Por Roberto F. Bertossi
En estos últimos años, vienen proliferando seudo cooperativas y mutuales alentadas, autorizadas, toleradas e inficcionadas ilegalmente por el INAES exponiendo públicamente a todo género de torpezas la mejor tradición secular como el enorme prestigio de auténticas y genuinas cooperativas y mutuales, derivándose de todo eso, operaciones y articulaciones de infaustos subdesarrollos morales.
¿Qué es el INAES? Es el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social, depende del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y tiene a su cargo en todo el país la regulación, el control y la sanción de todas las cooperativas y mutuales argentinas.
El actual deslucimiento, la deshonra mutual, la prostitución y el bastardeo cooperativo, los usos y abusos indignos de figuras tan nobles para el desarrollo social y económico argentino sólo puede corresponderse con una deslucida, desdorada y mancillada administración pública.
Eficacia solidaria: para la doctrina cooperativa acreditada y validada, la obtención de recursos, la financiación, la producción, la industrialización, la distribución, el consumo y todas las fases del proceso económico mutualístico, tienen ineludiblemente implicaciones morales.
Las cooperativas y mutuales en cuanto tales, ofrecen ámbitos en donde es posible vivir auténticamente relaciones humanas de amistad y de sociabilidad, de solidaridad y reciprocidad dentro de la actividad económica; esfuerzos propios, ayudas mancomunadas e intracooperaciones que en el ámbito de estas `casas solidarias´ vienen articulando e institucionalizando espíritus antropológicos y éticos que no cesan de contribuir fraternalmente al desarrollo humano desde la sociedad civil.
El binomio exclusivo entre mercado-Estado puede corroer la sociabilidad, mientras que las formas de economía solidaria que encuentran su mejor terreno en la sociedad civil –aunque no se reducen a ella- crean e incrementan sociabilidad.
En efecto, junto a los distintos tipos de empresas privadas, orientadas a legítimos beneficios, y las diferentes clases de empresa pública, también vienen actuando más o menos complementariamente, organizaciones productivas y de servicios que persiguen fines mutualistas las que, en no pocos casos, han llegado a suplir al Estado y en otros, corregir o moderar distorsiones del mercado.
De su recíproca interacción en el mercado se puede esperar una especie de mejor combinación entre los comportamientos de empresa y, con ella, una atención más sensible a una civilización de la economía.
Lo cierto es que en el campo cooperativo y mutual es donde se rescata y reivindica mejor la dimensión humana de la economía.
Preconclusivamente, ante flagrantes incumplimientos por parte del INAES a sus atribuciones, potestades, competencias y facultades conforme los artículos 99, 100 y siguientes de la Legislación cooperativa y mutual, verificamos difusiones fantasiosas de oportunidades de bienestar truncados con toda necedad ya que, en la realidad cotidiana dichas posibilidades reales de adelanto y bienestar vienen siendo obstaculizados recurrente y frecuentemente mediante mecanismos funcionales a las prácticas clientelares tradicionales, planes cooperativos "Argentina Trabaja") impuestas por intereses político-sindicales, mutuales-mesas de dinero-mafia de medicamentos-lavado de dinero, etc.) y corporativos, particulares e identificables.
Admitir sin más todas y cada una de estas "profanaciones" de cooperativas y mutuales no sólo puede implicar delitos sino, privarnos absurda, artera y vilmente de semejante eficacia, beneficios y humanismos solidarios.
Finalmente y ante la magnitud que vienen cobrando estos escándalos impunes -sin agua va por parte del INAES- corresponde demandar de nuestros representantes en el congreso, la más urgente interpelación del ministro del área con jurisdicción sobre el INAES como la inmediata intervención administrativa y/o judicial de este último porque, además de otras irregularidades, delitos, abusos y omisiones, se juega nuestra propia “cultura solidaria” y, con eso, con eso ¡ni se juega ni se delinque!
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