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Notas de Opinión Domingo 20 de Enero de 2019

Macri esclavo

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

Hace unos  2300 años Aristóteles dijo "el hombre es esclavo de sus palabras y dueño de su silencio". Definición bien al estilo del peso pesado de los filósofos, que perdura a través del tiempo, con un sello bien claro de sencillez y profundidad, pero que pese a los siglos transcurridos parece no haber sido tomada en serio. ¿Un caso bien concreto y reciente? -aunque podría engrosarse con una lista interminable de ejemplos- fue el del presidente Macri con algunos dichos de  sus comienzos, como "el mejor equipo de gobierno de los últimos 50 años", "la meta es pobreza cero", "no se  pagará más el  impuesto a las ganancias", "el esfuerzo será sólo en el primer semestre" y tantos por el estilo, aunque dada su actualidad por estos días que corren en que se difundió la inflación anual de 47,6%, fue todo lo referido a este tema lo que se lleva el estandarte, cuando decía que el flagelo era "la más clara demostración de la incapacidad para gobernar", que no existía economía alguna que pudiese crecer con inflación, que los más castigados eran los pobres y tantas cuestiones por el estilo que son caballito de batalla previo a las elecciones pero que luego nadie consigue solucionar. Sea de derecha, izquierda, centro, ultra o moderado, progresista o fundamentalista. Al fin y al cabo son sólo cartelitos que cada uno se cuelga cuando hay que sacar alguna ventaja, aunque excepciones existan. Pero sin dudas, las palabras de las cuales Macri es más esclavo fueron "la inflación es muy fácil de solucionar". No necesita añadiduras, la realidad es elocuente, basta y sobra.

Al menos hoy no se formulan más esta clase de apreciaciones, ni tampoco se hacen estimaciones ridículas sobre cómo estará la inflación, el dólar y la economía, pues queda claramente en evidencia que nadie sabe absolutamente nada y toda esa numerología es mucho más complicada de lo que suponían y las soluciones no dependen sólo de las decisiones propias, sino también de las externas. Aunque, debe dejarse sentado, que en materia de actuación propia todo fue tan pobre y mezquino que lo menos que podemos esperar es que este costosísimo aprendizaje haya dejado alguna enseñanza. Por empezar, que la palabra  "gradualismo" sea borrada de un plumazo del gobierno, pues en rigor de verdad fue sólo una pérdida de tiempo para finalmente llegar a un extremo en que deben tomarse ahora las medidas que no se tomaron tres años atrás. Aunque con márgenes mucho menores, al punto que el prometido déficit cero ante el FMI ya está corriendo serio riesgo menos de 3 meses después. Algunos paragüas ya comenzaron a abrirse.

Algunos dijeron que el reciente encuentro de Macri con Bolsonaro fue el de la lentitud con la rapidez. Extraña mezcla, si es que puede hacerse. De la lentitud tenemos demasiadas pruebas a la vista; de la rapidez algunos anticipos que despiertan tanta admiración como rechazo. Lo mejor será aguardar que pasen unos  meses, no olvidemos cuando en tiempos de Alfonsín se decía "ojalá tengamos un presidente como Alan García". Aunque bueno, nada puede sorprender demasiado, si hoy mismo están quienes defienden a Maduro.

Lo cierto es que más allá de todo, con un nivel inflacionario así no tenemos futuro. Quinta inflación en el mundo entre 234 países, y no porque hayamos mejorado sino porque algunos empeoraron más que nosotros. En estos dos últimos meses el nivel comenzó a bajar, al igual que el dólar que parece estabilizado, pero el recorrido es tan breve que casi no justifica como motivo de expectativa y esperanza. La inflación baja porque la gente compra mucho menos, esa es la razón que parece más clara y contundente.

Lo que hoy domina el escenario, de los políticos al menos, son las elecciones. Nosotros en tanto, desde el llano, lo que nos sugiere es que eso sucede a pesar de los graves problemas que nos aquejan. Y más aún, que nadie hasta ahora nos ha mostrado una varita mágica, como la que aquí siempre se espera que aparezca. Mientras tanto, los días pasan y muy poco cambia. Las tarifas siguen aumentando. En la AFA se habla de renovación y designan a Menotti de 80 años, más allá del reconocimiento y respeto que inspira. Por su parte el papa Francisco sigue aclarando una y otra vez, antes con los pedófilos y ahora siendo el turno de la presencia vaticana en la asunción de Maduro en Venezuela, rechazada por casi todo el mundo. Con un dato contundente: la propia iglesia venezolana repudia al régimen que gobierna, incluso con legalidad sostenida con alfileres.

Pero no es todo, ni cerca, siempre hay bastante más. La patética imagen de D´Elía en una pileta de lona al lado del Obelisco reclamando por la condenada Milagro Sala. ¿Esa es la imagen del kirchnerismo? Ni que decir de los 4 años sin justicia por el asesinato de Nisman y enterarnos que recién ahora están entrecruzando llamadas telefónicas de entonces. 

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