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Notas de Opinión Martes 15 de Febrero de 2011

La brasileñofilia

LA SOCIOPATOLOGIA QUE NOS FALTABA

Horacio J. Garetto

Por Horacio J. Garetto


Horacio J. Garetto

 Según los pensamientos de un artículo publicado el lunes de la semana anterior ahora resultaría que los brasileños resulta que hacen todo, absolutamente todo bien y que la Argentina en cambio parecería que hace todo, absolutamente todo mal. Se titulaba ¿Porqué Brasil crece y se desarrolla? Lo firmaba Arturo Navarro.
Semejante forma de pensar me parece una manifestación más, la enésimo mil, eterna y permanente, de esa actitud cultural tan típica de nuestra intelectualidad liberal oligárquica consistente en estar eternamente admirando lo ajeno y eternamente denigrando lo propio. Esa intelectualidad oligárquica antes fue anglófila perdida, luego americanófila, ahora, con los anglosajones de capa caída, parecería que nos quieren encajar una nueva sociopatología: la brasileñofilia.
Me parece, también, la referida, una actitud, un esquema mental heredero de la madre de todas las desgracias culturales argentinas: el esquema sarmientino de “civilización y barbarie”. Afuera y en copiar y en postrarse ante modelos ajenos estaría la “civilización”. Todo lo otro sería barbarie. Es un esquema mental/cultural nefasto porque desmoraliza. Desanima. Embroma la autoestima. Impide el orgullo. Es un esquema mental antijauretchiano. Me parece que, una de las divisorias de aguas de la cultura y la política argentina de hoy es, justamente: que de un lado están todos los que sienten orgullo y amor y gratitud por ser argentinos. Del otro todos los que siempre tienen en la boca palabras de desprecio por la Argentina, por su pueblo, por sus trabajadores, por sus industriales, por sus hombres de ciencia. Cada vez que Ud. en una conversación escucha la expresión: “porque este país es….” ahí está, detrás, insidioso, venenoso, letal, el esquema de Sarmiento.
Brasil no es mejor que la Argentina. Yo estudié la historia de Brasil. En sus grandes rasgos, en lo esencial, es bastante parecida a la de Argentina. Los ciclos históricos marchan bastante sincronizados. Por ejemplo, cuando acá se produce el fenómeno peronista allá tienen el varguismo (por Getulio Vargas, gran líder popular). Cuando acá es el turno del desarrollismo allá es el de Juscelino Kubitschek, el Frondizi brasilero. Cuando allá hay dictadura, acá hay dictadura. Cuando viene la dictadura del neoliberal Consenso de Washington eso se aplica acá y allá. Se privatiza y desregula allá y acá. Menem acá, Collor de Mello y Fernando Enrique Cardoso allá. Cuando se restablece la democracia eso sucede acá y allá. Cuando se toma distancia del Consenso de Washington y se vuelve al ciclo de políticas nacionalistas progresistas neodesarrollistas (con Lula y Kirchner) eso sucede, también, acá y allá.
Las diferencias pasan, por ejemplo, porque la oligarquía cafetalera de allá fue y es menos poderosa que la oligarquía vacuna terrateniente de acá. Entonces allá pudo haber más desarrollo industrial que acá porque ese desarrollo estuvo menos bloqueado por una oligarquía menos poderosa. Con menor poder de veto. Seguramente que por eso fue que la dictadura de allá (1964, Castelo Branco, etc) fue menos brutal y sanguinaria que la de acá. Y que por la misma razón la dictadura de allá no fue desmanteladora de lo industrial como la de acá. Y fue menos endeudante. Y Cardozo y Collor de Mello privatizaron menos que Menem/Cavallo. Por ejemplo no llegaron al extremo enajenante alienado de privatizar Petrobras. Petrobras lo sigue controlando el estado brasilero. Como debe ser.
Pero Navarro, en su enajenación cultural, no conoce todas estas cosas, se postra y se convierte en un esclavo mental de los brasileños. Así puede decir cosas tan absurdas como que Brasil crece mientras que Argentina según el “se aleja de los países desarrollados”. ¿En que galaxia extraña vivirá Navarro? ¿No se ha enterado de que Argentina es uno de los países que más crece del mundo? ¿No se ha enterado, por ejemplo, de que los premios nobeles Paul Krugman y Stiglitz han ofrecido a la Argentina como ejemplo de camino para salir de la crisis para Europa? (por cierto esta es información escamoteada por los multimedios porteños). O que “las políticas de sustitución de importaciones están pasadas de moda”. ¿De dónde ha sacado ese concepto tan extraño Navarro? ¿Y si, al revés, esas políticas, generan empleo, son multiplicadoras, promotoras del progreso técnico, y con el tiempo esas actividades también pueden convertirse en exportadoras? O que la presidenta no está dispuesta “a consensuar”. No es así. Lo que no quiere es que sectores económicos poderosos (lobbies) “le impongan” políticas, que es muy distinto. Y muchas más para las que se nos acaba el espacio.
Dice que los brasileños aplicaron durante 16 años “políticas de Estado”. Acá también hay un desconocimiento de la historia. Otra gran diferencia histórica, que no nombré antes, es que los brasileños no pasaron por una megahecatombe de dimensión casi terminal como la que pasamos nosotros en el año 2001 en la cual el país casi estuvo al borde de la desintegración. Esta situación diferente en el origen de los respectivos ciclos históricos actuales es la explicación de buena parte de los problemas que continúan sin resolverse que preocupan a Navarro.
Como casi todo en la vida y en este mundo, en algunas cosas Brasil es mejor que la Argentina y en otras Argentina es mejor que Brasil. En inflación por ejemplo, es mejor Brasil. Pero claro, como no viene de una megacrisis como la que vivimos nosotros la política económica brasileña estuvo muy enfocada y cuidadosa de ese aspecto. Nosotros, que habíamos tocado fondo, con un megadesempleo galopante, el kirchnerismo se enfocó en la principal tarea histórica del momento: crecer a todo trapo y generar empleo. La prioridad era otra. En ese territorio el crecimiento argentino del período 2003/2010 es aproximadamente del doble del brasileño. Ya veremos después, razonó, pareciera, el kirchnerismo, que pasa con la inflación, como la acomodamos. En otra materia importantísima, como la de la desigualdad social, por ejemplo, también es mejor la Argentina. Uno de los índices que la mide, como el de Gini, le da 0,39 a la Argentina y 0,55 a Brasil. Siendo cero el ideal de igualdad y uno el peor de desigualdad. El mejor del mundo en igualdad parece que es Dinamarca, con 0,24. Todo esto según el último informe de Desarrollo Humano de la ONU. El producto per cápita argentino es superior al brasileño. Y así se puede seguir, con todo, aspecto por aspecto. 









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