Por Néstor Clivati
(Desde Moscú, Rusia). El Mundial todavía no nos ha estimulado para hablar de fútbol, excepciones en algunos partidos como por ejemplo España y Portugal de gran nivel e intriga contínua por el resultado final; es como cuando uno moja el pan en la salsa para abrir el apetito, aunque en este caso, el plato principal todavía no llegó a la mesa y nos quedamos con esa falta de saciedad.
Analizo esto en la previa de los octavos de final, poniendo más alta la vara por lo que vendrá y atendiendo a todo lo que las fases de grupos nos han ofrecido y entonces, la conclusión me lleva a afirmar que todos lo que hemos visto ha sido de mayor tensión emotiva que de calidad de juego.
La eliminación de Alemania, o su autoexclusión, en todo caso, es un elemento que abona esta teoría; el último campeón en la edición de Brasil 2014 y además, monarca de la Copa Confederaciones jugada también en este país el año anterior, describen una caída estrepitosa que ha lesionado la expectativa de la organización que no solo piensa en puntos, sino en los Euros que por divisas, dejan los fans de los equipos de mayor convocatoria.
El fracaso alemán es una muestra de una competencia menos previsible y más endeble, si a esto le agregamos las ausencias de Italia, Holanda y Chile, protagonistas en los últimos años de torneos continentales y el aporte a la confusión que proyecta el combinado albiceleste, armamos un combo donde la prevalencia, reitero, está en el suspenso y no en la calidad de los espectáculos.
EL MUNDIAL DE LOS FANS
Las imágenes que se viralizan en general no son de grandes jugadas o goles memorables; la mayoría prefiere quedarse con el comportamiento de los espectadores, un ítem que por lejos, dominan los hinchas argentinos.
Todo un desafío para sociólogos su definición, en estos días los banderazos para contener e impulsar a un equipo de bajas calorías (por lo menos hasta antes del encuentro frente a Nigeria), se llevaron todos los títulos de los medios locales, convencidos que estamos mejor en las tribunas que en el campo de juego y que ese es un plus que ningún otro grupo de fans puede agregar. Luego de la acalorada noche, que nunca fue noche en San Petersburgo (pasamos 24 hs sin una rotunda oscuridad), en el centro de prensa, pudimos cruzarnos con Juan Pablo Sorín que se desempeña como periodista para varios medios del exterior. Sorín jugó en la Selección Mayor 76 partidos y anotó 11 goles, una buena marca si se toma en cuenta que su rol era el de marcador lateral por izquierda; Marcelo Bielsa fue el que mejor lo interpretó en esa función y donde por empatía, brindó sus mayores servicios a la causa nacional.
Lo invitamos a una conclusión de esta primera parte del mundial y a la agónica clasificación Argentina “fue muy tenso todo, es difícil pensar cuando uno está tan influido y presionado por las circunstancias. Este equipo tiene jugadores de talento y experiencia pero, si por tu cabeza ronda que estas a punto de tal frustración, como la de quedarse fuera del mundial en esta instancia, las virtudes no siempre se pueden manifestar. Hay mucha influencia de lo emocional y afortunadamente, este grupo, lo pudo resolver y ahora lo que viene ya es de carga más repartida”.
-Qué sentimiento te atraviesa cuando ves un estadio como este del Zenit Arena, tan lejos de Argentina con ese nivel de apoyo incondicional de la gente. -“Me recuerda cada partido que tuve el privilegio de vestir esa camiseta y sentir en cada lugar el aliento de la gente que es maravilloso. A veces es saludable abstraerse para que no te avasalle la emoción y te olvides del plan de trabajo, sin embargo cuando las cosas no salen futbolísticamente, o como hoy no alcanzaba a poco del final, entregarse a ese empujón de afecto, es maravilloso”.
Sorín además, tuvo una profusa historia en River, donde desarrolló una parte importante de su carrera pero, su palmarés en Europa, fue significativo también. Jugó 7 temporadas y lució camisetas con gran historia como Juventus, Barcelona y PSG; su imagen de gladiador, hoy aún profundizada en lo estético, lo vinculan a un estereotipo de futbolista que se extraña por momentos, lo sigue dejando como una referencia, a pesar que tampoco consiguió títulos internacionales con la Selección Mayor.
Ya estamos a horas de los partidos que demandan más interés y euforia, el Mundial comienza a despedir a equipos que han llegado con la ilusión de ser protagonistas y a confirmar otros que seguirán este Vía Crucis, pero más allá de lo deportivo, hay un torneo que ya ganamos por diferencias asombrosas, es el Mundial del aliento, de la contención y de la pertenencia, en definitiva, un torneo que no se juega por puntos, sino por mística y legados históricos, por ello, a los argentinos aquí en Rusia, qué le van a hablar de amor.
Periodista acreditado por LA OPINION en el Mundial Rusia 2018.
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