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Notas de Opinión Lunes 2 de Enero de 2012

Drogas y algo más

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

Rafaela no es una isla, en ningún sentido. Lo hemos dicho una y mil veces. Aún dentro de un entramado institucional, económico,  financiero, productivo, social, cultural y deportivo de gran importancia -que tantos buenos calificativos y elogios nos han valido, como ciudad modelo, ejemplo, y otros por el estilo- lo cual hace las veces de soporte para enfrentar algunas situaciones que, en otras condiciones serían de mayor gravedad e impacto social más profundo, no es ajena sin embargo a los problemas que afectan al resto del país, y de manera especial a las ciudades de similares características demográficas. En todos los lugares faltan viviendas, hay serios problemas con el tránsito -la incorporación de 800.000 automotores y 700.000 motocicletas como ocurre este año, se hace sentir, y mucho en escenarios que siguen siendo los mismos de hace medio siglo o más-, hay creciente inseguridad, y además droga, muchísima droga. De la buena, para bolsillos pudientes, y de la otra, la barata, que es la que más daño causa y más rápido lo hace.

Justamente sobre este tema trataremos de avanzar, como lo hemos hecho en reiteradas ocasiones, reclamando, solicitando acciones más decididas y además, fundamental para aspirar a resultados con cierto aroma a éxito, la amplia participación de todos los sectores, a los que se deben agregar los núcleos familiares, que son el punto de partida para prevenir y contener la ampliación de los grupos de consumo. Lo cual responde a un sentido de lógica pura, pues con la demanda contenida, se achica la oferta. Y los negocios que se mueven alrededor de la droga, van perdiendo sentido, o al menos el volumen que pueden alcanzar en otras circunstancias, más exactamente, cuando hay elevado consumo, que también facilita la distribución y comercialización.

Estadísticas sobre las intervenciones policiales, existen, es cierto, pero ¿reflejan la verdadera situación? Todo es subjetivo cuando se maneja a través de versiones, rumores que van de boca en boca, pero frente a la gravedad del tema no pueden ser soslayados. Merecen y deben considerarse, ya que todo lo que se haga por combatir la droga, en realidad es poco. 

¿Cuántos quioscos -como se los llama en el léxico de este submundo- hay en Rafaela? Si la respuesta la buscamos en ámbitos oficiales, son inexistentes, pues de lo contrario habría una tácita admisión de conocer su funcionamiento y permanecer distraídos. En cambio si se escudriña en otras esferas, muchas veces simples vecinos que observan y advierten lo que califican como "movimientos sospechosos", incluso en muchas oportunidades denunciando en forma anónima -a través del servicio del Opifón por ejemplo- los sitios de supuestas ventas, la situación es diametralmente distinta.

¿Cuál es entonces la verdad? Muchas voces están dando cuenta que hay un avance de la droga en la ciudad.  Nada nuevo por otra parte, pues desde hace muchos años se viene insistiendo con el tema. Sea realidad o no, y por aquello de que no somos ajenos a una perspectiva que se extiende por toda la Argentina -que de país de tránsito pasó a ser de producción y consumo-, lo más trascendente e impostergable, es realizar todo el esfuerzo posible para enfrentar el problema con chances de ganar aunque sea, por ahora, sólo algunas batallas. El resultado de la guerra es otra cuestión, más a largo plazo, aunque no debamos por eso perderlo de vista.

La droga está con nosotros, a la vuelta de la esquina, eso es lo irrefutable. Tal vez no todo lo que se dice, es verdad, pero eso no quita que se conjuguen esfuerzos para enfrentarla. No se necesita sólo una ampliación de horizontes, sino respaldarla con ingenio, inteligencia y profesionalismo, pero por sobre todo mucha energía y entusiasmo, para de esa manera canalizar todos los factores hacia el mismo objetivo, y que no terminen diluyéndose en la intrascendencia, como ya ha sucedido.

No señalamos a nadie, en cambio convocamos a todos, como debe ser cuando se trata de objetivos de esta trascendencia. Los rumores abruman, preocupan, pero existe un camino muy directo y excluyente para neutralizarlos: con hechos y acciones. No hay otra forma.

Para objetivo tan importante, siempre es buen momento para reagrupar fuerzas y reanudar la lucha, aunque el actual es todavía algo mejor. Hace días apenas se renovaron las autoridades policiales y también del área drogas. El borrón y cuenta nueva no significa olvidar pasando al archivo, sino aprovechar de aciertos pero también de los errores cometidos, para perfeccionar un trabajo que Rafaela reclama.

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