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Notas de Opinión Domingo 19 de Enero de 2014

Detrás de la zanahoria

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

Los precios en general y especialmente los de los alimentos, mantienen una movilidad constante desde hace mucho tiempo, aunque existen dentro de esta variable algunas alteraciones bastante notables. Veamos, en noviembre los precios tuvieron una aceleración por sobre lo normal, anticipando lo que acontecería en diciembre -un mes tradicionalmente alcista por las fiestas- donde la remarcación fue aún más vertiginosa.  ¿Cómo reaccionó el gobierno? Con un acuerdo de precios a los que ahora le dicen "cuidados", que a mediados de enero todavía está en veremos en muchos de sus aspectos centrales.

En primer lugar, se partió pensando sólo en Buenos Aires y el Conurbano, como si ese fuese un país aparte, ya que también allí tienen por ejemplo los subsidios que engullen la mayor tajada de los 120.000 millones destinados a la energía, gas, agua y transporte. A tal punto que un habitante de la ciudad de Buenos Aires paga la cuarta o quinta parte de lo que pagamos por la energía eléctrica aquí en Rafaela, ante igual consumo de kilovatios. Otro tanto con el gas y el agua, aunque convengamos que también aquí son accesibles, y ni que hablar del transporte.  Cuando les aumentan un peso, se forman piquetes, reclaman incendiando vehículos y se arman tales conflictos que parece estar la vida en juego. Que en realidad va más allá de una metáfora, ya que lamentablemente por cosas tan simples, en realidad hubo muertos.

Volvamos a los precios de los alimentos. Para lograr algo más o menos presentable y ajustado a los precios propuestos se debieron sortear innumerables situaciones conflictivas, incluso llegando a la amenaza de la importación de tomates -con todo el costo político que tuvo-, o bien autorizar fuertes subas de otras líneas de productos para que se mantengan achatados los que irían al acuerdo. 

Eso no fue todo, antes de terminar de prolijar esta especie de pacto, con el cual se supone enfrentar la inflación, se dio un plazo de una quincena como para que todo el mundo vaya ajustando convenientemente. Y por fin vio la luz, aunque con ausencias en las góndolas, precios que no estaban acordes a los publicitados. En fin, un rosario de problemas, que se trata de ir solucionando sobre la marcha.

Los precios cuidados debían ponerse en vigencia en todo el territorio nacional el lunes pasado. Así lo anunció el ministro Kicillof, pero como esto de marchas y contramarchas se ha convertido en algo de todos los días, sin sorprender demasiado a nadie e incluso sin tanta bambolla para que pase lo más desapercibido posible, quedó para más adelante.

Queda visto entonces, que no existe anticipación de los problemas, sino que siempre se está yendo desde atrás. Casi, como descripción de la realidad, se está corriendo detrás de la zanahoria. Es que no recurrimos a la excepción, sino a la generalidad, siendo suficiente una visión retrospectiva de lo ocurrido en los últimos meses. 

¿Se desconocía que había inflación y que se estaba acelerando? Tal vez por no poder siquiera mencionar esa palabra, ya que la presidenta Fernández no la quiere dentro del léxico de sus voceros -Capitanich en sus diarias alocuciones debe hacer malabares idiomáticos para referirse a la inflación sin citarla-, es que se demoró tanto la reacción. 

De todos modos, si este parche es lo único que se tiene en mente para combatirla, desde ya podemos levantarle el brazo como vencedora de la disputa. Frenar el gasto público, reducir la emisión y retroceder con algunas de las medidas que fueron encorsetando la economía, son los puntos centrales para facilitar el avance, por ejemplo, de los precios cuidados. Mientras el Estado no sea partícipe de su propio ajuste, será una meta poco menos que imposible tratar de imponerlo al sector privado, el que por otra parte, viene soportando sobre sus hombros la mayor presión tributaria de la historia.

Además, debe tenerse en cuenta que por delante estarán las paritarias, con complicaciones por todos los frentes. Si son difíciles en tiempos inflacionarios, anticipándose que los acuerdos pueden ser sólo por 90 días, más aún con una situación económica desequilibrada en la cual muchas empresas se verán en figurillas para resolver la política salarial.

¿Cómo termina la semana? Con el dólar rozando los 12 pesos y las reservas del Central perforando la barrera de los 30.000 millones de dólares. Inflación pura, sin embargo en una economía que tiene el timón averiado, nadie parece advertirlo. Pero claro, ¿cómo van a hacer algo si para el gobierno la inflación de todo el año fue del 10,9 por ciento? Eso es lo que dijo el INDEC.

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