Por Edith Michelotti (*)
Es indiscutible la influencia singular que tienen los abuelos sobre los nietos.
Esa relación única, que salteando una generación, produce efectos especiales en niños y jóvenes.
Los abuelos marcan pertenencia, el origen de la historia familiar.
Algunos de ellos desprevenidos, confundidos por la aparente indiferencia de los nietos, no valoran la importancia que tiene su palabra en cuestiones trascendentes de la vida. Muchas veces desconocen lo genial que les saben a los nietos las salsas o las supremas de la abuela. O las reflexiones sobre el amor, la convivencia, el respeto. Dios. El sexo, el hombre, la mujer. Los hijos.
En las tribus aborígenes los jóvenes consultaban al concejo de ancianos, por tradición y conciencia de su sabiduría.
Es estupendo comprobar que la costumbre en los siglos no se ha perdido. Con naturalidad los niños y los jóvenes se les acercan, indagan, investigan. Nadie se los impone. Surge espontánea la necesidad de escuchar a los más viejos. Aunque parezca que no, prestan atención y luego parten a la vorágine de sus mundos juveniles, porque un rato con los viejos está bien, pero mucho los agobia.
Y se van, a disfrutar la moda del momento, con compañeros, novios o amigos, llevando intactas en sus inexpertas cabecitas, las palabras de la experiencia junto al cariño que tanto los ayuda a reafirmarse o la agresión, la indiferencia o el maltrato que tanto los destruye.
Sucede en todas las clases sociales. Para bien o para mal.
Todo queda grabado en ellos aún después de la partida física del anciano.
Resulta interesante comprobar la inversa.
Los nietos tienen influencias singulares sobre los abuelos.
No son los hijos los que les hablan, sino una juventud distinta, muchas veces traviesa, entretenida.
Si la cadena se enlaza naturalmente los disfrutan, porque la responsabilidad en la educación del nieto no es su lucha. Entonces escucha tranquilo, mima y adula al consentido y sin darse cuenta, evoluciona y sigue aprendiendo, transitando de su mano el inédito mundo de la tecnología.
Y si debe ocupar el rol de padres, lo asume resignado, hasta con cierta naturalidad, porque está de vuelta de tantas cosas que se ha fortalecido.
Sus opiniones de persona experimentada tambalean un poco si se desparrama una crítica constructiva en las voces juveniles que marcan conceptos diferentes, ante una realidad difícil o intrincada.
Lejos quedaron historias y tantos cuentos que no son nada más que eso.
Como el mundo no está en paz, es asombroso escuchar como juntos lo analizan.
Es probable que los viejos aborígenes en secreto, escucharan a los jóvenes para nutrirse un poco de su fuerza y por qué no de sus noveles conocimientos.
Nietos y abuelos. Abuelos y nietos.
Una de las tantas maravillas de la vida.
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