Por Por Lisandro Luis Mársico
Recordar la personalidad de Lisandro de la Torre, distinguido tribuno de la democracia, varón ilustre, ejemplo de honestidad intelectual, insobornable patriotismo y respecto a sus semejantes; entiendo no es un homenaje de características necrológicas, ya que si una colectividad civil, como el Partido Demócrata Progresista, cual fue su fundador, llegará en el presente año a su centuria, constituye ello el más claro testimonio, de que la figura del Dr. de la Torre, está presente en todos aquellos ciudadanos que, más allá de las adversidades, hoy seguimos su ideario.
Escritor, crítico mordaz, estadista, con dotes de pensador y sociólogo, poseía una oratoria extraordinaria, jamás tuvo como meta en sus brillantes exposiciones llamar la atención a través de la magia que poseían sus palabras. Al iniciar su conferencia Intermedio Filosófico, aclaró: “Nunca he sido conferencista, nunca he sido profesor y nunca he cultivado la palabra como arte. Me he valido de ella como de un medio de acción en la vida pública”.
Dueño de un temperamento poco habitual en la clase política argentina de un pasado reciente, a los 20 años se recibe de abogado, siendo que, cuando todavía contaba con 21, participa como centinela de la Revolución del Parque (1890), movimiento que lo aproxima a las figuras de Alem y Del Valle.
Retó a la muerte, cuando atravesando la Plaza de Mayo de la ciudad de Rosario, abrió el paso de la Jefatura de Policía al grupo de cívicos que lo seguían, en una magnífica gesta de rebelión popular, que se cristalizaba en la Revolución de 1893.
Como Diputado y más tarde en el Senado de la Nación, desafió la hostilidad, la calumnia y la persecución, lo vemos enfrentarse a la oligarquía que entregaba el país al capitalismo internacional, luchando desde su banca, en soledad, a favor de la riqueza nacional, expoliada por la complicidad entre intereses nacionales y las empresas extranjeras.
Los años no amenguaron su combatividad, al contrario conservaba su indomable energía y su profunda indignación frente a las fuerzas opresoras del país. “La industria más genuina del suelo argentino, la ganadería, se encuentra en ruinas por obra de dos factores principales: la acción extorsiva de un monopolio extranjero y la complicidad de un gobierno que unas veces la deja hacer y otras la protege directamente. Las protestas de las víctimas viene de mucho tiempo atrás y mi pedido de investigación fue una de las tantas manifestaciones de un viejo anhelo público: poner remedio a una situación desesperada”.
Así dio comienzo, en la tarde del 18 de junio de 1935, en el recinto del Senado de la Nación, la interpelación más resonante y tremenda contra un régimen, que haya tenido lugar en el Parlamento Argentino. Debate que sacudió a la opinión pública, que mostró una estructura colonialista y puso al descubierto mediante la denuncia a la oligarquía tentacular, cómplice y beneficiaria de la expoliación del país. Su mentor y protagonista fue un hombre, que para ese tiempo contaba con 67 años; se llamaba Lisandro de la Torre.
Allí también, en ese recinto y con motivo de su denuncia, empezó a incubarse la tragedia que culminaría con el insólito asesinato del Dr. Enzo Bordabehere, senador electo de la democracia progresista por Santa Fe.
Si bien, la referida interpelación dejó al descubierto ante todos, una de las formas de vasallaje más tristes que soportó nuestro país, el infortunio de su discípulo, amigo y correligionario Bordabehere, lo subsumen en una recóndita tristeza, presentando su renuncia a la banca de senador en enero de 1937. Posteriormente dictó algunas conferencias sobre temas filosóficos y políticos, siendo estas sus únicos regresos a la vida pública que se permite.
El 5 de enero de 1939, murió de su propia mano.
Se preguntó alguna vez el Dr. Mario Verdú “¿De la Torre fue un político?” y luego exclamó: “Fue repúblico. Quiso alzar al pueblo a un trono de dignidad. Fue un rebelde que buscó liberar al hombre sometido a la multitud, que le impide ser libre de pensar y actuar por sí, en tanto vegeta en la pasividad del rebaño”.
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