El grito de Candela

Por Roberto Actis

Por este tiempo, todo es Candela. Los calificativos desfilaron uno tras otro, captando coincidencias. Nos muestra uno de los costados más descompuestos de la sociedad, aunque en primer lugar, y por sobre todo el resto, está la vida perdida de la pequeña Candela, que con sus once años fue una víctima más de toda esta vorágine de mafias, delincuencia, hampones, asesinos, que extienden su accionar ante la vista de todos, con la droga como gran escenario, ese flagelo que está penetrando arteramente dentro de la sociedad.

Es que todo tiene que ver con todo. Esta vez fue Candela, después quién?, porque en realidad y aunque esta vez adquirió un despliegue mediático pocas veces visto, esta clase de episodios horripilantes, y más que nada incomprensibles cuando la víctima de una venganza entre hampones es una niña -lo que terminó por situarlo por sobre los demás- , son mucho más frecuentes de lo que se supone. 

¿Piratas del asfalto?, ¿secuestros extorsivos?, ¿narcotráfico?, poco importa la identificación del delito, al fin y al cabo cuando se trata de estas bandas, todo es posible, incluso la muerte a mansalva, un bien supremo que en ese marco casi no tiene valor alguno.

Dicen que hay que aprender sobre la experiencia, algo así como no tropezar dos veces con la misma piedra. ¿Servirá para algo este caso Candela? ¿o todo continuará como siempre? En primer lugar, observando desde aquí, a la distancia, aunque con la posibilidad de interiorizarnos sobre algunas verdades y seguramente también sobre muchas mentiras, pueden obtenerse algunas conclusiones, al margen de toda la politización que se le pueda dar al tema. Sin dudas que el Gobierno tiene que ver, a través de la justicia y de una policía ineficiente, pero no más que otros que le antecedieron, es una responsabilidad que se reparte en partes y que viene desde muy lejos. Más allá de puntualizaciones, lo indispensable es establecer una política de Estado en materia de delincuencia y seguridad, sin esperar a que nos convirtamos en un escenario incontenible, como está ocurriendo ahora en México, y como antes lo fueron varios otros vecinos de la región.

Es verdad que este no fue un caso puntual de inseguridad, fue la preocupación por mostrarlo de esa manera, pues todo estuvo debidamente planeado, tal vez no el desenlace, ¿aunque quién puede saberlo? al menos por estos días, quizás la investigación pueda esclarecer algunos aspectos todavía muy confusos. Es cierto que todo fue una extraña mezcolanza, incluso con probable ocultamiento de datos, pero la intervención judicial y policial puso al descubierto un nivel de ineficiencia extremo. Es probable que desde la conducción se estime que se trata de una cuestión de cantidad, cuando en realidad es de calidad.

Lamentable el deambular del gobernador Scioli, exhibiéndose junto a su ministro de Seguridad, por el lugar donde aparecieron los restos de Candela. Es que además de su explícita intención de mostrarse interesado y compungido, llegó acompañado de periodistas y camarógrafos, debidamente avisados para cubrir "la nota". Entonces ¿desde donde se origina la politización? Y por favor, que nadie responda que tuvo casi el 50% de votos de los bonaerenses, esto es otra cosa, que está más allá del sufragio y del respaldo popular.

Poco importa si esto fue cosa de mafiosos o de delincuentes comunes -aunque de comunes no tengan nada por el solo hecho de cometer actos penados por la ley, a los cuales la mayoría quedamos expuestos como víctimas-, lo cierto es que esto ocurrido con Candela, tanto por la fuerte mediatización pero especialmente por su propio contenido, se convirtió en un llamado, más que eso en un grito, que no merece oídos sordos ni tampoco distracciones.

La inseguridad en su más amplio contenido, es la mayor preocupación de los argentinos de toda la geografía territorial, también de los gobernantes y políticos -que así lo manifestaron en recientes campañas-, ¿por qué no hacer borrón y cuenta nueva? Establecer, reiteramos, una política de Estado que como tal, se encuentre por sobre todos los intereses sectoriales.

El dolor por Candela, la amplísima adhesión recibida, que dentro de tan horrible suceso fue una demostración positiva, estuvo por sobre todo. Incluso por la descomedida actitud del ministro Randazzo de reconvenir a "los medios hegemónicos" en plan conferencia de prensa sobre el escrutinio final de los comicios, por haber informado sobre irregularidades en el acto electoral, lo cual tenía no sólo confirmación sino origen en los jueces electorales Blanco y Servini de Cubría. Si fue una anticipo sobre los modos que vienen después de octubre, es para preocuparse.

Y aunque habría mucho más, cerramos con algunos dichos de la presidenta Cristina Fernández en la cena de los industriales. Aseguró que se profundizará el modelo, pero que habrá correcciones. ¿Será la progresiva eliminación de subsidios a las tarifas y una lucha más decidida contra la inflación? Es lo que reclaman los sectores productivos.