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Notas de Opinión Jueves 4 de Abril de 2019

Lo que no vemos

El 1% de la población mundial acapara el 82 % de la riqueza generada.

Juan Carlos Fessia

Por Juan Carlos Fessia

Mientras que la fortuna de los más ricos no para de crecer, casi la mitad de la población mundial vive con menos de de seis dólares al día. Las diferencias atrapan fundamentalmente a los más pobres, donde sus sufrimientos y penurias son ya una rutina diaria.

Ningún G20, Foro Económico de Davos o cualquier encuentro internacional de naciones, no puede, no sabe o no quiere tratar en forma acabada, la posible disminución de la pobreza global. ¿Es acaso la pobreza, una herramienta para someter a los pueblos, en el dominio y el control de sus propias acciones, para no poder lograr un bienestar general? 

El armamento que diariamente se produce en el mundo, para que “El Señor de la guerra” satisfaga sus ambiciones de control geopolítico y dominación de las economías, eliminándolos sería suficiente para terminar con el hambre y las miserias en el planeta, se estima un gasto de 1 millón de dólares por minuto. 

Por dar un ejemplo, Argentina desperdicia el 13% de la producción de alimentos, más de 400 toneladas por día, y en el mundo se desperdician 1300 millones de toneladas (un tercio de la producción mundial) por año, mientras que 815 millones de personas padecen de mal nutrición, según informa la FAO (Organización de las naciones unidas para la agricultura y la alimentación). 

Por otro lado, la tecnología ha colonizado en la ignorancia como nunca a un sector que no puede entender, comprender la nueva dinámica de la globalización. Los países ricos comienzan a tener sus grietas sociales, por ejemplo Francia, con los chalecos amarillos, dado que todo lo que brilla no es oro.

El 1% de la población mundial acapara el 82 % de la riqueza generada, lo que indica que 4.000 millones de personas no pueden disfrutar de un bienestar que les permita vivir dignamente. En el año 2017 se generó el mayor incremento del número de personas cuyas fortunas superan los 1000 millones de dólares.

En América Latina y el Caribe, el 10% de la población concentra el 68% de la riqueza total. En el actual sistema de vida, donde las democracias pretenden bajo sus principios una distribución equitativa de la riqueza pasa a ser un paradigma utópico.

Los accionistas de las grandes empresas aumentan sus ganancias a expensas de los trabajadores, que son los verdaderos productores de las riquezas, las cuales no solo no la perciben, sino que además se ha incrementado la erosión de sus derechos, por sus condiciones laborales en muchos casos paupérrimas y por el constante deterioro de sus salarios, consumidos por la inflación y las devaluaciones en relación al dólar, patrón de estancia de muchos países.

Dicho por muchos economistas de renombre mundial, el sistema económico está fracasando porque muchos países capitalistas del primer mundo imponen sus condiciones por sobre los derechos a poder vivir decorosamente.

Todos los países que pidieron préstamos al Fondo Monetario Internacional (FMI) no han podido salir de sus crisis, un ejemplo actual es Grecia y más tarde o más temprano podrá ser Argentina.

El cumplimiento a las exigencias del FMI, representan en un país al corto o mediano plazo, más pobreza y ante la posible falta de pago de los compromisos asumidos irresponsablemente, se puede caer en default. “Cuando observemos el calzado de las personas, podremos darnos cuenta del estado de su condición social”, “La única verdad, es observar y comprender la realidad”.



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