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Notas de Opinión Martes 8 de Mayo de 2012

Propuesta para alumnos en peligro

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Marcos mensa

Por Marcos mensa

Muchos adolescentes, para ir a la escuela, se desplazan a pie o en sus bicicletas muy temprano, cuando todavía no hay un atisbo de claridad. Actualmente el sol asoma unos minutos después de las 7:30. Su aparición irá retrasándose hasta alcanzar su demora máxima a las 8:03 los primeros días de julio. Estos chicos deben dar el presente a las 7:15, de manera que salen de sus casas hasta media hora antes, cuando el movimiento en las calles es escaso y la oscuridad aún sigue siendo una ventaja para el eventual delincuente, incluso con la iluminación artificial.

Dado que la inseguridad va en aumento, resulta imperioso anticiparnos a los hechos. Bien sabemos que el avance de la drogadicción hará que se multipliquen los robos en la vía pública, pues se trata de un vicio que exige el permanente reingreso de dinero. Además, no debemos minimizar el riesgo siempre latente de violación o secuestro.

Por otro lado, se exige a estos adolescentes que se levanten a las 6, cuando la mayoría de los adultos sigue durmiendo, inclusive quizás sus propios padres. Tal es así que no son pocos los chicos que se despiertan sobre la hora y sin desayunar salen a las corridas.

Lo ideal sería establecer un horario de ingreso razonable, después de las 8, cuando incluso el tránsito ya ha calmado. Asimismo, debido a que muchos edificios se utilizan para un turno tarde cursado por otros estudiantes, también debería modificarse su horario de inicio. Sin embargo, si hubiera un turno noche, como ocurre en varios establecimientos, ya no resultaría factible.

Propongo entonces reducir las 5 horas 45 minutos de la jornada escolar. Después de todo, es una exageración tener a un adolescente sentado tanto tiempo frente a un pizarrón, justamente a una edad en la que es un volcán contenido. Restringir la carga horaria no es una locura en una época signada por la tecnología. Ahora que todos los estudiantes secundarios a corto plazo tendrán su propia netbook, ese tiempo “perdido” de clase podría suplirse con actividades en el hogar. Y no es indispensable que cuenten con conexión a internet en sus casas, ya que existen muchos programas, herramientas y material de aprendizaje que no la necesitan. Estos recursos son amenos, intuitivos y están diseñados con una eficacia pedagógica sorprendente.

La situación de los niños del nivel primario es similar, aunque con su particularidad. Ellos ingresan a las 7:45 -que durante varios meses todavía es muy oscuro- y salen a las 12, entorpeciendo el tránsito que es intenso en ambos momentos y, lo que es peor, exponiéndolos a un accidente. Aquí la solución es más simple: si comenzaran a las 8:30, por ejemplo, finalizarían a las 12:45, sin superposición con los alumnos del turno tarde. Y si no, como mínimo, se podría aplicar el decreto N° 4720/61 el cual atinadamente previó, hace 50 años, que el horario de las escuelas primarias se retrasara media hora desde mayo hasta setiembre. Con más razón, en los tiempos actuales.

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