Por Roberto Actis
El 8N hace varios días que quedó atrás y la única reacción que se observa en el gobierno, es tratar de reforzar aún más todas aquellas cuestiones que provocaron esa reacción de reclamo de una buena parte de la ciudadanía, entre la cual se cuenta -según sondeos- no sólo gran parte de la "poderosa" clase media, sino también una porción del 54% que hace poco más de un año le dio la aplastante victoria a Cristina Fernández.
Es cierto que en demandas contra la inseguridad y la inflación por ejemplo no pueden tomarse medidas con resultados inmediatos, aunque se desee, aunque habida cuenta del tiempo transcurrido sin que siquiera se hayan producido intentos serios, hay poco que esperar en estos planos. En cambio, tanto como para dar alguna señal de cierta flexibilidad, se pudieron adoptar algunas medidas de efecto mucho más rápido y contundente, dejar de mentir por ejemplo. Es que desde el INDEC se volvió a insistir con una vieja cantilena, que ya en su momento significó repudios generalizados, siendo reflotada con la intención, al menos así lo parece, de provocar mayor irritación aún.
Es que de acuerdo con este bendito y manipulado INDEC, -cuya titular Ana Edwin de paso deberá someterse a un curso de adaptación por haber sido sorprendida manejando su automóvil a la madrugada con 1,9 de alcohol en su sangre cuando el límite fijado es 0,5- una persona pudo alimentarse con 5,75 pesos en el mes de octubre. ¡Qué tal! Se nota claramente que sensatez no es lo que sobra, pues en lugar de difundir estas canastas de la indignación, lo prudente y en circunstancias como las actuales donde es cada vez mayor la puja salarial, con mejoras que se diluyen en pocos meses por efectos de la inflación, lo mejor sería preservar esta clase de datos. No digamos dar un giro de 180 grados, lo cual no está en la filosofía de este gobierno que sigue estrictamente los dictados y humores de la Presidenta, pero al menos no echar más leña al fuego.
¿A quién tratan de convencer con esta clase de datos? La canasta que mide la indigencia es de 713 pesos mensuales, mientras que la correspondiente a la pobreza, llega a 1.587 pesos. Con semejantes cifras, deben alimentarse los integrantes de una familia de matrimonio y dos hijos en edad escolar. Es que de esa manera, lo que se logra es mantener oculto los verdaderos niveles de pobreza, que según el gobierno nunca estuvieron tan bajos como ahora, aunque un reciente informe del Banco Mundial dice que en la Argentina hay 21 millones de personas dentro de los parámetros que establecen la pobreza.
Todo esto, justo en estos momentos, más que una reconfirmación de las inamovibles políticas del gobierno, parece ser una respuesta a los reclamos del 8N.
Pero como nuestra actualidad no sabe de momentos calmos ni nada que se le parezca, con el 20N a la vista que se avecina tendremos nuevamente un escenario complicado, aunque seguramente sin respuestas, modalidad inconmovible. Aunque, sin dudas, la gran batalla del gobierno será el 7D cuando se buscará dar el golpe de gracia a "la cadena del del desánimo" con la que tanto trajina la presidente Cristina Fernández, desde donde la desdicen el país de maravillas que ella describe en sus exposiciones.
De paso, por si algo faltaba con el 7D en sus verdaderas intenciones, siempre conocidas aunque no admitidas, varias voces oficiales desde Martín Sabatella y Diana Conti para abajo, permitieron ver claramente el favoritismo que gozarán con la Ley de Medios los alineados con el gobierno -Telefónica por ejemplo, la gran favorecida- y que el verdadero gen de esta ley fue perjudicar al Grupo Clarín (Conti dixit).
En el plano de las novedades de otro orden, lo realmente notable fue el anuncio de Axel Kicillof respecto a la creación de un organismo que controlará todos los subsidios que otorga el gobierno y que, según el presupuesto 2013. insumirán en ese período unos 80.000 millones de pesos. Está bueno que hayan dispuesto controlar tamaña montaña de dinero, más aún cuando los recursos están tan escasos, pero ¿recién ahora, después de 9 años se dieron cuenta?
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