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Notas de Opinión Domingo 5 de Mayo de 2013

La fiebre del dólar

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

El dólar está siendo hoy las veces del termómetro de la economía. ¿Qué nos advierte? Pues que la fiebre está muy alta y por lo tanto el paciente muy complicado, tanto por el presente como por el futuro, pues la situación no puede continuar estirándose indefinidamente sin que se acierte con el tratamiento. Está claro, se está errando con los medicamentos, o tal vez se mezclan y generan efectos contrarios al buscado, pues son demasiado los que están metiendo mano en una economía cada vez más deteriorada.

Alta inflación, subsidios por todos lados que fueron transformando la realidad en ficción, escasez de energía que llevó al país del autoabastecimiento a la dependencia en apenas tres años, caída de reservas, castigo a las exportaciones, la presión fiscal más alta de la historia al nivel de varios países europeos, congelamiento de precios que ni siquiera ha logrado enfriarlos, cepo al dólar que trajo más problemas que soluciones. Y el estandarte de este rosario de problemas: se gasta más de lo que ingresa. Esta es la simplificación del problema, el verdadero diagnóstico de la enfermedad, que no es nuevo sino que viene desde hace varios años. Antes, por la fluidez de recursos, tomando parte de las reservas -modificación de la carta orgánica del Central mediante-, del banco Nación, además de la plata de los jubilados de la caja de la ANSES donde a cambio siguieron acumulándose papeles pintados, y hasta del PAMI, se lograba sostener al modelo como exitoso. Hoy, cuando los recursos comenzaron a escasear, se hace agua por todos los flancos sin que aparezcan medidas para contener esta avalancha con un cierto grado de coherencia. 

Existe el convencimiento que nada se hace sin la aprobación de la presidenta Cristina Fernández. Pero no todas las ideas deben surgir de su creatividad, pues muchas de ellas se contraponen. La primera sensación que se tiene sobre el desmanejo es que hay demasiados que meten la mano -o la pata, según se entienda bajo las actuales circunstancias-, y para colmo con rumbos diferentes. Guillermo Moreno, Axel Kicillof, Mercedes Marcó del Pont, Ricardo Etchegaray, sin olvidarnos del ministro Lorenzino que aunque se quiera ir alguna clase de aporte debe estar haciendo, son los nombres de los protagonistas estelares, aunque también puedan agregarse otros, como el vice Amado Boudou. Con tantos tocando los controles, la posibilidad de estrellarnos es mucho más alta.

La apetencia por el dólar es la muestra más palpable de la desconfianza de la gente, que busca alguna manera de proteger sus ahorros. Los que hoy impulsan su precio son pequeños y medianos ahorristas, pues aseguran que los grandes todavía no salieron a la cancha. Quien no alcanza a invertir en ladrillos, no tiene otra alternativa. La brecha entre el oficial y el paralelo es más del 80 por ciento y todo indica que se irá por más. El cepo sobre las divisas extranjeras no hizo otra cosa que acrecentar la voracidad, ya que cuando se ponen controles la ecuación es más que sencilla, a eso se vuelca la gente. Aquí existe cierta experiencia, con recordar a Lorenzo Sigaut con su patético "el que apuesta al dólar pierde" podría ser suficiente, aunque la presidenta Fernández también hizo lo suyo cuando conminó a todos sus funcionarios a convertir en pesos sus ahorros, haciéndolo ella misma con un plazo fijo de casi 3 millones de dólares. Aunque esa pérdida seguro que ni la mosquea, considerando que su enorme fortuna está a resguardo de estos pequeños avatares.

Las restricciones sobre el dólar son cada vez más rígidas, formándose un círculo del que será muy complicado salir. Igualito que con los subsidios. Tal vez, para encontrar un escenario parecido, debamos mirar a Venezuela, quien tiene controles sobre el dólar desde hace casi una década, con resultados que no podrían haber sido peores. Hoy en el país bolivariano el dólar oficial -que allá se lo conoce como lechuga- está a 6,20 y el paralelo a 20,10 con una brecha del 350%, también tienen control de precios, desabastecimiento, mercado negro y una muy alta inflación, aunque acaba de ceder el primer puesto en ese triste ranking. ¿En quién está pensando? Acertó! la Argentina pasó al frente.

¿Devaluación? muchos la señalan como una de las salidas, pero también hay coincidencia generalizada que ni pensar hasta octubre. Sería, casi, como rifar las elecciones.

 Por este domingo dejamos el tema de la justicia,que sigue al rojo vivo. No hay espacio para todo.

 

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