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Notas de Opinión Domingo 3 de Agosto de 2014

Juego de coincidencias

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

El desenlace con los fondos buitre y la muerte de Grondona fueron los dos hechos salientes de la semana, por cierto cada uno en la dimensión que le corresponde, y aunque similares en repercusión, seguramente no en las consecuencias. Dan lugar sin embargo a algunas reflexiones, pues aun cuando se puedan utilizar todos los calificativos para ubicar a los dueños de estos bonos impagos, desde carroñeros, carentes de ética, usureros, poligriyos, en definitiva muy mala gente, en lo cual seguramente existen plenas coincidencias a las que adherimos, debemos convenir que las cuestiones financieras y más cuando hay fallos judiciales de por medio con todas las apelaciones cumplidas, se resuelven por estas últimas instancias y no por argumentaciones políticas, por más apoyo que haya.

Esta bajada de telón que desembocó en el sexto default argentino de una historia que arrancó con el primero en 1827, ojalá no sea definitiva y se le pueda encontrar alguna salida, lo cual aparece al menos bastante difícil con las metodologías utilizadas y los negociadores que hicieron de la hostilidad el argumento más usado, aunque es muy alta la posibilidad que su capacidad de maniobra haya sido bastante deficiente, conociendo el personalismo que impone la presidenta Cristina Fernández en absolutamente todos los temas. Incluso los económicos, donde sus fallidos enfoques condujeron a este desbarajuste en que se encuentra la economía. Buitres aparte.

Y aquí es donde entra la figura del desaparecido Grondona, un absolutista que condujo -una forma de decir- el fútbol en los últimos 35 años, cuando tal vez lo más apropiado sería referir que hizo a su antojo todo lo que se le ocurrió, desde modificar los torneos a su gusto o conveniencia, nombrar el técnico de la selección, ubicar a su hijo al frente de selecciones juveniles, designar y eliminar árbitros o echar directivos de los clubes, hasta influir en los descensos por no arriesgar algún juicio más contundente. ¿Cómo pudo lograrlo? Pues manejando el dinero, la caja como se suele decir en otros ámbitos, consiguiendo de esa manera poner de rodillas a casi toda -con algunas pocas excepciones- una ineficiente y muchas veces corrupta dirigencia siempre urgida de dádivas para sostenerse. ¿Le suena?

En el caso de Don Julio, con reminiscencias de aquél legendario Padrino interpretado por Marlon Brando, se puede trazar la línea del balance final y ver que es lo que dejó después de 35 años. Una AFA rica y clubes en su mayoría sumidos en la pobreza y el endeudamiento, aunque la principal responsabilidad sea de los directivos, pero que fueron tolerados y ayudados al momento de necesitar dinero a cambio del levantamos que usó Grondona para sostenerse desde el tiempo de Videla hasta ahora. Hinchadas que no pueden compartir un partido de fútbol, barras brava convertidos en organizaciones criminales, esos mismos que la presidenta Fernández definió como "esos tipos parados en la paraavalanchas y con la bandera, nunca mirando el partido, porque arengan y arengan, la verdad, mi respeto para todos ellos". Ese es el fútbol que deja, con el regalito de este torneo ampliado pronto a iniciarse que nadie quería, salvo Grondona. No mucho, ajustado al balance que dejan las gestiones autoritarias.

Cualquier parecido con el modelo de gestión del gobierno no es pura coincidencia, es una copia bastante fiel. Aquí para trazar la raya habrá que aguardar a diciembre de 2015, para ver cuantas banderas se cayeron hasta entonces. La más reciente y aún en ebullición tanto en causas como consecuencias es la del desendeudamiento, que con esto de los fondos buitre puso en la superficie la verdadera situación. En 2003 cuando asumió Néstor Kirchner la deuda era de 178.000 millones de dólares, hoy después de ser "pagadores seriales" y de los acuerdos de canje, el monto es de 250.000 millones. 

Dicen que las comparaciones no suelen ser demasiado válidas que digamos, pero en ciertas ocasiones se hacen inevitables. Veamos lo que sucede con nuestros vecinos, Uruguay, Brasil, Bolivia, Perú, Chile, Paraguay. Ninguno tiene problemas de deuda, ni de inflación, aumentaron sus reservas y también han crecido, algunos bastante más que nosotros. Además les prestan plata a tasas bajas y reciben inversiones. El relato de que el mundo está contra de la Argentina hace rato que no lo creen siquiera quienes tienen la obligación de declamarlo. 

Ojalá se tome la decisión de no continuar empujando los problemas hacia adelante, ya que cuanto más se anticipen menos cruentas serán las soluciones.

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