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Notas de Opinión Domingo 14 de Septiembre de 2014

Las dos miradas

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

Definitivamente, y no hay porque esperar en alguna clase de coincidencias si no las hubo durante esta década y pico de kirchnerismo, en el país existen dos miradas, las que deberán convivir hasta diciembre de 2015. No es necesario hurgar demasiado ni incursionar en el ámbito de la fantasía, pues es la diaria realidad la que nos impone este escenario tan curioso, tan desmesurado, casi siempre latiendo en el absurdo.

Cada mañana el relator oficial Capitanich, ese mismo que debe tener -así al menos lo demuestra- un bajísimo concepto respecto a la capacidad de comprensión de sus escuchas, por el contenido de su seriada colección de disparates, es un reflejo de esas dos versiones de la Argentina que tenemos ante nuestros ojos. Pero por cierto que se le suman muchas voces, por ejemplo la del a veces enfurecido defensor del modelo Víctor Hugo Morales, ese mismo que sigue diciendo que la escandalosa sucesión de hechos violatorios de la ley por parte del vicepresidente Amado Boudou es un invento de los medios hegemónicos que tiene como principal impulsor a Magneto, no habiendo tenido ahora mejor ocurrencia para tratar de refutar la pobreza que se multiplica como hongos después de una intensa lluvia, que esos dichos sobre las villas -antes eran miseria, hoy simplemente villas, para no herir susceptibilidades-, donde según su amplio y desarrollado criterio progresista son algo así como un lugar encantador para vivir, con todo al alcance de la mano y pudiendo sus habitantes ahorrar un montón de dinero en medios de transporte.

Ni que decir que estos dichos de Morales fueron el comentario más notable de ese día en los portales de internet y en las redes sociales. Como los diarios habían dicho que hay más gente pobre y se comprueba con sólo mirar cómo crecen las villas, el periodista uruguayo salió a decir, entre otras bondades de residir en uno de esos lugares, que es "fascinante" tener esa posibilidad. 

Por su parte Kicillof, el conductor de la economía y de casi todos los temas trascendentes por resolver -que no son pocos-, quien de paso tiene una desaprobación del 67% según las encuestas, aseguró en la semana que "la inflación dejó de ser un problema porque está en retirada". ¿Viven en una burbuja?, ¿no tienen parientes, amigos, que le digan aunque sea parte de la verdad? Negando la existencia de los problemas es una forma de no resolverlos, parece ser la metodología elegida para tratar de durar los 15 meses que faltan, que a este paso pueden parecerse mucho a una eternidad.

Veamos sino el tema de Aerolíneas Argentinas, que hasta ayer nomás era exhibida con orgullo, mostrada como uno de los logros épicos de la década ganada. Hoy, para desalentar el reclamo de ajuste salarial del 38% de los varios gremios, la dupla Kicillof-Recalde lanzó a los cuatro vientos que lo más que se puede dar es un 27% pues de lo contrario la empresa deberá cerrar sus puertas. ¿Una diferencia de 11 puntos en los salarios desequilibra a la empresa? Entonces no es tanto como lo vinieron contando como parte del relato, salvo que el desequilibrio se produzca por los casi 4.000 militantes de La Cámpora que ingresaron como empleados estos últimos años.

Entre enero y agosto se llevan pagados 8.551 millones de dólares para importar energía, producto de la política populista de los subsidios -que este año insumirán 5 veces más que todo el presupuesto de la salud-, lo cual junto a la inflación son los dos problemas más graves de la economía. Y aun cuando la estatización de YPF forma parte de la épica, la cual es cierto que aumentó su producción, el total del país en el último año cayó 0,8% en generación de gas y 2,5% en petróleo.

Y mientras todo este descalabro es cada vez más complicado de ocultar, siquiera se alcanza a disimularlo, desde la otra mirada ajena a la realidad, se nos ofrece la posibilidad de trasladar la capital del país a Santiago del Estero -¿habrá existido algo más inoportuno?-, o de construir el edificio más alto de Latinoamérica y un espacio verde parecido al Central Park de Nueva York en la isla Demarchi, donde hace dos años se había anunciado convertirla en una especie de Hollywood argentino, pero la realidad nos muestra que hoy sigue siendo un lugar en ruinas y receptor de basura. 

Aún frente a este escenario, la oposición permanece errática, imbuida en rencillas internas, dando la sensación que atrae más el festín del poder que la verdadera vocación de resolver la situación de un país que sigue desaprovechando oportunidades.

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