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Notas de Opinión Domingo 9 de Diciembre de 2012

Cuestión de límites

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

Echando la mirada hacia atrás, el parangón más similar que se encuentra a este fallo sufrido por el gobierno con este 7D, que de paso fue llevado a esas instancias de máxima casi como el desembarco a Normandía, cuando en realidad nunca debió salirse de la esfera judicial -sin intromisiones, se entiende-, fue el conflicto con el campo iniciado en marzo de 2008, con las retenciones móviles de por medio. 

Las consecuencias aquella vez fueron tremendas para el país, y sufridas por todos, sin excepciones. Y a decir verdad, ni siquiera hoy la situación se encuentra recompuesta. Ahora, aunque en otros planos, no le va muy lejos.

El ir por todo fue un avance descontrolado en casi todos los frentes. Enarbolando la bandera de la lucha contra las corporaciones, mientras se creaban las propias, se intentó trasponer casi todos los límites, tanto los impuestos por la prudencia y el equilibrio, como los establecidos por las leyes.

Es complicado, ni intención hacerlo, otear cuál será el desenlace, más allá de la apelación presentada por el gobierno, que seguramente seguirá su curso. Conociendo el paño, es altamente probable que se redoble la apuesta, aunque en realidad y más allá de la resolución final, que importa a las partes en conflicto pero no tanto al resto, lo que sí tiene gran peso para todos y para la salud republicana, es que se hayan marcado claramente algunos límites que no pueden ser traspuestos por un poder sobre el otro. Tal como se intentó en este caso.

Está trillado estos días, pero no pueden dejar de aludirse los dichos de Alak, Sabatella, Kunkel y casi todo el completo desfile de voceros oficiales, que tuvieron no sólo una contundente respuesta con el fallo de la Cámara extendiendo el amparo, sino también de todo el conjunto de jueces del país -en resguardo de la independencia- como así también de nucleamientos políticos y otras organizaciones.

Hablar de destituyentes y golpistas, hoy es un argumento que se vuelve en contra, pues no lo digieren siquiera dentro del bando propio. Como justificación, por exceso de uso, quedó desactualizado. Tal vez, haya llegado el momento de revisar algunas conductas y objetivos, volviendo al uso de las metodologías institucionales para conseguirlos. La legitimidad del 54% -que nadie cuestiona- no todo lo puede, pues no significa una luz verde para avanzar sobre todos y todas. Quedó claro con este último vallado representado por la justicia, que no pudo ser traspuesto.

Es preocupante entonces que mientras este tema concentre la atención de casi todo el gobierno durante tanto tiempo, otros como inflación e inseguridad, que son los que tienen a maltraer a la gente, sean prácticamente ignorados. Es que mientras la inseguridad es sólo una sensación, la inflación directamente no existe. Esta marcha a contramano de la realidad, es parte de un relato cuyo óxido lo está corroyendo.

Claudio Paolillo es un editor uruguayo que preside la Comisión de Libertad de Expresión de la Sociedad Interamericana de Prensa, que por estos días estuvo en nuestro país integrando una misión de esa organización que vino para interiorizarse sobre todos estos acontecimientos generados por el 7D. Sobre el presidente ecuatoriano Rafael Correa, dijo "es el peor depredador de la libertad de expresión" de la región. Aquí en cambio, al igual como se había hecho en 2008 con el presidente boliviano Evo Morales y en 2011 con el venezolano Hugo Chávez, en la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata se le entregó la distinción "Rodolfo Walsh" en mérito a su lucha por la libertad de prensa. Una premiación que, más allá de interpretaciones, posicionamientos políticos o cualquier otro perfil que se pretenda escarbar, es rayana con el disparate. 

Un hecho realmente descriptivo de la subversión de la normalidad en que estamos inmersos, aunque dentro del fárrago de acontecimientos y la magnitud de alguno de ellos, es probable que pierda trascendencia. De todos modos, enmarca el escenario en el cual nos encontramos.

Sería bueno dejar calmar las aguas, pues hemos atravesado demasiadas tempestades, en tanto las oportunidades que nos vino ofreciendo el mundo -y la soja- se van diluyendo. Estamos sin energía, sin trenes, sin rutas. Ese debe ser el objetivo por delante, no las disputas por ver quien logra acallar antes al otro. 

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