Por Roberto Actis
Durante el gobierno kirchnerista la inflación se mantenía oculta; ahora en estos años del macrismo se la muestra tal cual es. La coincidencia entre ambos es que aunque de muy diferentes maneras llegaron a similares resultados, fracasando en el intento. Sin embargo, una u otra opción son las que se nos ofrecen como salida. ¿Quién no pudo antes por qué habrá de poderlo en el futuro? Es el dilema que nos envuelve para estas elecciones que casi tenemos encima.
Lo cierto es que la inflación, madre y generadora de todos los problemas que nos agobian desde hace tanto tiempo, permanece allí, irresuelta, no sólo al acecho sino causando estragos en la economía y el entramado social. A esta altura, resulta indomable. Los que desde afuera del gobierno ofrecen soluciones, son los mismos que cuando llegan van directo al fracaso. Peor aún los que ya estuvieron en la toma de decisiones, aunque para no fijar diferenciaciones, bien podríamos decir que todos están revolcados en el mismo lodo. Tal vez aquél barro al que aludía Gustavo Béliz, yéndose del gobierno para no salpicarse.
En el primer mes del año el índice inflacionario de 2,9 fue impactante, llevando a un interanual de 49,3 como no existía desde 1991. Este desbarranque contraría todos los objetivos manifestados desde el gobierno en cuanto a la reducción que iría experimentando la inflación y consecuentemente la remontada de la actividad económica, con la mira centrada en las elecciones de octubre. Mejor que si en esto anidaba alguna esperanza, vayan olvidándolo y buscando alguna otra estrategia. Para colmo de males, justo el día anterior al jueves en que el INDEC anunció el fatídico porcentaje, el presidente Macri quebrantó su promesa de no volver a hablar del tema diciendo "la inflación está bajando". Por cierto que en 2,9 ya debía estar en conocimiento del gobierno, entonces ¿nadie le avisa al presidente? Estas metidas de pata, que ya son demasiadas, no hacen otra cosa que jugar decididamente en contra del objetivo reeleccionista. Ya demasiado pesado es el día a día como para agregar más piedras en la mochila.
Y además, por sobre los dichos, las anécdotas o simplemente los supuestos, tenemos la realidad que es inmodificable, la cual nos permite ver que mientras se dice luchar contra la inflación a brazo partido se siguen aumentando las tarifas de los servicios públicos. Es verdad que se trata de una consecuencia de la pésima gestión anterior con todo el entramado de subsidios que regaló luz, agua, gas y transporte a la vez que destruyó estructura y equipamiento, generando además la red de corrupción más grande de la historia. Pero también es cierto que hay montos que no se pueden pagar, tanto las familias como comercios e industrias. Muy pocas veces hubo tantos locales vacíos como ahora, con darse una vuelta por el centro de Rafaela alcanza para comprobarlo.
¿Qué nos espera? Las perspectivas al momento y balanceando las encuestas, sólo provocan incertidumbre. Aquella avenida del medio por ahora parece sólo un pequeño sendero, confluyendo todo en una reñida definición entre Macri y Cristina. El ganador seguramente será por estrecho margen. La economía y la justicia tendrán roles determinantes para volcar la elección de octubre. Macri remando en el dulce de leche que son el dólar, la inflación y los reclamos sociales. Cristina con los juicios por corrupción que se vienen durante la campaña, donde las pruebas de nuevos arrepentidos son cada vez más contundentes, y muy cercano de aparecer gran parte de lo saqueado al Estado. Además, permaneciendo callada y creciendo en las encuestas, pronto deberá comenzar a hablar y allí puede cambiar la situación, convirtiéndose las rosas en espinas.
Sea uno, sea otro ¿cómo solucionarán los problemas? Tenemos alta inflación, profunda recesión, sostenida caída del consumo, presión impositiva asfixiante, los dólares que prestó el FMI en algún momento se acabarán. Sabemos muy bien que en estas cosas no hay magia, durante años nos lo refregaron en la cara.
Si gana Cristina, la revancha que puede venirse es difícil de dimensionar. Si gana Macri, seguramente por escasa diferencia, afianzaría la oposición de la expresidenta -justicia mediante-, con lo cual las trabas se acrecentarían de manera notable. Lo que se viene, amén de lo que tenemos, decir que es para preocuparse es quedarse corto.
Un interrogante para cierre de la nota: ¿la inflación será indomable o malos los domadores?
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