Por Ricardo Luis Mascheroni
Nada nos sorprende, ya que la historia se repite. En la década de 1940 el ala claudicante de la UCR pacta con la oligarquía y los conservadores la constitución de la Unión Democrática, la que sigue vigente en el espíritu de la dirigencia partidaria, en su seguidismo al PRO.
Entonces, la juventud radical decía, queremos: “un radicalismo limpio de traficantes y personeros, libres de compromisos y acuerdos con fuerzas extrañas a su ideal o a su conducta”, deseos a los que adherimos.
En aquellas épocas, muchos de los que cuestionaban la orientación antipopular y oligárquica de su dirigencia, fueron expulsados de sus filas, lo que motivara la declaración de Homero Manzi titulada “Tablas de sangre del radicalismo”.
Frente aquellas expulsiones y hoy aplicable a la intervención en Santa Fe, el poeta decía: “no puede asombrar, pues sólo así, a golpe de violencia destinado a castigar el derecho de opinión radical, podrá seguir perpetuándose un comando antirradical y reaccionario”. "Pero debe indignar porque es dable pensar lo que harían del país esos hombres en el poder, con sólo aplicar los procedimientos que vienen usando con el partido y con sus afiliados”.
Por ello, se: “anuló la libertad de opinión y con intervención de ideologías antagónicas se perpetró el mayor fraude que registra el historial del partido”.
“Invocan al pueblo, pero están al servicio de los grandes monopolios y de las empresas capitalistas extranjeras.” No sólo es una “traición al país y al pueblo”, sino que además traicionan a “su partido, a Yrigoyen”.
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