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Notas de Opinión Domingo 3 de Abril de 2011

Los escenarios del mundo del revés

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

Entre otros mundos, que por cierto los hay y de todo contenido, hubo tres sucesos que por estos días centralizaron la atención pública de manera especial. El bloqueo frente a plantas impresoras de diarios en Buenos Aires, que no pudieron por lo tanto poner en circulación sus publicaciones -casos de Clarín y Olé, además de La Nación que tuvo gran retraso por esa misma causa-; la distinción a Hugo Chávez por su contribución a la libertad de prensa en la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata; y el escrutinio en Chubut, que más allá de quien gane, es una cabal muestra del tobogán en que se encuentra la política argentina. Con el anuncio de Das Neves retirando sus aspiraciones presidenciales en realidad no alcanza,  más apropiado sería una retirada total y absoluta, camino que deberían elegir varios. Y cumplirlo, no sea cosa que imiten a Duhalde, en un regreso donde se visualiza mucha pena y poca gloria. 

Tal vez, y frente a estas reflexiones iniciales, valdría la pena hacer una apelación a la memoria en el momento de definir el voto, que es la única posibilidad que nos queda, que en verdad no es poco, como a veces se llega a suponer en momentos de ciertos planos pesimistas.

Volvamos a la realidad. Como solía decirse, y con razón, sobre el bloqueo a Clarín "corrieron ríos de tinta", prácticamente se dijo todo, aunque siempre queda algo, pues el caso todavía no tiene signos de agotamiento, a pesar de la semana transcurrida, que especialmente aquí puede parecer una eternidad, pues el vértigo siempre suele superarnos. Los detalles se conocen, y seguro se recuerdan -por frescos- a la perfección, pero tan grave como el hecho mismo fue lo ocurrido después con las explicaciones de la ministra Garré.

Dejemos de lado el hecho en sí, digamos por ejemplo que las culpas sean repartidas, pero ¿y las responsabilidades? El comunicado del Ministerio de Seguridad, recurriendo a datos falseados, es realmente grave. Si esa es la forma de conducirse por parte de quienes tienen la obligación de cumplir la ley más que nadie, aunque todos debamos hacerlo, debemos convenir entonces que estamos realmente volando bajo. Decir que se equivocaron de número de teléfono del fiscal Cearras, directamente es una gansada. No cabe otro calificativo.

Lo del premio "Rodolfo Walsh" por su aporte a los medios de comunicación al bolivariano Chávez fue, a nuestro entender, un absoluto desatino, dicen que la idea fue de Gabriel Mariotto, nada menos que titular de la Autoridad de Servicios de Comunicación. Y si este es el pensamiento que prevalece, distinguir a alguien que en su país cierra, persigue y sanciona a los medios, entonces debemos descartar el supuesto conflicto gremial como generador del bloqueo a Clarín, quedando bastante claro desde donde fue orquestado.

"La mejor ley de medios es la que no existe", contundente frase al presidente uruguayo Pepe Mujica, insospechado de derechista, oligarca, y seguro que más progre que la mayoría de los que por estos pagos se calzaron ese disfraz, dejándose llevar por una oleada que ahora también incluye a Menem y Saadi, quedando a la vista que hay sitio para todos, y que las ideologías, dogmas, pragmatismos y ortodoxias, son terminologías vacías de contenido que se utilizan como barniz de acomodaticios discursos vacíos de contenido, y más aún de verdades.

En realidad, la única regulación que tiene verdadera trascendencia sobre los medios de comunicación es la que determina el público. Miren el caso del Gobierno, desarrollando una enorme batería informativa que incluye diarios, emisoras y canales -costeada con el dinero de todos nosotros-, pero con un poder de llegada casi inexistente. Quizás salga un decreto con la obligación de leer, ver y escucharlos. ¿Este es el criterio que se tiene de la libertad de expresión? En realidad, se buscó recortar a algunos grupos, pero a la vez formando el propio, definición que podría servir de síntesis.

Y en el cierre nos corremos al sur. Chubut es el escenario de una verdadera vergüenza, datos equivocados, conteos burdos, hasta urnas vacías. Das Neves podría llamarse a un saludable silencio por un tiempo. 

De paso, con semanitas como esta, Timerman, Boudou, Moreno, De Vido y Aníbal Fernández, agradecidos. Por unos días los corrieron del centro del escenario, aunque seguro que muy pronto estarán nuevamente ahí. 

No es sencillo comprender y explicar ciertos escenarios, que más que al derecho, parecen extraídos de ese recordado mundo del revés de la Walsh.

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