Por Juan Carlos Fessia
Muchos se preguntarán hoy, que fue el misil Cóndor, bajo mi punto de vista fue un proyecto balístico de importancia en tecnología aeroespacial, que hubiese permitido en un futuro no muy lejano, incursionar en el crecimiento para la colocación de satélites, con propulsores propios, dando a nuestro país un espacio importante en el contexto internacional.
En 1991, más precisamente el 26 de enero, el entonces Ministro de Relaciones Exteriores del Presidente Carlos Menem, Domingo Cavallo, (posteriormente Ministro de Economía) dio a conocer mediante una carta a través de uno de los diarios más importantes del país, que durante el gobierno del Doctor Raúl Alfonsín, “se comenzó a transferir tecnología misilística a Irak, como país, en el que tuvieron su verdadero origen los fondos que financiaron el Proyecto Cóndor”.
Este comentario, nunca se pudo respaldar con pruebas, pero generó todo un trasfondo político y se hicieron conocer las correspondientes respuestas que negaban tales opiniones vertidas.
Este país Irak, estaba en guerra con Irán y la mayoría de los países occidentales le vendían armas, digitadas por “el Sr. De la guerra” Irak, estaba dispuesto a pagar mucho dinero por este armamento u otro similar, por sus necesidades bélicas.
Cavallo no aceptaba, “haber permitido que se utilizara el territorio nacional para realizar con participación de instituciones argentinas, actividades de proliferación de misiles, que no implicaban ningún desarrollo autónomo de tecnología aeroespacial, sino transferencia de armamentos.
A raíz de este comentario, mucho se habló y publicó, sobre el misil Cóndor, lo que pareció formar parte de una novela de espionaje. Los unos y los otros opinaban para desacreditar este avance tecnológico.
Con el surgimiento de la democracia 1983, se replanteó el proyecto de un misil que era parte de un programa denominado Cóndor, surgido en 1981.
El desarrollo de este misil tenía un aspecto importante bajo el punto de vista civil, lo que permitiría el manejo de tecnología de vectores para el desarrollo de un proyecto de observación meteorológica y/o astronómica y no para la guerra.
Esto permitiría ingresara al país en la industria aeroespacial y poder colocar satélites en la mediana órbita con trasportador propio.
Este misil, se desarrollaba en una fábrica situada en Falda del Carmen, una localidad a 30 kms de la ciudad de Córdoba y se recurrió a la colaboración de una empresa Alemana, la misma tuvo distintas etapas, la construcción de la planta, la fabricación del propulsante sólido (combustible) y finalmente la prueba de los motores.
Argentina había sorteado todos los procesos de construcción del misil Cóndor, solo restaba realizar las respectivas pruebas.
Dado que la empresa alemana, había construido una planta gemela en Egipto, se le propuso a este país la financiación de los procesos de pruebas y ofrecer capacitación técnica de Argentina.
La guerra de Irak e Irán, afectaba la fabricación del misil por un supuesto efecto de triangulación de tecnología a favor de uno de los contrincantes, en este caso de Irak de Saddam Hussein. Lo patético y la hipocresía, radicaba en el hecho que Irak, recibió armamento y tecnología de primera generación de empresas armamentistas de EE. UU., británicas, alemanas, brasileñas, francesas, españolas, italianas, austríacas y canadienses, obteniendo jugosas ganancias.
En noviembre de 1998, el Secretario de Defensa de EE. UU., hizo conocer su preocupación por la fabricación del misil Cóndor, en las oficinas del Pentágono. La CIA, tenía información de que si el misil Cóndor, se vendía en Medio Oriente, podía desestabilizar el equilibrio militar en la región.
La acusación pública de Domingo Cavallo, que generó la polémica sobre el misil, era producto de la “relaciones carnales” entre Argentina y EE.UU. establecidas por la política exterior del gobierno de Carlos Menem.
Para concluir, esta relación promiscua con EEUU, llevó al desmantelamiento del proyecto cóndor y además el envío de tropas argentinas al golfo Pérsico, para colaborar en el bloqueo occidental por la invasión de Irak a Kuwait, las cuales fueron enviadas por C. Menem, si autorización del congreso nacional.
El gobierno de Menem, desarticuló el proyecto del misil Cóndor el 20 de julio de 1990 y colocó bajo la órbita de la Presidencia toda actividad espacial.
Cerró la planta de Falda del Carmen y generó la dispersión de los técnicos e ingenieros, hacia otros establecimientos que dependía de la aeronáutica de Córdoba. Todo supervisado por funcionarios de la embajada estadounidense que fotografiaron y filmaron todo lo que les interesaba.
Argentina tuvo que ceder a España, los motores y gran parte de los misiles, sin pago por lo entregado. De España se fueron a EE. UU., para su destino final. La planta de Falda del Carmen, sufrió el desguace de todo su material y no volvió a funcionar.
El anuncio formal de la muerte del misil Cóndor, se hizo el 28 de mayo de 1991, bajo el decreto 995/91. A raíz de este anuncio y de la participación de la Argentina en la primera Guerra del Golfo, se le dio al gobierno del Dr. Carlos Menem, un premio consuelo “aliado extra OTAN”.
Y como decían nuestras abuelas, “colorín colorado este cuento se ha terminado”
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