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Notas de Opinión Domingo 12 de Junio de 2011

Como un hormiguero

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

No hay  un solo funcionario que hoy no diga "debe actuar la justicia", como forma de lavarse las manos y tratar de despegar del Gobierno nacional, aunque sea en una pequeñísima medida, el escandaloso "caso Schoklender" , y también en cierta parte resguardar a Hebe de Bonafini, aunque su caso es cada vez más comprometido y todo va indicando que difícilmente sea salvada por su pañuelo blanco. Son casi los mismos que, cuando la justicia actuó -Oyarbide al margen por supuesto- comprometiendo al Gobierno en alguno de los sonados casos de corrupción de estos últimos tiempos, despotricaban y apelaban a toda clase de calificativos para denigrar la integridad e imparcialidad de los jueces. Que son delivery, venales, corruptos, en fin, toda una batería que muestra exactamente el reverso de la moneda.

Lo cierto es que todo lo relacionado con Schoklender se asemeja a un hormiguero. Cuando más se toca, más se revuelve y no hay nadie que pueda salvarse de sufrir picaduras. Es que los mismos que unos días atrás se hacían los sorprendidos, negaban y hasta se mofaban de las revelaciones que se venían poniendo en evidencia, ahora no tienen otra alternativa que admitirlas. El escándalo es tan grande, que lo menos que puede pretenderse es que se siga avanzando. ¿Podrá, al menos esta vez , la justicia llegar hasta el fin? 

Es sospechoso que el mismo Schoklender, en el comienzo, haya formulado declaraciones públicas a los medios, incluso con algunas negativas que no resistieron la menor investigación, tal como ocurrió. Salvo, que por entonces aún gozara de una protección que, con el avance vertiginoso de los hechos, se esfumó rápidamente. Algo que además, puede abonarse con el hecho de la extraña baja de los 34 cheques sin fondos que Schoklender tenía denunciados en el Banco Central, lo cual además, deja en evidencia el absoluto avasallamiento de la legalidad.

Las explicaciones, en todo este caso, casi siempre llegaron tarde. La misma Bonafini al principio con su particular estilo dijo que eran pelotudeces, a los pocos días los calificó de ladrones y traidores. Y así cada una de las denuncias que se fueron agregando, tanto con el patrimonio de Schoklender, realmente sorprendente y de un volumen tal que resulta poco creíble que hubiese permanecido ignorado. Al extremo que hoy todo el mundo asegura que este escándalo de corrupción se conocía desde el año pasado, pero resulta que el video del acto de repudio al golpe del 24 de marzo, hace poco más de dos meses, lo muestra a Schoklender como orador, ante la mirada y aplausos de la misma Bonafini y de algunos ministros, traspasando el micrófono en medio de besos y abrazos a Guillermo Moreno. ¿En qué quedamos? ¿Sabían o no sabían?

Desde la oposición se sostiene que se trata de la metodología del kirchnerismo, en base a subsidios, adjudicaciones directas y retornos. De no ser así, como queremos suponer, en lugar de avalar y ocultar hasta que la evidencia los supera, habría que dar las explicaciones claras y contundentes que se requieren para restablecer la credibilidad pública.

Que el Gobierno le haya dado a la Fundación de las Madres de Plaza de Mayo 765 millones de pesos, es una suma que realmente produce escalofríos. Ahora se admite, al comienzo del escándalo se negó y trató de ocultarse. Eso sí, los informantes dejaron claro que "la estafa ocurrió fuera del sistema". Aunque además se supo que para traspasar tan enorme suma, a la cual aún faltan entregar otros 500 millones, no hubo licitación alguna aun cuando eran para obras, ni tampoco controles, que fueron totalmente desarticulados desde 2003 en adelante. ¿Es ser malpensado imaginar cómo se formó la fortuna de Schoklender? Quien no se privó de nada, desde una Ferrari de 250.000 dólares hasta un yate y otras varias embarcaciones, además de propiedades surtidas. Y pensar que se trata de dinero que debía ir para mejorar las condiciones de vida de los más pobres de la Argentina.

En realidad, aquí nadie puede quedar al margen de ser investigado, y dejar la culpa sólo en Schoklender. ¿No fue él quien dijo "todo lo supervisaba y firmaba Hebe"? Estela Carloto, de las Abuelas, se pronunció más o menos parecido, exactamente al revés del Gobierno.

Algunos indicios siembran sospechas. El viernes pasado Oyarbide mandó allanar los domicilios de Schoklender y la Fundación. Se cumplió el primero, a las Madres le dieron un plazo de 10 días para entregar su documentación, en el cual se pueden hacer todas las correcciones que se desee y hacer desaparecer la más comprometida. 

Es probable que este sea uno de los mayores affaires de corrupción con tan claras evidencias, aunque hubo toda una sucesión, como las coimas de casi 20 millones en Skanska, que admitió y pidió investigar la misma empresa desde su central en Suecia; las compras de terrenos fiscales en El Calafate a precios viles; el paquete de dólares de Felisa Miceli en el baño del Ministerio; el patrimonio del matrimonio Kirchner -que Oyarbide resolvió en un santiamén y los fiscales no apelaron, aun cuando era su obligación hacerlo-; la valija de Antonini Wilson; el enriquecimiento de Jaime, con procesamientos varios; el origen de los fondos de la campaña de 2007, con Capaccioli procesado; los remedios truchos con los cuales se estafaba a enfermos terminales. En fin, todo un surtido sobre lo cual se ha avanzado poco y nada, con jueces a la expectativa por el resultado de las elecciones de octubre, lo cual se considera decisivo.

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