Por Roberto Actis
Aun cuando el 74% de los jubilados cobra el haber mínimo de 2.757 pesos, que ha venido experimentando un deterioro fenomenal en estos últimos meses consecuencia de la inflación del 40% -algo en lo cual, además del fútbol, somos subcampeones mundiales, en este caso detrás de Venezuela, que es lejos el país más inflacionario del planeta-, debemos convenir que si se mira hacia atrás con lo sucedido en otras épocas y con otros gobiernos, no existen diferencias. La clase pasiva siempre estuvo mal, y en otros tiempos peor que ahora, pero eso no es consuelo.
Todos los gobiernos, más tarde o más temprano, recurrieron al dinero de los jubilados para financiar toda la clase de excesos cometidos durante su gestión. Retiraban los fondos y dejaban pagarés, entiéndase títulos, bonos, letras, algo que en realidad no importa demasiado, simples "pagadios" para que se haga cargo el que venga después. Hoy está sucediendo exactamente lo mismo, las cajas de la ANSES están siendo poco menos que despojadas de todos sus valores, acumulando a cambio pilas de papeles inservibles.
La semana pasada nomás, ante una de las tantas urgencias del Tesoro, se retiraron 5.000 millones de pesos de los jubilados a cambio de ciertos títulos públicos, con lo cual en lo que va del año ya se sacaron fondos por 19.803 millones de pesos.
Tal vez, si todo el sistema estuviese bajo las leyes estadounidenses, tal como lo autorizó el entonces presidente Kirchner al abrir el canje de deuda en 2005, no se actuaría con tanta displicencia. Aunque claro, otro se hará cargo, pues no ocurrirá como ahora con los fondos buitre que la brasa les cayó en sus propias manos, si bien el pago lo harán los que sigan después de 2015. Al igual que con Repsol, algunos juicios del CIADI y el pago al Club de París, endeudando el presente y comprometiendo el futuro. Todas estas deudas se llevarán unos 4.000 millones de dólares anuales sólo de intereses.
Los pasivos cobraron en marzo pasado 11,31% de aumento y recién volverán a hacerlo en septiembre con el próximo ajuste, el que varía de acuerdo a como anden las cuentas públicas, que en realidad nunca estuvieron peor que ahora en los 11 años del gobierno kirchnerista. Como en esta primera parte del año hubo 21,8% de inflación, los jubilados perdieron la mitad, acentuándose el retraso con relación a la onda inflacionaria que expande su poder de daño aceleradamente, con retraso en los salarios, fuerte pérdida del poder adquisitivo y gran parte de la gente que no puede llegar decorosamente a fin de mes.
En el país hay 6 millones de jubilados -incluyendo los dos millones y pico que se incorporaron sin aportes- , de los que el 74% cobra 2.700 pesos limpios una vez descontado el aporte a la obra social. Hay además 1,4 millón de pensiones no contributivas que reciben 1.900 pesos, ajustándose al 70% del sueldo mínimo. Con estos números el panorama es desolador, pues tenemos que al menos 4,5 millones de jubilados no alcanzan ni cerca a los costos de la canasta alimentaria mínima. La cual hoy ni siquiera se conoce lo que vale, pues el gobierno para ocultar la pobreza, dejó de dar los valores de las canastas que medían la pobreza y la indigencia. Aunque, en realidad, bien que hizo, pues según las últimas estadísticas conocidas del INDEC daban cuenta que una familia tipo de matrimonio y dos hijos en edad escolar podía vivir sin caer en la pobreza con 1.750 pesos mensuales.
El deterioro de los haberes jubilatorios, aunque más fuerte en este primer semestre, viene sin embargo desde hace rato. Veamos, en septiembre de 2013 el ajuste fue de 14,41% y en marzo pasado 11,31%, arrojando un acumulado 25,72% pero con el efecto del primer aumento llega a 27,3%, contra una inflación que estuvo en el 40%. La cuenta es sencilla, la pérdida anual de poder adquisitivo de los pasivos fue del 13%, una enormidad.
Si complicado es el presente no le va en zaga el futuro, ahí a la vuelta de la esquina. De no ponerse término el haber convertido los recursos de los pasivos como financiamiento del Estado, donde los gastos no dejan de crecer a pesar de todo, la perspectiva del sector se agravará sensiblemente..
Todo indica que los todos problemas van siendo arrojados en un embudo, y que del cuello más fino comenzarán a surgir cuando haya un nuevo gobierno. El que seguramente, tal como hizo este que se está yendo, culpará a la herencia recibida. Como siempre.
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