Por Roberto Actis
El país parece un negocio de ramos generales, denominación que recibían esos almacenes de otra época -Ripamonti, Paviolo aquí en Rafaela-, pioneros de los híper y súper mercados de este tiempo. Es que realmente no falta absolutamente nada, aunque en definitiva resulte apenas una forma de decir, ya que el escenario es tan gigantesco, múltiple y novedoso, que siempre siguen apareciendo nuevos elementos. En realidad semanas atrás titulamos esta entrega "No falta nada", error, siempre hay nuevas y sorprendentes apariciones, como en botica.
Dentro de un clima de clara tensión, donde todo parece indicar que irá creciendo a medida se vayan acercando las elecciones de agosto y octubre, si algo faltaba fue el envío a juicio oral y público de la ex presidenta Cristina Kirchner por la causa del dólar futuro. ¿Se acuerdan?, ella misma le había pedido al juez Bonadío que la mande a juicio, pues en realidad aunque le provocó un enorme perjuicio de 54.000 millones de pesos al país, está muy mezclado lo judicial con lo político. Tanto, que las opiniones están muy divididas, a favor y en contra.
En una jerga de cierto tinte delincuencial, y por lo tanto apropiada, este es el juicio del cual la ex Presidenta puede llegar a zafar, incluso con cierta facilidad, además le significará un escenario a su pedir, del tipo de las cadenas nacionales. Como será la cosa, que hasta de esa misma manera se expresó Lilita Carrió, a quien seguramente nadie podrá suponer de simpatías cristinistas. En un ámbito de tantas sospechas, y donde nunca termina de comprobarse hacia dónde apuntan en realidad las decisiones judiciales, este juicio ¿perjudica o favorece a Cristina? Ya hay quienes dicen que sería una forma de "limpiarla" para otros juicios muchísimo más graves, como el lavado de dinero con Hotesur, las obras públicas con Lázaro Báez y la muerte de Nisman y la acusación de traición a la patria. De zafar, reiteramos, en este primer caso ¿quién se animará después? y además probablemente siendo legisladora.
En tanto seguimos agobiados por el conflicto de los maestros y estas demostraciones de fuerza con movilizaciones y piquetes que transformaron a Buenos Aires en un enorme caos, sosteniendo la consigna del "cuanto peor mejor" para ese "vamos a volver" que aparece en casi todas las movilizaciones, incluso aquellas de sujetos con rostros cubiertos y palos en sus manos, esperándose aún la decisión del gobierno de qué hacer con esto. Hay quienes se inclinan fervorosamente por hacer cumplir la ley sobre la libre circulación, pero eso requiere intervención de las fuerzas de seguridad, pudiendo desencadenar una violencia que quizás sea el verdadero objetivo buscado.
Siguen además las repercusiones por la entrevista de Mirtha Legrand al presidente Macri y su esposa, de sobra comentada, pero que deja algunas reflexiones imposibles de evitar. Una de ellas, los excesos de la Legrand al hacer afirmaciones en lugar de preguntas, esmerilando las respuestas del Presidente, extralimitándose con esta cuestión que por su edad y trayectoria está más allá del bien y del mal; otra, la gruesa falla de Macri al desconocer el haber mínimo de los jubilados, que lo deja expuesto ante la cantilena que gobierna para los ricos; y finalmente, que la filosa lengua de la entrevistadora, hizo que el kirchnerismo ahora la exalte, cuando históricamente fue una declarada enemiga. Queda claro, cuáles son los valores y firmeza de las convicciones. Hoy negro, mañana blanco.
El consumo sigue en baja -3,2% los alimentos en febrero- y eso estrella por el piso la versión oficial que la economía está comenzando a despegar. Mientras no lo note la gente en su bolsillo, todas las palabras serán inútiles. Y mejor que sea pronto.
Los resultados de la evaluación Aprender por su parte, si es que en realidad la educación es la mejor manera de medir a un país -de lo que hay pocas dudas-, nos sumen en la más oscura de las profundidades. Y la esperanza, que dicen es lo último que se pierde, parece ser que hace largo rato la tenemos totalmente extraviada. Pocos otros males pueden ser tan perjudiciales como este, pues cuando tenemos encima al mundo del conocimiento, es cuando la Argentina más se acerca al semi analfabetismo.
Muchos otros datos tienen el efecto de un aguijón, como los 2.296 nuevos empleados públicos que incorporará el sector público, justo cuando el Estado desborda de personal. Lo justifican diciendo que muchos cargos están cubiertos por camporistas que dificultan toda la gestión.
Y para el cierre ese video de la entonces presidenta Cristina Kirchner en 2014, cuando una huelga docente, diciendo que no sabía de qué se quejaban los maestros si tenían empleo estable, trabajaban cuatro horas por día y tenían tres meses de vacaciones. La memoria, suele ser muy frágil.
Cerramos con una pretensión que se nos ocurre no resulta desmesurada ni exagerada dadas las circunstancias que vive la Argentina: que se recupere el sentido común. ¿Será tan difícil?
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