la época. No obstante, la vida en la ciudad no fue nada simple y tuvo que vivir en pensiones y atravesar necesidades de todo tipo.
En 1943, fue contratada para realizar un programa de radioteatro, fue para esa época que su situación económica comenzó a estabilizarse y pudo finalmente comprarse un departamento. Durante ese año, junto a otros trabajadores radiales fundó la Asociación Radial Argentina, el primer sindicato de trabajadores del rubro del cual también fue presidenta.
A comienzos de 1944 conoce a Juan D. Perón, con quien se casó en 1945. Luego de su encarcelamiento en la Isla Martín García, Eva puso en marcha una campaña de agitación social que convergió en los hechos del 17 de Octubre, fecha que dio lugar al Día de la Lealtad Peronista.
A pesar de su popularidad, Eva no aceptó ningún cargo en el gobierno de Perón y prefirió dedicarse a desarrollar la actividad social desde la fundación que llevaba su nombre. Fue a partir del vínculo que Eva generó con los más necesitados, que estos sectores afectuosamente comenzaron a llamarla Evita.
El 9 de septiembre de 1947, el Congreso sancionó la Ley Nº 13.010, también conocida como “la Ley Evita” que le daba el derecho y habilitaba a todas las mujeres de la Argentina a votar. Además les permitía competir por cargos de elección popular y su presencia en el Congreso, derechos que se les había negado por muchos años.
En 1949, funda el Partido Peronista Femenino, desde donde promueve una mayor integración de la mujer en el mercado laboral. En 1951, la CGT la postuló como candidata a vicepresidenta. Sin embargo, la oposición de las Fuerzas Armadas y su delicado estado de salud hicieron que ella misma declinara la postulación.
El nivel de fervor que generaba y la importancia simbólica de Evita para el peronismo era tal que, poco antes de morir, el Congreso le había otorgado el título de “Jefa Espiritual de la Nación”.
Finalmente, el 26 de julio de 1952, Evita fallece a los 33 años a raíz de un cáncer de útero. Más de dos millones de argentinos se concentraron en las calles por donde pasó su féretro, en un velatorio que duró dos semanas hasta que su cuerpo fue alojado en la sede de la CGT.
Tres años después, Perón es derrocado, y el gobierno de facto para evitar el peregrinaje popular a su tumba, secuestró y trasladó el cadáver de Eva Perón a Italia, donde fue sepultado en el cementerio de Milán (Cimitero Maggiore) bajo el nombre de una supuesta viuda italiana fallecida en Argentina llamada María Maggi de Magistris. Más tarde, en 1971, su cuerpo fue entregado al propio Perón en su residencia de Puerta de Hierro, en Madrid, España.
En 1975 sus restos fueron repatriados a la Argentina. El gobierno de facto que asumió en marzo de 1976 entregó los restos de Eva a la familia Duarte, quien la sepultó, bajo estrictas normas de seguridad en su bóveda familiar en la Recoleta, donde ya yacían su madre y su querido hermano Juan.