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Notas de Opinión Domingo 9 de Marzo de 2014

De cohetes y otras realidades

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

Que sepamos, siempre ha sido imposible tapar el sol con la mano. Y por más intentos que se hagan, no hay vuelta, de esa manera sigue siendo. Mucho de eso tienen las explicaciones que salió a dar el gobierno a través de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales por el frustrado intento del primer lanzamiento de un cohete que fue pensado para en algún momento lograr la capacidad suficiente como para poner satélites en órbita en el espacio. Se trata del proyecto Tronador II, que al ser lanzado, subió apenas unos metros y se estrelló en el piso, casi en la misma base de lanzamiento por la escasa altura tomada. ¿Usted que interpreta? Un fracaso, con todas las letras.

Sin embargo, enmarcado dentro del relato tan común en estos tiempos -que lo hemos dicho y reiteramos, tiene algunas cosas positivas y otras tantas negativas-, en el cual no se admiten fracasos. Incluso como en este caso, cuando no existe la posibilidad de echarle la culpa a otros, entonces se recurre al deseo de cómo debió haber sido y no fue. En un comunicado, el organismo espacial dijo "el resultado ha sido positivo, dado que se ha verificado el funcionamiento correcto de todos los sistemas tomados por separado. Por motivos que aún se están determinando el despegue no terminó de concretarse", agregándose que "simplemente cayó sin afectar su estructura de lanzamiento y sus partes ya han sido recuperadas casi totalmente". Y tras argumentar que este tipo de proyectos experimentales, en sus primeros lanzamientos suelen no ser de la manera esperada, se calificó al operativo de "exitoso". 

No es necesario abundar demasiado, se trata de un contundente ejemplo de cómo son contadas las cosas. ¿Cuál hubiese sido el problema admitiendo fallas y que se trabaja en corregirlas? Al fin de cuentas se trata de un proyecto experimental, que es muy probable merezca ser elogiado por la iniciativa misma en llevarlo adelante. Por si faltara agregar algo más, días antes del lanzamiento se había dicho que la misión era "probar en vuelo el sistema de navegación, guiado y control". Si apenas despegó un par de metros y se vino abajo ¿de qué éxito estamos hablando? 

Un simple recorrido retrospectivo, y con algunos episodios recientes, nos recuerda las falseadas estadísticas del INDEC durante años por lo que se llegó a sancionar a las consultoras que decían lo contrario, terminándose ahora por admitir la realidad con el nuevo índice; que Repsol iba a tener que pagarnos a nosotros y finalmente se terminó acordando un pago de 5.000 millones de dólares; que la emisión monetaria no era factor inflacionario, pero ahora se comenzó a restringirla; que los responsables de la inflación eran sólo los empresarios formadores de precios y que el gobierno no tenía nada que ver; que "jamás verán a esta presidenta (decía Cristina Fernández) devaluar" y lo terminó haciendo con todo el descalabro que eso supuso, pudiéndose agregar sin intenciones alarmistas que es probable que tengamos un nuevo ajuste monetario en el horizonte. ¿Qué pasó con el CEDIN y con el blanqueo? Dos fracasos más sumados a una lista que de ninguna manera puede ser conocida.

Se ha llegado a los extremos de no poder utilizar las palabras inflación y ajuste porque a la presidenta le desagrada. Los malabares que debe hacer cada mañana Capitanich para evitarlas son realmente llamativos, tanto como las cosas sobre las cuales debe desdecirse al día siguiente. Aquello que el ahorro era negativo para la economía de un país, llegando a calificar de avarientos a los que disponían dinero y otros valores inmovilizados, fue realmente tremendo. Cuando se descubrió que varios plazos fijo millonarios estaban a su nombre, debió poner una drástica marcha atrás. Tal vez debió aclarar la primera vez que el ahorro era malo para los demás, pero no para el bolsillo propio. Sobre esto del cohete no dio precisiones, pero sin embargo dijo que se referirá al tema "cuando a través del sistema de pruebas se produzcan los resultados correspondientes", y que el "lanzamiento" resulte "compatible con los objetivos y metas que se han formulado". ¿Le queda claro?

Toda esta acumulación de situaciones, que están al alcance de cualquier archivo, son las que finalmente deshilachan la credibilidad de un gobierno. Y sin la confianza de la gente, es muy difícil poder llevar adelante iniciativas que, tal vez dentro de otro marco, podrían resultar beneficiosas. 

¿Cómo creer a la presidenta cuando denosta a los ricos y los califica de angurrientos cuando su propia familia se hizo de una inmensa fortuna sólo con los ingresos de sueldos públicos justificándolo? Es cierto, una vez -la única y fuera del país- explicó que fue una abogada exitosa.

Para el cierre, tal vez debamos volver al tema de apertura, con una breve reflexión: ¡es al cohete!

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