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Notas de Opinión Sábado 16 de Septiembre de 2017

Educar en valores desde la enseñanza religiosa

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Agrandar imagen FOTO ARCHIVO AUDIENCIA. Se realizó en la Corte Suprema.
FOTO ARCHIVO AUDIENCIA. Se realizó en la Corte Suprema.
Jorge Horacio Gentile

Por Jorge Horacio Gentile

En

la audiencia pública que la Corte Suprema de Justicia de la Nación

convocó en un juicio en el que se pretende suprimir la Enseñanza

Religiosa que se imparte en la provincia de Salta desde antes de

1886, fui el primer Amigo del Tribunal, en exponer defendiendo esa

práctica, que reciben los alumnos de 6 a 12 años, de 1° a 7°

grado, en las escuelas primarias públicas de gestión estatal, dos

veces por semana (40 minutos). La imparten docentes especializados,

que anualmente reciben la opción de los padres de qué religión

quieren que sus hijos profundicen; y que trabajan en las aulas con

los grupos de alumnos de distintas orientaciones religiosas, pero que

comparten contenidos comunes.


A

los alumnos cuyos padres optan para que a sus hijos no reciban

ninguna educación religiosa se les ofrece enseñarles valores

universales u otras materias dentro del aula. Trabajan con los demás,

salvo que los padres soliciten que el niño salga fuera del aula y,

en ese caso, quedan siempre a cargo de algún docente, nunca solos.

Ni a los padres ni a los alumnos se les exige declarar la religión

que profesan.


Lo

religioso es parte de la cultura por lo que no puede la escuela

dejar de enseñar el significado del crucifijo, con el que juran la

mayoría de los funcionarios o magistrados; ni la estrella de David,

de los judíos; o la media Luna, de los musulmanes. Por qué son días

feriados el de la Navidad o de la Semana Santa; o por qué hay

provincias que se llaman San Juan o Santa Cruz, o por qué hay

iglesias, sinagogas o mezquitas. Prohibir enseñar religión en las

escuelas es discriminar.

Cuando

la Constitución invoca a “Dios fuente de toda razón y justicia”

afirma que los derechos humanos que ella garantiza; en defensa de la

libertad, la vida, el trabajo, la justicia, la paz, la igualdad y el

bienestar general; tienen por fuente a Dios. Entonces, cuando se

enseña que los hombres deben ser iguales y actuar fraternalmente,

que mejor que explicar que debemos “amarnos los unos a los otros”,

o recordar que el prójimo es hijo de Dios como lo somos todos. La

fuerza de estos argumentos no es igual si se prescinde de lo

religioso.

Lo

que hoy se enseña en Salta no es igual que la Educación Católica o

Moral que se impartía entre 1943 y 1955 en todo el país. El

contenido de la materia es Religión, en sus distintas versiones, sin

adoctrinar a los niños para ninguna, con objetividad y acentuando la

que optaron los padres. No hay monopolio de la religión católica,

no se enseña el catecismo, incluso hay escuelas donde la totalidad

de los alumnos son evangélicos o testigos de Jehová, y así está

orientada su enseñanza.

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