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Notas de Opinión Miércoles 4 de Marzo de 2015

A 158 años de la muerte de Brown

Se cumplieron ayer 158 años del fallecimiento de Guillermo Brown, el corsario irlandés que luchó incansablemente por la independencia y la defensa de su Patria de adopción.

REDACCION

Por REDACCION

Por Marta Colombo (*)


NOTA II


Llegado a Montevideo en su campaña al Pacífico, Brown es obligado a cambiar de planes, lo que desobedeció. Por su desobediencia a las autoridades de turno pagó un precio muy alto. De regreso a Buenos Aires (1818) luego de la frustrada campaña a causa de desencuentros políticos, encontró su Kinta embargada y ocupada, y fue enviado a prisión acusado de insubordinación, desobediencia y deserción. A esos cargos correspondía la pena de muerte junto con la baja deshonrosa y confiscación de sus bienes. Fue condenado por el Consejo de Guerra con las dos últimas penas. La amenaza de ser dado de baja deshonradamente lo desesperó e intentó suicidarse, salvando milagrosamente su vida.

El Director Supremo que debía hacer cumplir la condena era José Rondeau, que tuvo ocasión de conocer méritos y valentía de Brown durante el sitio a Montevideo. Antes de decidir entendió que tenía que dictaminar un jurista, y fue Juan José Paso -ex integrante de la 1era Junta y prestigioso abogado-, quien se expidió por el sobreseimiento del marino. No obstante quedar en libertad, el héroe naval debió pleitear varios años para recuperar el dominio de su” Kinta” .

Los terribles momentos vividos que lo llevaron a intentar poner fin a su vida no lo hicieron retornar a Irlanda ni cambiar patria de adopción. Cuando el imperio del Brasil declaró la guerra a fines de 1825 y bloqueó con su poderosa flota el puerto de Bs. As, Brown fue convocado otra vez por el gobierno.

Con unas pocas embarcaciones, pero con la audacia , ingenio y valentía por guía, fue el protagonista de logros navales en Los Pozos, Quilmes y Juncal -por un juego de ataques y retiradas que realizó (guerrilla náutica)- , que se sumaron al triunfo del ejército rioplatense en Ituzaingó.

Sin embargo, pese a encontrarse las armas de la república a un paso de la victoria, la guerra finalmente se perdió por un escandaloso acuerdo diplomático. Sin ser argentino, el ”bravo general Brown” llegó a ser designado gobernador delegado de Bs. As, luego del alzamiento de Lavalle que derrocó a Dorrego, y al no poder alcanzar un acuerdo de paz, renunció.

Al ver la violencia del enfrentamiento entre argentinos, decidió como en su momento lo hizo San Martín, no intervenir en la guerra civil ni en la disputa entre federales porteños ( apostólicos y cismáticos ).

En 1841, al mando de la escuadra de la Confederación, enfrentó a Rivera (usurpador del gobierno oriental) y bloqueó Montevideo. Se dice Rivera intentó sobornarlo en dos oportunidades pero con resultado negativo. Brown le hizo saber que había adoptado la causa de la confederación Argentina para servirla con honor hasta derramar la última gota de sangre.

Durante la intervención anglo francesa contra la Confederación Argentina, durante el gobierno de Rosas vivió el ultraje y la humillación como marino.

Con una escuadra precaria, compuesta de apenas cinco pequeños y anticuados buques , se dispuso con coraje a enfrentar a los bloqueadores (Francia e Inglaterra) . Sin embargo para su sorpresa, el gobierno no le dio orden de atacar ni responder al fuego. Se vio obligado a arriar el pabellón sin pelear y a entregar “su escuadra”.

Lleno de amargura le hizo saber a Rosas que : “Tal agravio demandaba el sacrificio de la vida con honor y solo la subordinación a las supremas órdenes de V.E., (…), pudo resolver al que firma a arriar un pabellón que durante treinta y tres años de continuos triunfos ha sostenido con toda dignidad en las aguas del Plata”.

Considerado “un súbdito británico” al servicio de la Confederación se le hizo firmar además un acuerdo (1845) por el que no podría volver a actuar mientras durase el conflicto.

A pesar de quedarse sin su escuadra , la población porteña le dio la bienvenida como un héroe a su arribo al puerto de Bs As . Brown nunca mas volverá a comandar naves de combate. Sin embargo permanecerá encabezando la lista de oficiales navales hasta la caída de Rosas con el que mantuvo una relación distante.

Derrocado Rosas y asumido el gobierno de la Confederación por Urquiza, este dictó una resolución por la que se daba de inmediato la baja a jefes y oficiales de la Confederación que sirvieron bajo las órdenes del Restaurador (Rosas), quedando comprendido Brown. Ante ello el Ministro de Guerra y Marina ordenó que se excluya al “respetable veterano del Río de la Plata” de la medida “ como tributo a un mérito muy especial”. Así se hizo.

Ya retirado de la vida pública, un viejo enemigo de armas lo visitó en su casa amarilla, y le hizo saber que las repúblicas son siempre ingratas con sus servidores. Brown le respondió : “no me pesa haber sido útil a la patria de mis hijos; considero superfluos los honores y las riquezas cuando bastan seis pies de tierra para descansar de tantas fatigas y dolores”.

Con posterioridad a su muerte Mitre lo homenajeó con estas palabras: “Brown en la vida, de pie sobre la popa de su bajel valía por nosotros una flota”. “Brown , en el sepulcro, simboliza con su nombre toda nuestra historia naval”. “El con su genio, con su audacia, con su inteligencia guerrera, con su infatigable perseverancia nos ha legado la más brillante historia naval de la América del Sud".


(*) Abogada - profesora de Historia

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