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Notas de Opinión Lunes 17 de Junio de 2013

Edward Snowden, nuevo perseguido

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Juan Carlos Fessia

Por Juan Carlos Fessia

Muchas veces me pregunto como ciudadano cómo será el interior de un gobierno en su micro política de protección de la seguridad y el mantenimiento de la misma dentro de la democracia y el estado de derecho de los habitantes de un país.

Ser poderoso implica sostener el poder y este en las grandes potencias se logra con armas y espionaje, para poder conocer dónde están los enemigos, que con sus constantes atropellos fueron generando en todo el mundo y en sus propios países.

Los dominantes tienen sus servicios de inteligencia, con agentes predispuestos a seguir las órdenes impartidas por sus superiores en logística y acciones.

En la época de la guerra fría, el mayor espionaje se producía entre la KGB de la ex Unión Soviética (URSS) y la CIA de los EE.UU. Para mantener el equilibrio ambas potencias dejaron muchas vidas humanas en el camino, muchas de las cuales eran inocentes, desaparecían y caían por los denominados “efectos colaterales”.

La guerra fría terminó con la caída del Comunismo Soviético, influenciada por la denominada "perestroika" de Mijail Gorbachov, pero el espionaje siguió siendo una constante en casi todos los países gendarmes del planeta.

La economía requiere el control de los territorios “subordinados” y controlarlos produce guerras hacia los otros y asedio hacia los propios.

Constantemente suceden hechos terroristas en los países más comprometidos, producto de su propio accionar e injerencias territoriales.

Surge un nuevo estilo denominado “golpe por golpe”, las acciones se generan no ya a partir de un ejército convencional, sino a partir de hechos individuales o de pequeños grupos, sistema operativo mucho más difícil de controlar por parte de los gobiernos perjudicados.

Lo más doloroso de estos atentados son las víctimas inocentes civiles, que sin conocer los hechos ofrendan sus vidas en una causa difusa, que no pasa por los pueblos, sino por las constantes incertidumbres que genera cada caso.

Hoy surge una duda existencial para los ciudadanos del mundo, somos espiados por teléfono y por Internet (facebook, twitter, correo electrónico, skype), o sea por todos los medios de comunicación planetaria existentes.

Descubren nuestra intimidad, nuestra seguridad personal, usurpan de ser necesario nuestras claves y ¿qué más?

¿Cómo surge el descubrimiento de este hecho? El nuevo personaje se llama Edward Snowden, ex técnico de la agencia de inteligencia (CIA), de 29 años de edad, quien dio a conocer a los diarios Washington Post y The Guardian, la existencia del accionar del Prism, un programa para recopilar rastros dejados en Internet, por personas fuera de EE.UU. y la NSA (Agencia Nacional de Seguridad) que desde el año 2006 registra las llamadas telefónicas realizadas en EE.UU. como monitoreo y control de datos para anticipar supuestos casos terroristas, si la tecnología permite hacerlo aquí se puede hacer en todo el planeta.

¿Es este un derecho que puede arrogarse un país sobre los ciudadanos del mundo?

¿Hasta dónde llega la magnitud de este hecho que afecta la seguridad de todos?

Dijo Edward Snowden: “mi único objetivo es informar a la gente sobre lo que se está haciendo en su nombre y lo que se hace en su contra. No creo que pueda volver a mi hogar”.

Hoy, por decir su verdad está buscando asilo político en algún lugar del mundo que lo contenga, actualmente se encuentra en Hong Kong, refugiado.

Con esto de informar sobre las debilidades que afecta la moral de los gobiernos de EE.UU., se pueden mencionar tres casos puntuales y conocidos, Kurt Sannenfeld, una agente federal que revela la verdad del 11S y las razones de su exilio y persecución. Su tarea, Director de Operaciones del Equipo Nacional de respuesta rápida de la agencia federal para el manejo de emergencias (F.A.M.A), narró su odisea en el libro “El Perseguido”, sufrió tortura, cárcel y persecución por parte de la CIA, hoy exilado en la Argentina, Julian Assange, hoy exilado en Inglaterra en la embajada de Ecuador, por el ya conocido caso Wikileaks y finalmente el caso de la nota.

No creo pensar que estos hombres y muchos otros colaboradores que pudieron ver de cerca realidades que no soportaron y las dieron a conocer pasen desapercibidas en la comunidad internacional.

Cada verdad que aparezca, sacará de su cause la hipocresía y los ciudadanos de los países comprometidos podrán evaluar el camino de la libertad de sus vidas y de conciencia para un mundo mejor.

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