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Notas de Opinión Lunes 28 de Junio de 2021

¿Quién se robó mi Patria?

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REDACCION

Por REDACCION

Por 
Fernando J. Manfredi


De muy pequeño, con las piernas azules de frío, bajo un pantalón corto que sólo servía para cubrir la pudicia, indiferente al gélido día, luciendo un brillo poco acostumbrado en los zapatos, engalanado con el mejor guardapolvo blanco que mi mamá –con esmero y satisfacción- había planchado y almidonado, y por supuesto prolijamente peinado a “la gomina”, me concentraba en clavar el taco para dejar en claro mi gran orgullo y satisfacción que la situación me generaba.
Rodeado de mis compañeros de escuela iba a festejar un nuevo aniversario del nacimiento de la patria, de mi Patria. La escarapela que orgullosa en mi pecho latía al mismo ritmo que mi corazón, expresaba toda la felicidad que era capaz de sentir, así como la vista clavada en la bandera nacional que encabezaba nuestra jubilosa delegación.
Oír los primeros compases del Himno Nacional me transportaba a un supremo arrobamiento que sólo era superado por la vocalización de su letra que, conforme avanzaba, acercaba lágrimas a mis ojos.
Tantas veces me detuve ante un mástil sólo para ver flamear esa bandera mía que en cada onda, incansablemente, agradecía a aquellos hombres que sabiendo elevarse por sobre sus errores, sacaron lo mejor de ellos y sin mezquindad la pusieron como referente y símbolo incuestionable de cada lid que asumieron para darle seguridad y grandeza a la Patria.
¿Será a lo que se refería Darwin en sus estudios sobre la evolución de las especies lo que tanto afectó a los congéneres de mi Patria? Aunque todas las otras especies siempre evolucionaron para mejorar, potenciar sus dones, optimizar los recursos a su mano, asegurar y mejora su hábitat y fortalecerse asegurando que sus descendientes los supere. ¡No!
No debe ser esa la causa.
La cosa pública, no hay dudas, sólo es convocante y apetecible por aquellos seres mezquinos, avaros, inmorales, ávidos insaciables de dinero y poder; corruptos irredimibles sin la menor esperanza de arrepentimiento, desinteresados del bien público, desprovistos de sensibilidad, dispuestos al engaño y a la mentira, hábiles en la seducción y usufructo de la ignorancia y necesidad de las masas (lacras creadas y alimentadas a conciencia y beneficio propio), ágiles para trasladar culpas sin remordimientos ni límites. Si atendiéramos sus diatribas, única forma de expresarse, convendríamos que la culpa de nuestros males debemos endilgarlas a Adán y Eva.
Muy pocos son excusables. Son los “perros verde” del quehacer público, los cuales son rápidamente reprimidos y expulsados del ámbito, por ser considerado obstáculo del libre albedrío malsano, corrupto e impune que la mayoría ejerce.
Y así, de a poco, pero ininterrumpidamente socavaron no sólo el desarrollo y crecimiento de nuestra Nación, arrastrándola a la mayor degradación económica, cultural y financiera, discontinuando en muchos la vocación al trabajo, el apego a la educación, la esperanza en la justicia, el deseo de desarrollo personal con exaltación de principios, respeto de valores y aceptación de límites.
También descuidaron y vapulearon nuestros sentimientos patrios, haciendo que ellos se fueran disolviendo en la génesis de la cultura de las nuevas generaciones.
Nos empujan al olvido, desnaturalizan los puros sentimientos, siempre tan presentes en nuestro acervo cultural.
Están destruyendo mi Patria, y si no logran, la robarán.
Devuélvanme la Patria, o lo que de ella queda.


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