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Notas de Opinión Domingo 24 de Noviembre de 2013

Ingresantes y repitentes, con los mismos derechos

SORTEO DE BANCOS

Mauro Gentinetti

Por Mauro Gentinetti

La postal se repite cada noviembre en las escuelas. Colas de padres que buscan un lugar para que su hijo pueda empezar el secundario. En la mayoría de los casos, el trámite se cumple sin inconvenientes. Pero hay veces donde la cantidad de inscriptos supera la cifra de bancos disponibles. Y allí comienzan los problemas.

Este año, le tocó a Comercio y a la Técnica. Años atrás, sucedió con la Normal o en el Nacional. Lo cierto es que el famoso sorteo de bancos, parece una situación imposible de evitar en la ciudad. Y es por estos días donde vuelve a instalarse una discusión que divide posturas: ¿qué se debe hacer con los repitentes?

Por disposición del Ministerio de Educación, cada institución educativa debe garantizar la continuidad escolar del alumno que repite. Esto es, alumno que no pasa de año, alumno que se queda. Una condición que cuenta con cierta lógica: desde el momento en que la Escuela se hace cargo de la educación de un chico, deberá acompañar ese proceso en cada una de las etapas por las que este deba pasar. Incluida, la repitencia. 

En el resto de los años, esto no genera mayor inconvenientes. Pero en primero, se puede dar el caso de que, mientras muchos chicos se quedan sin banco, los repitentes seguirán teniendo su lugar asegurado. Y es allí donde se genera la polémica. 

Erróneamente, muchos consideran que los alumnos que no lograron alcanzar los logros educativos propuestos, tienen menos derecho de seguir asistiendo a clases que aquel que aún no tuvo la chance. Incluso, se cree que cuando se habla de repitentes sólo se hace referencia a chicos que no se han esforzado durante el año para tratar de evitar que esto suceda. 

En realidad, gran parte de estos alumnos están en esa condición por contar con dificultades de aprendizaje, que a veces se ven acentuadas por la imposibilidad de tener (en su casa o en su escuela) un acompañamiento pedagógico acorde a esas necesidades. 

Más allá de las razones de esta repitencia, en ningún caso esta condición debe otorgar una posición ventajosa frente al resto. El alumno que quiere ingresar a la escuela debe tener las mismas posibilidades de tener un banco que el alumno que se ve obligado a repetir. Una situación de igualdad que en la actualidad no se respeta, porque sólo van a sorteo los inscriptos a primer año, y no los repitentes.

Ciertamente no se trata de una situación fácil de resolver. El aspirante se inscribe en noviembre y el alumno repite en febrero. Pero el tema amerita ser replanteado. De hecho, en la mayoría de los casos, el alumno no se convierte en repitente de manera imprevista al final de un examen. Por el contrario, ese chico ya ha venido mostrando dificultades durante el año y, antes de finalizar el ciclo lectivo, se puede saber si su continuidad en segundo año estará en riesgo.

Tal vez, en aquellas escuelas donde año a año se reiteran estas situaciones, se podría establecer un parámetro vinculado a la cantidad de materias desaprobadas hasta fin de año, como para incluir a estos alumnos en el sorteo. Si quedan afuera del sorteo y repiten, deberán buscar una nueva escuela. Si no repiten, el resultado del sorteo quedará sin efecto . 

Las alternativas pueden ser varias. Pero, hasta ahora, no se han probado. Por el contrario, las únicas respuestas han venido por el lado de seguir aumentando la cantidad de alumnos por aula, o con señales más peligrosas orientadas a bajar las exigencias educativas para reducir la repitencia. Esto último, sería lo peor que nos podría ocurrir. 

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