Por Roberto F. Bertossi
Se trata de implementar institucionalmente compras comunitarias de elementos esenciales para satisfacer necesidades básicas de estudiantes universitarios, particularmente aquellos cuya familia reside fuera de la provincia respectiva, en el interior de la misma, o que, en general, cuente con recursos propios limitados.
Inicialmente podríamos enumerar dichas necesidades –entre otras- con las siguientes: 1) Alimentación; 2) Vestimenta, calzado, bienes y enseres de limpieza/higiene personal para la vivienda estudiantil;
3) Materiales de estudio; compras directas; 4) Las TICs. (netbooks, smartphones, tablets, laptop, ipad, derivados de "fibra óptica", etc.), servicios, reparaciones, renovaciones, seguros autogestivos, etc.
La metodología involucra: a) Escuelas de Trabajo Social para que con su asistencia se detecten a los alumnos más necesitados y con mejores desempeños advirtiendo en cada caso, quién cuenta con becas de ayuda económica, de apuntes, de comedor universitario, de boleto de transporte educativo gratuito, etc.; de entre quienes no. b) Mediante una Web de acceso universitario e instantáneo, acercar demandas con ofertas; c) Lograr volúmenes y compromisos regulados universitariamente para que se pueda acceder efectivamente a cupos de artículos e insumos para estudiantes a precios mayoristas; d) Que respecto de estas compras, cada empresa y el Estado puedan añadir deducciones e incentivos, justificando así su propia responsabilidad social institucional. e) Con este programa universitario vía Web, podemos lograr compras al por mayor y, al adquirir en escala y calidad superiores, obtener mejores precios que comprando individualmente. f) Lograr instrumentos cibernéticos directos entre proveedores y alumnos, centrifugará toda fastidiosa y agobiante logística como sería la de pensar en viejos sistemas internos, espacios e infraestructura para acopios, almacenamientos y distribuciones. g) Concomitantemente, será central promover información y capacitación para realizar compras comunitarias de insumos estudiantiles utilizando criterios de precio justo y consumo responsable; h) Entre otros, veamos algunos incentivos iniciales, concretos e irrefutables: 1°) Más tiempo y recursos disponibles para el estudio; 2°) Aliviar la demanda de dinero a los padres o responsables de cada estudiante involucrado; 3º) Reducir la brecha tecnológica y cualitativa universitaria; 4º) Incrementar la eficacia productiva y competitiva académica en el mediano y largo plazo; 5º) Remediar la inflación; 6º) Reducir el número de estudiantes crónicos, todo lo posible; 7º) Inclusión universitaria responsable, cuantitativa y cualitativamente. i) Que cada estudiante o persona de la comunidad universitaria favorecida, en su momento, vaya recompensando sus beneficios recibidos según su conciencia personal y el grado de cultura solidaria asimilada.
Finalmente añadir que, desde nuestra perspectiva, los aspectos metodológicos relacionados no taxativos, justifican per sé la propuesta que suscribimos para ser replicable -con sus matices- a todas las aulas en donde se ejerce el derecho y se goza de la garantía magna de enseñar y aprender entre nosotros los argentinos junto a tantos sudamericanos que abrevan en nuestros claustros, logrando simultáneamente más excelencia y mejor ciudadanía universitarias.
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