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Notas de Opinión Domingo 12 de Febrero de 2017

País de la sospecha

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

País realmente complicado la Argentina, y tal vez mucho más que eso, pues quienes gobernaron los últimos doce años quedaron procesados a granel desde la misma ex presidenta Cristina Kirchner y su vice Amado Boudou para abajo, con toda la larguísima serie de irregularidades y hechos ilícitos que aún hoy, a casi quince meses de su alejamiento del poder, siguen apareciendo como tristes comprobaciones de lo que en realidad fue ese período nefasto, mientras que el nuevo gobierno, que llegó con la tarea de recomponer el estado de una economía tambaleante y maltrecha, pero aún más que eso restablecer la credibilidad perdida, se encuentra trastabillante en ambos objetivos.

La economía es cierto que todavía necesita de varios remiendos importantes y las soluciones pueden demandar muchísimo más tiempo que el apresurado plazo del segundo semestre, o el corrimiento al año actual que se hizo con posterioridad. Hasta los más optimistas, desde los despachos oficiales, empezaron a hablar que se requerirá toda la extensión del mandato, suponemos que la referencia apunta hacia un reordenamiento completo, porque si los que conforman el 32 por ciento de pobres deben aguardar hasta 2019 para recibir soluciones, entonces estamos realmente frente a un dilema muy grave.

En cambio, donde no se debería dejar el más mínimo resquicio de duda, es en la absoluta transparencia que deberían tener todos los procedimientos, que en realidad de absoluto no tiene nada. Es más, se van sucediendo algunos hechos muy difíciles de explicar, y que aún tratando de hacerlo, deja como saldo una credibilidad malherida. Primero el asunto de Gustavo Arribas, el jefe de los espías, que apareció cobrando 74.000 dólares provenientes de una cuenta de Hong Kong que era utilizada para pagar las coimas de la brasileña Odebrecht; las explicaciones no convencieron ni a los propios macristas. Primero que fue por la venta de un departamento, y cuando al parecer advirtió que se quedaba corto, cambió por la venta del amoblamiento y algunos cuadros. Resulta difícil creer cuando se procede de esta manera, y además con el retraso de tres semanas para empezar a poner alguna documentación sobre la mesa.

Y ahora, este asunto de la condonación de la deuda del Correo Argentino, que quedó pendiente desde comienzos del presente siglo. Se podrá explicar, presentar toda la documentación, y es probable que todo se encuentre dentro de lo legal, pero nadie podrá borrar en cambio que el presidente Mauricio Macri le está perdonando una millonaria deuda a su padre Franco Macri, pues Socma, la empresa concesionaria en aquel entonces que dejó de pagar el canon, era propiedad de los Macri. La cuestión es simple, no hay que dar muchas vueltas. Tal vez legal, pero éticamente reprobable. 

Y en el medio de todo esto, lo del feriado del 24 de marzo con el frustrado corrimiento, y además, las lamentables declaraciones de Gómez Centurión, defendiendo a la dictadura. Es verdad que cada uno es dueño de decir lo que quiera, pero cuando se es gobernante cambia la cosa. Sino, preguntarles a Prat Gay y Melconián como les fue haciendo públicas algunas disidencias con posturas oficiales.

Muy atrás quedó la drástica decisión cuando saltó el caso del periodista Fernando Niembro, quien fue borrado de la lista de candidatos con la velocidad de un rayo. Era distinto, se sacaron de encima un piantavotos.

Es verdad que el gobierno macrista debe soportar una verdadera andanada de denuncias que provienen desde el fogoneo kirchnerista -buscando así de contener la avalancha que les vino encima-, quedando claramente expuesto con toda la operación llevada adelante por el ex juez Zaffaroni ante organismos internacionales para el pronunciamiento en favor de la detenida Milagro Sala. Cuando salen a la luz esta clase de episodios, siempre se dice "dejen actuar a la justicia", pero cuando actúa -como ahora en Jujuy- y las decisiones no son las que pretenden, entonces salen a denostarla.

Mientras tanto, los del otro lado de la grieta se aprestan a un desfile en masa por los estrados judiciales, con Cristina a la cabeza, mientras siguen vociferando como única estrategia que son víctimas de "persecución política". Decimos ¿y si presentaran alguna prueba que los exima de las culpas que se les adjudican? Una sola, pero ni eso. La fortuna de los Kirchner,  Boudou, De Vido, del bolsero López, Máximo y Florencia, Báez, Cristóbal López y tantos otros chorros sin tanto cartel pero que también se enriquecieron, debe haber salido de un repollo. Dicen ser exitosos, pero cometieron tantas torpezas que las pruebas los abruman.

Pero claro, casi siempre todo va confluyendo hacia la Justicia, siendo entonces cuando se generan las mayores dudas. ¿Van a favor o en contra? Nunca se sabe. Aunque las formas legales seguramente indiquen otros caminos, hay muchos jueces y fiscales que a esta altura es una vergüenza que sigan en funciones. Y sino, van por el camino corto de la renuncia, que los retira no con honores pero sí con jugosas jubilaciones, cuando la aplicación más acertada sería el juicio político, destitución, oprobio y ni un peso de paga. ¿Acaso debemos hablar de Oyarbide? Macri optó por aceptar la renuncia. La cantidad de jueces que deberían ser borrados de la justicia es enorme. Vaya un botón de muestra: el juez que dejó libres a los comisarios coimeros -con dinero ensobrado a sus nombres de por medio- presentó la renuncia. ¿Corresponde premiarlo con la jubilación?

La noticia positiva: la apertura de la denuncia de Nisman ya está en marcha. Al menos por una vez, tal vez sepamos la verdad.

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