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Notas de Opinión Domingo 2 de Noviembre de 2014

¡Incontenible!

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

"Cuanto mayor es la participación del sector público en el PBI, más se agrava la situación económica", poco más poco menos se trata de un pensamiento generalizado de los economistas, seguramente con la excepción de aquellos que defienden contra viento y marea, a cualquier costo, lo actuado por esta casi docena de años del gobierno kirchnerista. Tiempo durante el cual lo público invadió prácticamente todo, poniendo cada uno de los mecanismos bajo rígidos controles, llegando incluso al extremo de pretender regular los costos, precios y posibles ganancias de las empresas.

Sin embargo, más allá de las polémicas que puedan generarse, los que cantan son los números y cuando de ellos se trata se convierten en irrebatibles, aunque en estos tiempos se sospeche si dos más dos es cuatro. Tanta ha sido la manipulación, el manejo discrecional de las estadísticas y el engaño utilizado como herramienta cotidiana, que se termina por montar un escenario artificial confundido con la realidad. A mayor falta de certezas y de permanentes incertidumbres, más ventaja para quien tiene habilidad de movilizarse en ese marco.

Existen datos realmente alarmantes, pues en los primeros nueve meses del año -de enero a septiembre- todos los sectores de la economía estuvieron en baja, con la única excepción del Estado, que continuó aumentando sus gastos y su personal, llegando hoy a contabilizarse casi 4 millones de personas que dependen del erario público, incluyéndose los niveles nacional, provincial y municipal, además de las empresas dependientes del Estado. El ciclo kirchnerista incorporó 1,6 millón de agentes, a razón de casi 150.000 por año de gestión, aunque la mayor aceleración se vino produciendo en estos últimos tiempos, al parecer advertido del fin de ciclo y preparando todo para dejar un terreno minado para quien suceda a partir de diciembre del año que viene.

De acuerdo con algunos cálculos de organizaciones privadas, cuando se llegue a fin de año el empleo privado registrará una caída del 2,6%, pero en cambio el empleo público tendrá una suba de 2,4%. Si pensamos que el Estado debe destinar para sueldos 600.000 millones de pesos por año, y que esa impresionante montaña de dinero debe ser aportada por el sector privado que por el contrario se contrae ante la adversidad, no resulta complicado comprender algunas de las razones básicas que explican la actual situación.

En ninguno de los países del mundo medianamente organizados el gasto público sube a la velocidad que en la Argentina. El promedio de los países latinoamericanos es de 34,8% de su PBI y en los desarrollados del 41,4%, en tanto aquí este año será del 44,2%. Otro dato que explica con claridad y sencilla comprensión las razones por las cuales aquí la economía está en recesión desde hace tiempo, mientras que en los países vecinos está en expansión. Tal vez, con mirar las reservas de unos y otros también alcanzaría. Y no sólo aludimos a Chile, Brasil y Uruguay que siempre son convocados en estas comparaciones con efecto espejo, sino también a Paraguay, Bolivia y Perú, que hasta no hace mucho ni siquiera estaban en carrera con la Argentina.

Todos y cada uno de los aspectos que conforman la economía pueden llegar a discutirse, incluso más allá de los números que a veces se mezclan con la ideología, pero hay algo que está más allá de eso, el Producto Bruto Interno, es decir la generación de riqueza. Una vara que al menos por ahora no puede ser modificada por los gobernantes para sostener sus propios dibujos o relatos.

En lo que va del año los ingresos fiscales tuvieron un aumento del 33,6% y los gastos del 46,5%. Una cuenta más que sencilla. Usted imagine su propio hogar, ¿cómo haría para continuar si entrara mucho menos del dinero del que se gasta? Puede vivir del fiado una semanas -aunque difícil en este tiempo-, endeudarse con la tarjeta, sacar un préstamo que no hará otra cosa que asfixiarlo más todavía, una manga a familiares y amigos, pero todo tiene corta duración, al final deberá irse desprendiendo de sus bienes esperando que todo le explote. Salvo que ajuste sus gastos y produzca todo un reordenamiento. Simplificado, es lo que pasa en el Estado, aunque claro, tiene el recurso de contar con la máquina de imprimir billetes. Pero eso también tiene un límite, que el gobierno todavía no se lo ha fijado, y por esa y otras razones que también aportan, es que tenemos esta galopante inflación que todo lo corroe.

Y algo en el final, que si bien sale del tema, bien puede serlo para alguna futura nota central. ¿Qué se busca con toda esta aprobación casi de emergencia de leyes como el Código Civil, ahora se viene el Penal, la norma de Abastecimiento, la de Hidrocarburos, la de las Telefónicas? Se dejaron pasar más de diez años y ahora todo debe salir de apuro. De paso, ¿qué esperan para el impuesto a la renta financiera? Es insólito que pague ganancias de su sueldo quien trabaja y no quien gana millones en el mercado financiero. Sin embargo...

 

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