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Notas de Opinión Martes 27 de Mayo de 2014

La violencia de género la ejercemos todos y todas

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Natalia Aquilino (*)

Por Natalia Aquilino (*)

Con gran tristeza, observo en las redes sociales un afiche poco feliz. En el mismo, se alude a la derrota del Club Colón de Santa Fe del domingo 25 de mayo en el partido eliminatorio a través de una metáfora. El afiche, claro producto de una broma de mal gusto, contiene varios elementos que tendrían que avergonzarnos porque más que broma festiva muestra una manera de pensar aberrante e impropia de una sociedad que se piensa y cree igualitaria y respetuosa. Dice el afiche “Es una lástima lo que está pasando en este país… la inseguridad a la orden del día… así no se puede más vivir. HOY violaron en Rosario a “Elsa Balero”.

Por un lado, refiere a un tema sensible a nuestra sociedad como es el de la inseguridad vulgarizando su uso y relacionándolo con una violación. Bajo ningún punto de vista, la inseguridad o la falta de seguridad puede ser utilizada como instrumento de broma porque la corre del lugar que tiene que tener como objeto y sujeto de políticas públicas activas del Estado nacional, provincial y municipal.

Por otro lado, desde una matriz de pensamiento que por cortesía vamos a llamar antigua, atribuye el hecho de una “violación” a la inseguridad. Este elemento tiene varios problemas que es valioso resaltar. En primer lugar, tendríamos que decirles a los autores que una violación no es un hecho de inseguridad, es una agresión física de tipo sexual y es

considerada mundialmente como un delito grave. En segundo lugar, gracias a un giro de la lingüística, el afiche transforma al equipo derrotado en una mujer (víctima de la violación) que sufrió esa forma clara de violencia de género. De esta manera logra además, estigmatizar al género femenino ya que el sentido común piensa siempre en una mujer como primera víctima de una violación y no en el varón. Además, se ancla en una mirada profundamente

androcéntrica que es una de las formas más generalizadas del sexismo.

La broma de mal gusto podría terminar ahí. Pero no sólo, eso, sino que además involucra en el mismo afiche celeste y blanco al escudo de la institución local. También podría terminar ahí y con una declaración pública del club acerca que no comparte la mirada de los hinchas, también podría terminar ahí. Pero lamentablemente, no termina ahí. Lo que la convierte en un verdadero dislate es que algunos medios, repiten el afiche en sus páginas de internet como si fuera un hecho gracioso dándole espacio. Esto nos debería hacer pensar en cómo mejoramos nuestra comunicación diaria y cómo alentamos la capacidad editorial y crítica de la realidad social. Esto es una clara muestra de lo que la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, aprobada por Naciones Unidas en 1979 y ratificada por 187 países) llama “Socialización patriarcal: Es el proceso por el cual los niños y las niñas son incorporadas a cada cultura otorgándoseles características y comportamientos apropiados para su respectivo sexo de conformidad con valores sexistas”.

Es lamentable que en el año 2014 tengamos que recurrir a lo peor del humor de todos los tiempos para festejar un hecho sobresaliente para la ciudad. Es por demás lamentable, que todavía algunas personas piensen con esta lógica vergonzante aunque sea en broma.

Tuve la oportunidad de trabajar durante dos años con la Dra. Carmen Argibay apoyando desde Naciones Unidas la creación de la Oficina de la Mujer en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Con ella aprendí que los lentes de la mirada de género tenemos que comprarlos todos en la óptica más cercana. Y también aprendí que no sólo es la justicia la que debe tener una mirada sensible a las víctimas de la violencia de género sino que toda la comunidad tiene que defender y sostener que aquellos temas que son verdaderamente importantes no se simplifiquen y vulgaricen. Tenemos que blindarnos como comunidad para que el sistema patriarcal y el machismo no continúen permeando nuestras estructuras mentales y actitudinales.

Esto nos hablaría de una comunidad madura, formada y respetuosa de sus semejantes, libre de discriminación sexista implícita o explícita. Y esto no es sólo tarea de aquellos a los que les toca dirigir, es tarea de todos y todas, todos los días.

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