Por Edith Michelotti (*)
Así versa el slogan de un llamado a concurso para escritores. Ganar la historia. ¡Qué desafío! Corren en nuestra Argentina momentos muy complicados y asombrosos. Sobre todo para la mayoría del pueblo que vivimos nuestro trabajo, nuestro espacio en la sociedad y nuestra lucha cotidiana sin pertenecer a ámbitos exclusivos, como ser los de la política, los jueces, los del jet set, la farándula, los medios, los espías. Ellos poseen información y respuesta a muchos de los interrogantes que la mayoría captamos a través del filtro que significa la prensa oral y escrita.
Y encontramos que esa prensa se contradice en forma ostentosa. Y nosotros, Juan Pueblo, leemos, escuchamos, observamos a los que pretenden ganar la historia escribiendo. Pero hasta acá, en esa gigantesca contradicción, en ese nerviosismo opuesto, sólo consiguen confundirnos. Y, así, es probable que sean muy pocos los que circulan por la vida en paz.
Por lo que desde mi humilde lugar de ciudadana común, hago un llamado a la reflexión a los responsables, para que paren el nerviosismo, la violencia, los gritos e insultos demostrativos de su impotencia, las agresiones, o las miradas banales que pretenden restar importancia a lo que en realidad nos agobia y nos asusta.
Paren, paren, paren. ¡Por favor! Es el momento de que todos, absolutamente todos, se pregunten y se contesten, si están satisfechos con la historia que están escribiendo.
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