Por Roberto Actis
De aquí a diciembre del año que viene faltan 18 meses, un tiempo que quizás pueda parecer breve para determinadas cuestiones, por ejemplo cuando se trata de proyectos de largo alcance o simplemente de políticas de Estado, esas que deben sobrevivir lo necesario para poder alcanzar los objetivos propuestos, aunque a decir verdad, aquí no tengamos demasiada experiencia que digamos. En cambio ese mismo año y medio puede parecer casi una eternidad cuando en tiempos como los actuales la situación económica, laboral y social en todo su conjunto, va empeorando un poco más todos los días, con problemas que anidan en la inflación y todas sus graves consecuencias, la inestabilidad del empleo, el dinero que cada vez alcanza para cubrir menos días en el mes, y además, el tembladeral institucional generado por la situación del vicepresidente Amado Boudou, que más allá de estar actuando la justicia, es muy difícil de sostener para un gobierno en su último tramo, viendo fuertemente socavado un sustento político que se ha ido deteriorando aceleradamente. Y si a todo este panorama, de por sí suficiente para preocuparse por la falta de soluciones y los tibios intentos en buscarlas, le añadimos la presencia de una inseguridad que diariamente conmueve y moviliza, entonces terminamos por describir un escenario que, precisamente, hace que ese año y medio por venir se vislumbre no sólo lejano sino de muy complicado recorrido.
Lo de Boudou ha sido, al menos hasta ahora, un culebrón con final cerrado, y que de no darle una rápida salida institucional complicará todavía más este lapso que resta. Es que habiendo visto la defensa ensayada por el el vice, aún mostrando una impasividad realmente sorprendente en su rostro, no consiguió aclarar ninguna de las cuestiones que, por otra parte, están debidamente probadas. Todo, según él, es producto de una casualidad de alcance extraordinario, corriendo culpas y responsabilidades hacia atrás en el tiempo, como para terminar de echar más confusión. De tener que buscar una figura para graficarlo, diríamos que Boudou está dentro de una ciénaga, y cuando más se mueve, más se hunde. En realidad, ante panorama tal, no debe agudizarse en exceso la imaginación para suponer el desenlace.
Es cierto que todo este caso del vicepresidente tapa cualquier otra cosa, menos las relacionadas con el bolsillo. En realidad, como aquí el paréntesis no existe, ni siquiera con el mundial de fútbol, ahí tenemos un informe divulgado por ex técnicos del INDEC -aquellos que fueron desplazados a fines de 2006 cuando tomó el mando Guillermo Moreno bajo la directa orden de Néstor Kirchner-, que bien puede llegar a ser una explicación de las razones de este clima de tensión y conflicto social. Es que según ese trabajo, la pobreza y la indigencia tienen cifras realmente inauditas, que dejan pálidas a las que venían mostrando la Universidad Católica, la CGT y algunas consultoras privadas. Es que de acuerdo con esta medición correspondiente al segundo semestre de 2013 la afectación alcanzaba al 40,6 por ciento en el promedio nacional, con algunas regiones donde es mucho mayor, como el noreste con 61,4% y el noroeste con 50,4%.
Los extremos son inalcanzables, pues desde este número de más del 40% de pobres al último de 3,6% que había dado el gobierno a través del INDEC, la distancia es sideral, por más que de un extremo se agrande y del otro se achique. No hay equivocación que valga, la realidad es única y el relato se va quedando cada vez con menor sustento, siendo impropio querer seguir aplicándolo, cuando todo está volviendo al punto de partida.
Esta medición sobre pobreza e indigencia que afecta al menos a 15 millones de personas, debe remarcarse, corresponde al segundo semestre del año pasado. Desde entonces, primero la devaluación y después la inflación, fueron impactos realmente potentes para seguir deteriorando la condición socioeconómica, por lo cual cómo estarán los números ahora resulta todo un acertijo.
De más está decir que este en uno de los verdaderos problemas, siendo muy probable que los niveles de pobreza vuelvan al sitio donde estaban cuando comenzó la década -¿ganada o perdida?-, aunque por estos días lo de Boudou siga ocupando todas las tapas.
Aunque la tapa de hoy, es para todos los padres. Los protagonistas de este domingo, al menos hasta las 19, cuando la pescadilla -como decía Diego Lucero- comience a rodar en el debut mundial de la selección ante los bosnios.
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