Por Rosendo Fraga
En junio de 2013, hasta dos horas antes del límite para presentar alianzas en la provincia de Buenos Aires, Massa, Scioli, Macri y De Narváez negociaron para ir juntos contra el Kirchnerismo. La idea fue que Massa encabezara la lista, que el segundo lugar lo ocupara la esposa de Scioli (Rabolini) y que en los lugares siguientes se ubicaran De Narváez y candidatos del PRO. Si bien pertenece a la historia contrafáctica, con este armado la lista que encabezó Massa con el Frente Renovador posiblemente hubiera alcanzado el 44%, dos tercios de los votos, y es posible que al Kirchnerismo le hubiera sido más difícil mantener y ejercer el poder hasta entrado 2015, como ha sucedido. Entonces fue Scioli quien se retiró, haciendo fracasar la alianza. A partir de ello, Massa optó por no cerrar alianzas con los otros integrantes de la negociación y se decantó por polarizar la elección para quitar votos a De Narváez e incluyó candidatos del PRO en su lista, pero sin una alianza formal con este partido. La paradoja es que hoy, casi dos años más tarde, los integrantes de esta alianza frustrada dominan las tres ofertas electorales más importantes para la elección presidencial de octubre, sumando entre ellos el 80% de los votos. La alianza que fracasó en junio de 2013 hoy parece triunfante para las próximas elecciones presidenciales. Ello muestra que las diferencias políticas o ideológicas entre Scioli, Macri y Massa no son tan profundas como para impedir que en el futuro se formen eventuales alianzas o acuerdos, tanto electorales en 2015, como de gobierno en 2016.
A un mes del plazo para el cierre de las alianzas y a tres de las PASO, Scioli se ha consolidado como el candidato más importante del oficialismo y como la primera minoría electoral. La gira que realizó la semana pasada por el noreste del país, participando en un acto con el gobernador oficialista de Formosa (Insfrán) y en otro con el intendente de la capital de Corrientes (Camau), al igual que la adhesión que recibió del gobernador de San Juan (Gioja), lo muestran sumando apoyos en el interior del país. Pero su contendiente más relevante en las PASO (Randazzo), lo criticó públicamente por su pasado "menemista", buscando mantenerse como la expresión del "Kichnerismo puro". Pero es en la provincia de Buenos Aires donde la acción política de la Presidente para limitarlo se ha hecho más evidente. Ella ha dispuesto que en las PASO compitan cuatro candidatos en el FPV: el Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación (Domínguez), el titular del Anses (Bossio), el Jefe de Gabinete (Aníbal Fernández) y el Presidente del AFSCA (Sabbatella). El primero y el tercero representan variantes del peronismo tradicional, el segundo de los sectores más jóvenes promovidos por la Presidenta y el último de la izquierda no peronista que se ha sumado al Kirchnerismo. La Casa Rosada ha decidido que el intendente de Lomas de Zamora (Insaurralde), cuyo retorno al FPV bonaerense fue promovido por Scioli, quede excluido para impedir que un Scioli Presidente, articulado con un Insaurralde gobernador bonaerense, constituyan un eje de poder que desarticule la influencia y el poder del Kirchnerismo en el próximo período presidencial.
Macri, por su parte, parece dispuesto a profundizar su estrategia de polarizar con Scioli, buscando relegar a Massa y desechar la posibilidad de disputar con él en las PASO. Aunque siempre el electorado porteño ha votado en forma diferente al nacional -y la mayoría de las veces contra él-, el optimismo del éxito porteño en las PASO refuerza esta estrategia del PRO. En la Ciudad de Buenos Aires, si bien su porcentaje en las PASO ha sido el mismo que en la primera vuelta de 2011 (47%), esta vez ganó en 771 de las 776 escuelas donde se votó, incluyendo todas las villas de emergencia (el Kirchnerismo sólo ganó en las cárceles, donde ha realizado un trabajo "militante" sistemático). Ahora prepara un viaje a Europa, donde piensa obtener fotos con tres jugadores de fútbol populares: Messi, Mascherano y Tévez. La idea de presentarse como lo nuevo frente a la vieja política es la estrategia de marketing central del PRO, la que se apresta a profundizar. Se trata de evitar confrontar con el oficialismo nacional mediante el discurso y hacerlo en cambio a través de la imagen.
Massa ha demostrado que está dispuesto a resistir la polarización y es claro que, de quedar tercero en las presidenciales, gran parte de sus votos retornarán al Peronismo, sobre todo si el candidato es Scioli. Su alianza con De la Sota apunta a que si en las PASO logran el 40% en sus respectivos distritos (Buenos Aires y Córdoba sumadas son la mitad del país) y en el resto tienen sólo 20%, esto les permitiría hacer una fuerza nacional del 30%, que pasa a ser competitiva. El relanzamiento realizado en el acto de Vélez Sarsfield ha sido un mensaje exitoso para las estructuras políticas, donde se había debilitado. A su vez, el candidato a gobernador radical de Jujuy (Morales) elogió que tanto Massa como Macri hayan pasado a apoyar su candidatura. Ya son 11 las provincias en las cuales los dos principales candidatos presidenciales de la oposición (Massa y Macri) apoyan al mismo candidato. En las elecciones municipales realizadas en Río Negro compitieron Scioli -apoyando a los candidatos del senador Pichetto- y Massa -apoyando a los del gobernador de la provincia-; en Mendoza, el intendente que ganó en San Carlos está alineado con Massa y el que triunfó en la capital cuenta con el apoyo de él y de Macri. Las dos capitales (Viedma y Mendoza) fueron retenidas por el Radicalismo que las gobernaba. El discurso de Massa como opositor es más directo que el del líder del PRO: anticipa que dejará sin efecto los nombramientos recientes de La Cámpora en la administración pública, se compromete a combatir la corrupción y a "terminar con el verso de la justicia militante". Posiblemente la vía más efectiva para que la oposición le gane al Kirchnerismo el 25 de octubre es que Massa y Macri compitan entre sí el 9 de agosto, pero el Jefe de Gobierno porteño insiste en negar la posibilidad, cuyo límite es el 10 de junio, cuando vence el plazo para las alianzas.
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