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Notas de Opinión Miércoles 29 de Marzo de 2017

Macrismo: política exterior

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Rodolfo Zehnder

Por Rodolfo Zehnder


NOTA II


4) Un

gigante contradictorio.

Es

probable que el macrismo se decida a mantener y fomentar la relación

con China, tratando de no entrar en la incipiente confrontación del

gigante asiático que Trump parece alimentar aunque sólo pase de

amenazas verborrágicas. De todos modos, hay señales de alerta en

esta relación, en tanto el ímpetu de crecimiento del PBI chino se

ha frenado, y la magnitud de nuestras exportaciones corre peligro de

achicamiento. Complica más el panorama el fuerte déficit comercial

con China, que sigue inundando (¿hasta cuándo?) el mundo con sus

productos; déficit que el macrismo no parece encontrar la fórmula

para disminuir, aunque comenzó a desarrollar, como paliativo, una

política de acrecentamiento del caudal turístico chino hacia

nuestro país. Respecto de la cuasi “misteriosa” base (¿sólo

científica?) de China en Neuquén, el macrismo decidió no romper

lanzas y asegurar su continuidad, en un acto de crudo realismo, si

bien logró mejorar los términos del acuerdo; de todos modos, la

construcción de dicha base, de ignotos beneficios para nuestro país,

se constituye en un potencial punto de conflicto con el bloque

occidental aliado a Washington.


 5) La

vieja y adormecida Europa.

El grado

de incertidumbre que aqueja en especial a la Unión Europea, cuya

subsistencia se discute cada vez más entre los europeos, conduce

también a la falta de definiciones en este punto. No obstante, la

administración Macri optó por acelerar la firma de un acuerdo de

libre comercio entre el Mercosur y la UE, que ya lleva años de

discusión y de falta de resolución. Por otra parte, la posibilidad

de que en Francia, Alemania y Dinamarca advengan gobiernos de tinte

conservador y nacionalista, sin duda que no condice con el

diagnóstico inicial de Macri de una Argentina plenamente integrada a

un mundo cada vez más globalizado; a un mundo que, como se ve, en

lugar de integrarse cada vez más tiende a generar actitudes

centrífugas. El macrismo, ávido de recursos para el desarrollo, se

ha ocupado en tratar de lograr inversiones de capitales españoles,

franceses, alemanes y del Reino Unido (inaugurando así una nueva

relación con este país), cuyos resultados aún están por verse,

aunque el reciente anuncio de inversiones británicas parece marcar

el camino elegido, haciendo suponer que el Brexit puede ser

beneficioso para Argentina.


 6) El

continente explotado y olvidado. Africa,

el gran continente olvidado, no parece tampoco estar en la mira

directa de la nueva administración, si bien ya hay muchas voces en

la diplomacia argentina que alertan, con entusiasmo, acerca de la

posibilidad de acrecentar vínculos comerciales e incrementar

nuestras exportaciones. No olvidemos que Nigeria es el país que

ostenta la mayor tasa de crecimiento del producto bruto, de dicho

continente, y si bien han fracasado algunos intentos de aumentar el

intercambio comercial (Angola, por ejemplo), la relación con

determinados países africanos merece tener un carácter casi

prioritario, por su potencialidad, lo cual todavía no se avizora.


 7) Otra

gran posibilidad: El Sudeste Asiático. Esta

es otra área de gran desarrollo y crecimiento, que merece ser

explorada, y respecto de la cual se registran, por el momento, muy

tibios avances, que no se han traducido aún en hechos concretos.

Resultaría imperioso incrementar los contactos con Corea del Sur,

no sólo comerciales sino científico-tecnológicos, en tanto es un

país con un altísimo grado de avance en áreas estratégicas y que

realmente vive en el siglo XXI; sin olvidar a países como Vietnam,

que, al igual que China, sin perjuicio de su comunismo ideológico y

político, no ha dudado en incorporar elementos y valores del

capitalismo, como única manera de mejorar sustancialmente su

economía devastada por la guerra, objetivo que sin duda está

consiguiendo.

8) La

India en la mira.

El

gigante indio, el mayor productor de ingenieros en sistemas

informáticos del mundo, y el de mayor población a partir del 2050,

y en el cual se ha preocupado el macrismo en fijarse, es sin duda una

fuente formidable de posibilidades para nuestro país, no sólo en el

aspecto comercial sino también en el avance científico y acceso a

tecnologías de punta. Es quizá el gran desafío a emprender,

pletórico de posibilidades aún no exploradas, ya que el contacto

por el momento –tradicionalmente fue así- es mínimo, (quizá por

el abismo cultural que nos separa), si bien, como dijimos, parece

estar definida una política de acercamiento de mutuos beneficios.

Dependerá fundamentalmente de Argentina que tal política se lleve a

cabo, o quede –como tantas veces ha sucedido- en el terreno de las

intenciones.


 En

síntesis:

el mundo es un rompecabezas. Lo que ayer era hoy no lo es tanto, y la

incertidumbre cabalga sobre inequidades cada vez mayores, y un

creciente desarrollo del tráfico de armas, de personas (migraciones

cada vez más frecuentes y campo propicio para explotadores), y

drogas, así como del terrorismo, del cual ningún país está

exento. Las esferas de poder varían, nada es estable, y ante tamaño

desorden los Estados se van manejando con cada vez mayores cuotas de

pragmatismo, y no de principios. El macrismo parece haber tomado nota

de esta situación, y por tanto es comprensible su, de algún modo,

política de “esperar los acontecimientos”, ver cómo se va

reacomodando el tablero internacional. Ello no significa ausencia de

política exterior expresa, como criticó un eximio excanciller,

sino más bien una actitud de prudencia, de no jugarse cartas enteras

porque, como dice el vulgo, no se sabe bien “cómo viene o vendrá

la mano”. Claro que, en un mundo tan dinámico, donde la celeridad

y profundidad de los cambios es una característica insoslayable,

como en una partida de ajedrez es conveniente mover las piezas, con

jugadas tácticas pero teniendo en cuenta la estrategia para llegar a

un resultado apetecible. Ello exige un profundo conocimiento de la

realidad y dinámica del mundo contemporáneo, de la relación de

fuerzas, y tal conocimiento no parece haber estado presente a menudo

en la historia argentina, más acostumbrada a actuar y reaccionar

según determinadas situaciones y estímulos, y estertóreos

manotazos de ahogado, zigzagueando sin rumbo fijo, cayendo a veces en

ideologismos estériles, renuente a trazarse objetivos claros y a

largo plazo, y a desarrollar las políticas adecuadas en

consecuencia, sea cual fuere el gobierno de turno.

(*) Miembro

del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, la

Asociación Argentina de Derecho Internacional, y el Centro de

Estudios Internacionales de la UCSE/DAR.

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