Por Oscar R. Díaz
Mucha polémica se ha creado alrededor de la presentación de buzos de los chicos que están en el último año de la secundaria. Se los ha tratado de delincuentes, de violentos sin razón, que se parecen a barras bravas a quienes hay que caerles con toda la fuerza de la ley, que la culpa la tienen aquellos padres que no se preocupan de civilizar a sus hijos, los directores de colegios que no hacen el trabajo que les corresponde como docentes, etc., sin embargo nadie ha hablado de la etapa en que los chicos están transcurriendo, que a los 17, 18, 19 años, los marca la efervescencia, la euforia, la pasión que en ocasiones es desenfrenada por finalizar la escuela secundaria, y que saben que muchos nunca más se volverán a ver, y pregunto, ¿quién no ha pasado por esta etapa? Creo, que la presentación de los buzos sólo es una excusa para ellos, se dan cuenta que son las últimas vivencias del paso de la adolescencia a la adultez. Así, están evidenciando aún las etapas evolutivas en la estructuración de su personalidad: la infancia, la niñez, la adolescencia para dar paso a la adultez, y es en la adolescencia donde están en busca de su propia personalidad, hasta podríamos decir que poseen rasgos psicopáticos. Entonces, por qué estigmatizarlos de esa forma, demasiados ya parte de la sociedad los estigmatiza declarándolos que son la población que mas drogas y alcohol consumen, que son las generaciones perdidas de nuestra sociedad, y esto tiene una razón, tener en claro que existe un choque de valores en las distintas generaciones, los valores de los adolescentes actuales, no es la misma que las de un adulto, y mucho menos con las de un adulto mayor. Qué oportunidad le damos a nuestros chicos de que puedan expresarse, de darles participación, sabemos que los adolescentes son rebeldes sin causa, quién no pasó por esta evolución de la personalidad, la violencia de algunos de ellos en la presentación de los buzos es una manifestación de rebeldía, sin causa, si es cierto, pero creo que son manifestaciones pidiendo ser escuchados. Se podría decir que se han perdido de vista a aquellos agentes socializadores como la familia, la escuela, grupo de amigos y creo que especialmente la iglesia. Debemos trabajar muchos con los adolescentes desde estos lugares, abarcar la problemática de la adolescencia pero a partir de su participación en todos los ámbitos de la sociedad. Juzgarlos, machacar su inocencia, es estigmatizarlos. Pero, donde aparece el Estado en este tema. El Estado local, el Estado Central, creo que hay una caquexia de ellos en esta problemática. El Estado debe ser omnisciente, el Estado debe ser Omnipresente, el Estado debe ser omnipotente. El Estado debe facilitar todas las herramientas posibles para resolver los problemas que a diario se presentan en una sociedad. Es repudiable, cuando al otro día de los hechos aparecen ideas trasnochadas, diciendo que los chicos son barras bravas, violentos a quienes hay que someterlos a la acción punitiva del Estado, es propio de un conservadurismo que la sociedad toda debe hacerse eco y repudiarlo. El Estado debe ser un Estado conciliador, un Estado armonizador en las relaciones humanas, no debe caer en un Estado provocativo. Pregunto, ¿o queremos una ciudad sin libertad?, sin espacios para manifestarnos, vivir bajo el yugo del autoritarismo de ciertas mentes que sólo ostentan poder para doblegar y someter, vivimos en democracia y el sinónimo de democracia es libertad, igualdad, tal vez los chicos busquen eso, igualdad antes una sociedad que sólo los estigmatiza. El Estado debe ser un ente que contenga, que persuada, que se siente a dialogar, que hable, pero que también escuche, que proponga espacios de participación, y los chicos no son meros espectadores sociales, engrandecer una nación para el futuro depende de ellos; cuentan con un Estado que los eduque, que los haga partícipe del futuro. El Estado municipal se convertirá así en un Estado represor a partir de su discurso estigmatizante, tratando a los chicos de salvajes urbanos, de violentos, de incivilizados, carentes de razón, y un Estado Provincial que ejerce su monopolio de la violencia a partir de filmar a los chicos para luego hacerles causa penales o civiles, utilizando a la policía, se supone que con las nuevas reformas policiales se busca una policía más próxima al vecino, más próxima a la sociedad, una policía que sepa ser profesional en estos casos, no es sólo reprimir, lo que se necesita es un Estado presente en todos sus aspectos inclusivos. Como sociedad debemos desechar los convencionalismos sociales, escapar de las ergástolas que nos ofrecen mentes estrechas del individualismo. La libertad de una sociedad estriba en que podamos manifestarnos toda vez que sea necesaria. La hipérbole de la presentación de los buzos debe gravitar con mesas de dialogo pero poniendo énfasis la participación de su principal espectador “los estudiantes”.
(*) Licenciado en Seguridad Pública. Maestría en Seguridad Pública Universidad Kennedy.
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