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Notas de Opinión Domingo 7 de Septiembre de 2014

Inflación corrosiva

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

Hoy en día problemas no faltan en la Argentina, más bien sobran por todos los flancos. Sin embargo, existe uno que en alguna oportunidad anterior, sin demasiado ingenio debemos reconocer, pero con el simple uso del sentido común, definimos como "la madre de todos los males": la inflación. Estimamos que sometido a la consideración generalizada, sería una de las pocas cuestiones en la que podría lograrse cierto nivel de coincidencia.

Lo gritan desde la oposición, lo admiten en el gobierno por lo bajo y lo reclama todo el mundo. Si no se soluciona el flagelo que todo lo carcome, estamos enfilados a máxima velocidad en dirección al abismo, con conductores que, al menos hasta ahora, no han demostrado la pericia necesaria para corregir el rumbo.

Veamos lo ocurrido esta semana con las naftas, que tuvieron su séptimo aumento del año, para totalizar ya un 60%, a un promedio del 7,5% mensual. En esto lleva la delantera la empresa estatizada YPF y el resto le anda por detrás. Nadie puede desconocer, y menos el gobierno, la alta participación que tienen los combustibles en todo el conjunto de la producción y la economía, no sólo por el transporte al que atañe en forma directa, sino por todas las demás cuestiones en las que participa como un elemento muy importante en cuanto a la formación de precios, situación que bien podría graficarse como un efecto dominó.

De tal modo, y aún admitiendo que la participación del combustible en la generación inflacionaria es menor a su volumen total, sus valores estuvieron muy por encima de la inflación, considerada en alrededor del 40% ya que oficialmente se carece de datos serios, pues luego de un breve baño de realidad en los tres primeros meses del año -cuando hubo que poner en caja la devaluación- el INDEC volvió al uso y abuso de las metodologías de Guillermo Moreno, puesto al servicio de apuntalar la esforzada marcha que se intenta hacer hasta diciembre de 2015. ¿Qué gremio tuvo mejoras de esta naturaleza? Un indicativo más que claro y contundente que el ajuste va por encima de los salarios, de las jubilaciones,  y ni que hablar de la asistencia social.

Pero si hay algo para tranquilizarnos es que en uno de sus habituales informes matinales de la irrealidad, Jorge Capitanich aseguró que la nafta no volverá a aumentar hasta fin de año. ¿Usted lo cree? Nosotros tampoco, es apenas una cuestión de revisar antecedentes, pues casi todo lo que se dice o anuncia, suele salir al revés.

Como para completar algo más esta perspectiva del combustible, un dato a tener en cuenta: el litro cuesta en la Argentina 1,42 dólar según la cotización oficial, mientras que en Estados Unidos 0,93 dólar. Ojalá no se lo ocurra a alguno de los difundidores del relato del país de las maravillas, decir que eso es así porque aquí existe más poder adquisitivo y se vive mejor que en el país del norte. Ya una vez fuimos a querer darle lecciones de economía a Barack Obama y así nos fue.

Llegado el momento de preguntarse ¿qué hace el gobierno por parar la inflación? Nada, así de simple. Aumenta la nafta, el gas se fue a las nubes, los impuestos son asfixiantes -la presión tributaria más elevada de la historia-, emisión descontrolada y un gasto público que no termina de encontrar su techo. Las consecuencias están a la vista, derrumbe del poder adquisitivo con consumo en fuerte baja, gran afectación del empleo, cierre de locales comerciales, un dólar que no encuentra techo. Se trata de responder metiendo al Estado en el control de la producción, con esta inapropiada ley de abastecimiento, invadiendo al sector privado, al que viene sacudiéndolo fuerte pero sin poder destruirlo, aunque en eso está.

Mientras todo esto va apiñándose en la maraña de acontecimientos que asombran, el vicepresidente Amado Boudou, que debe ser un verdadero récord en causas judiciales, sigue presidiendo las sesiones del Senado, por orden de la presidenta Cristina Fernández. Aunque viendo como el vice debe soportar toda la batería de descalificaciones hacia su persona que le hacen los bloques opositores, en lugar de un respaldo el sentarlo en ese sillón ¿no será en realidad un castigo? Maquiavelismo en esencia.

Más allá de todo, que no es poco decir, queda la sensación que hoy en día y tal como están las cosas, no haciendo nada, no tomando ninguna medida, con sólo poner el piloto automático y dejar que todo vaya transcurriendo por el sólo devenir de los hechos, es muy probable que podríamos estar bastante mejor, y seguramente con más esperanza. Es que a decir verdad, hace tiempo que este gobierno nos "encanutó" el optimismo.

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