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Notas de Opinión Domingo 18 de Septiembre de 2016

Acorralada

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

Del menemismo no quedan ni rastros, y eso que gobernó -bueno, una forma de decir, como solemos aclarar- durante una década entre 1989-1999. Y eso no es de ahora, viene desde hace mucho tiempo, para encontrar un menemista hay que buscarlo con lupa, quizás de esa manera algún que otro desorientado pueda encontrarse. El kirchnerismo, con un proceso muchísimo más reciente y con sólo nueve meses de haber dejado la administración -reiteramos, un calificativo que no ajusta con la realidad- es altamente probable que vaya por el mismo camino del ostracismo, al menos así lo indica el desbande masivo de todos aquellos que tratan de reciclarse para su futura militancia política, tal vez algún conchavo en uno de esos cargos muy bien pagos y de escaso aporte de esfuerzo, de ingenio y capacidad ni hablemos, o bien por simple instinto de conservación, en especial porque la justicia parece -algo es algo- haber despertado de su largo insomnio de tantos años. 

Cuando se observa quienes son los que quedaron, el identificado como kirchnerismo duro, la imagen habla por si misma, sin necesidad de rebusques o agregados: Boudou, Hebe Bonafini, Aníbal Fernández, Esteche, Diana Conti, Luis D´Elía, Cuervo Larroque, Moreno, De Vido, Kunkel, Ottavis, Kicillof, Rossi, artífices del modelo nacional y popular. A veces suele sumarse Daniel Scioli al grupo, aunque nunca se sabe bien en qué dirección apunta, si se está yendo o viniendo. ¿Esta es la resistencia que comanda Cristina Kirchner y su ayudante de campo Máximo? Bastante poco luego de una docena de años, que tal como van las cosas, lo único que dejarán como recuerdo es la inédita y descomunal corrupción que arrasó con todas las áreas del Estado, pues ahora aparece la obra pública en la punta del iceberg, por lo desvergonzada que fue la cantidad de millones robada, pero que se encuentra por todos lados. Alfombra que se levanta, ¡zás, ahí aparece la mugre! Dicho bien sencillo, quien no metió la mano en la lata es porque era manco. Ni siquiera se le ocurra pensar en él, porque no está dicho con esa intención, y además, es probable que se equivoque.

La ex presidenta Cristina Kirchner fue citada esta semana a prestar declaración indagatoria como imputada por el presunto delito con la obra pública, que podría derivar en su segundo procesamiento, tras el anterior del juez Bonadío por la causa del dólar a futuro. Esta vez la decisión fue del juez Ercolini, pero nada de celebrarlo como paladín de la justicia, todo indica que actuó así porque lo empujaron hasta el borde del abismo y no tuvo otra salida. ¿Saben cuándo fue iniciada esta causa? Hace 8 años por denuncia de Lilita Carrió, que más cerca reactivó Margarita Stolbizer, y terminaron presentando un dictamen con tantas pruebas los fiscales Pollicita y Mahiques, que Ercolini se dio por vencido. La citó a indagatoria a Cristina, que por ahora no significa nada, pero que cuando esto sucede es casi seguro el procesamiento, que podría ser por asociación ilícita y ahí sí se pone negra la cuestión, con penas mucho mayores que el delito de evasión. Y además, está en marcha un proceso judicial para terminar concentrando todas las denuncias por irregularidades. Como un embudo, todo volcado hacia una causa madre, lo que anularía todo margen de maniobra para eliminar la posibilidad de una condena. La van acorralando.

Bien podría decirse que aparecen barrotes en el horizonte, desembocando en la pregunta del millón: ¿irá presa? Las pruebas reunidas por los fiscales sobre el funcionamiento de la banda, dicen que son abrumadoras, más claras que el agua. Pero tal vez esto no sea lo peor. ¿Hay más todavía? Está la denuncia del fallecido fiscal Alberto Nisman, que el veloz juez Daniel Rafecas -el mismo que cajoneó 8 años la causa por enriquecimiento ilícito de José López, el de los bolsos- mandó al archivo como por un tubo, sin siquiera considerar ninguna de las pruebas ni escuchas telefónicas, y que rechazó reabrir ante la avalancha de pedidos en ese sentido. Ahora la cuestión de los recursos extraordinarios denegados pasó ¿saben a quién? a la procuradora militante Alejandra Gils Carbó, quien seguramente , y sin necesidad de ser malpensados, le dará un nuevo barnizado de impunidad, antes que la cuestión pase como instancia final a la Corte Suprema.

Pero además de una sanción mucho más severa, la asociación ilícita deja abierta la posibilidad de recuperar lo robado, que es lo que la gente quiere, que se devuelva lo saqueado al Estado, que es igual a decir que nos sacaron la plata de nuestros bolsillos. Y esto de hablar por la gente no es una aspiración trasnochada, sino que así lo dicen las encuestas: 8 de cada 10 argentinos quieren que se recupere lo robado. Es que esta vez se les fue la mano.

¿Qué sucede en tanto con los acusados? En lugar de defenderse y dar explicaciones -a esta altura ¿qué puede explicarse?-, optan por la victimización. Así ha sido en todo el ciclo kirchnerista. La culpa de todos los males siempre la tuvieron los otros, jamás se asumió nada. Menos ahora cuando hay que responder por tanto saqueo, pero ¿cómo desligarse del conteo de montañas de dólares en la financiera, los bolsos de López o las cajas de seguridad repletas de Florencia?  Harán falta más cosas que abogados vociferantes o algunas fotos con el que sabemos.






 

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