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Notas de Opinión Domingo 1 de Junio de 2014

Pelotazo en contra

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

¿Usted recuerda cuando hace casi cinco años se anunció el Fútbol para Todos? Al Estado no le iba a costar un peso, pues con la publicidad e ingresos por otros conceptos se iba a juntar tanto dinero que no sólo iba a alcanzar para financiar el fútbol sino que el sobrante iba a ir para sostener los deportes amateur. Aquella foto de la presidenta Cristina Fernández, junto al sempiterno presidente de la AFA Julio Grondona y del hoy senador Aníbal Fernández entonces entusiasta impulsor de esta iniciativa, con las rimbombantes declaraciones de ocasión, seguramente permanece en el recuerdo de más de uno. Y quien tenga alguna mínima duda, están los archivos para ratificarlo, los que no dejan margen para ninguna otra especulación.

Otra pregunta, ¿sabe cuánto dinero nos está costando desde entonces el fútbol gratis? Pues 6.000 millones de pesos. El objetivo de entonces fue cumplido: despojar al monopolio Clarín del negocio del fútbol televisado, cuando estaba en pleno apogeo una guerra que, más allá de batallas ganadas por uno y otro bando, a los argentinos nos ha costado muchísimo. En todo sentido, se ha desperdiciado tiempo e ingenio en tratar de voltear a Clarín, cuando hubiese podido volcarse en la solución de otros problemas, todos esos que hoy están saliendo a la superficie y asfixiando a un modelo que todo su esfuerzo está puesto en tratar de llegar a diciembre de 2015 y que se haga cargo el que venga. Pero también nos ha costado muchísima plata, nada menos que 6.000 millones de pesos, y para colmo de males, para que todo siga como siempre.

Seguimos con los interrogantes, ¿mejoraron los clubes? ¿se eliminaron los barras brava y los desmanes en los estadios? Da la impresión que por el contrario, todo fue empeorando, llegándose al extremo de no poder compartir un partido dos hinchadas. 

La frutilla del postre de este desaguisado en que se convirtió el fútbol, al que se intentó convertir en una distracción al estilo del Coliseo de los romanos, es que también aquí como en tantas otras áreas faltaron los controles. Se dilapidaron montañas de dinero, para que se distribuyan alegremente, la mejor manera para que queden fuertemente instaladas las sospechas sobre corrupción. De esa manera se hizo con los subsidios que se distribuyeron a troche y moche, con los cientos de millones dados gentilmente a las Madres de Plaza de Mayo para construir viviendas, o la millonada que lleva consumida Aerolíneas desde que fue reestatizada, entre otros.

Justamente, tanto como el dinero malgastado en el fútbol, el caso de la empresa aérea merece alguna referencia ampliatoria, aunque en realidad cada caso se ajusta a esas características por la cantidad de nuevos millonarios que fueron apareciendo estos años en la Argentina. Veamos, cuando 2014 llegue a su final y con otros 2.800 millones que se deberán transferir a Aerolíneas este año para que pueda sostenerse, desde 2008 en que fue recuperada como línea de bandera con todos los bombos, platillos y sonar de clarines, serán 20.000 los millones con ese destino. La administración contable de una empresa de este volumen y con tanto dinero, es realmente una verguenza, pues así acaba de decirlo un informe de la Auditoría General de la Nación, el cual trató de ser evitado que se difunda pues deja al desnudo los desmanejos ocurridos en la empresa, a la que se trata en cambio de presentar como prolija y eficiente. 

Las deficiencias de orden administrativo, contable, financiero y control son tan groseras, que resultan inadmisibles en una compañía que maneja presupuestos de cientos de millones de dólares y unas 11.000 personas que trabajan en ella, de paso, una plantilla que fue generosamente ampliada en alrededor del millar de agentes en este último tiempo, casi todos en cargos superiores con muy generosos sueldos. 

Aunque estas malversaciones las terminamos pagando siempre nosotros, peor es el caso cuando se trata de reductos que no son públicos, como el fútbol, más aún bajo la absoluta hegemonía de alguien como Grondona que impuso la férrea ley de la billetera desde hace varias décadas, siendo en tal sentido un anticipado al modelo kirchnerista que calcó ese estilo.

Cuando empezó el fútbol para todos el déficit conjunto de los clubes era de 400 millones de pesos, desde entonces la AFA recibió 6.000 millones, y ¿saben cuánto deben ahora los clubes? Pues 1.600 millones, cuadruplicaron sus deudas, que aún con inflación y todo es un verdadero disparate. Impera el criterio, no en todos aclaramos pues también aquí existen excepciones cuando en realidad deberían ser la norma, que se arregle el que viene. Veamos lo ocurrido en Colón de Santa Fe, no hay que retroceder demasiado, por otra parte bastante común en casi todo el resto. Se les da el dinero, ¿quién los controla? Pero claro, cómo pretender algo así si a la AFA, mejor dicho al bolsillo de Grondona, tampoco nadie lo controla.

Es que, desde hace varios años, todos los controles que había en el país fueron borrados del mapa. Echemos una mirada alrededor y veremos con qué escenario nos encontramos, en casi todos los ámbitos.

Pero además, la semana tuvo dos hechos notables, que el espacio limita desarrollar, pero que la mención corresponde. Uno, por positivo, como el acuerdo con el Club de París, aunque nos quedan reservas en cuanto al optimismo pues se abre la puerta hacia el endeudamiento, poco a poco retrocediendo en casi todos los pasos que se dieron hacia adelante. De todos modos quedó opacado por el otro episodio, el del inefable vicepresidente que nos tocó en suerte, pues Amado Boudou finalmente recalará a indagatoria en la justicia, abrumado por las pruebas en su contra. Aunque, quizás todavía no se hayan barajado las últimas cartas del naipe.

 

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